Templad, templad la lucha,

y el rictus de la cara,

templad la voz no sea que aflore el grito

ahogada por setenta y cinco años de silencio.

la lámpara de Picasso

que por el lienzo proyectaba

el resurgimiento de un pueblo.

La dignidad no tiene límite

y no se la desarma tan fácil.

Permanece erguida

porque la casta le viene de lejos

al olmo viejo de Machado

que sostenía aquella estirpe.

Pues de la tierra brotaba más elegante

que de costumbre

y enaltecía aquel nombre

que nos fue arrebatado

y siempre ha estado presente.

Contra la República no ha podido el oprobio

ni el plomo asesino

de algún general trasnochado,

y la revisión de la historia

que abatida se ha quedado

cuando ha sabido que la tricolor

era acosada por el infundio

desde un sillón de palacio.

A los hombres y las mujeres que la protegieron

cuando más falta nos hacía,

pues de aquel vientre

aquí quedaron sus deudos.

Ya ha germinado un inmenso bosque

y aquel olmo viejo

que reivindicaba la Memoria

ya no está solo.

Cantidad de seres animados la han forjado

y con paso firme y resuelto

proclaman como entonces libertad y justicia.

Aquí no ha habido derrota

si no la espera que desespera

los ideales.

Ni triunfo ni congoja

por el despojo inútil de la carne

esparcida en la calle,

por donde paseaba la risa

el yuntero, la dama y jugaba aquel niño.

No habrá lugar para el abatimiento

mientras aquel recuerdo

reverdece ante el espejo.

¡!Ay que hermosa es la conciencia

cuando desespera

porque no llega la justicia!!. 

Que la bota del fascismo

siga en la sima más profunda.

¡!Viva la Memoria y la democracia!! 

 ¡!Viva la República!!.