La flemática injusticia española PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por John Maynard   
Martes, 02 de Julio de 2013 00:00

 Normalmente no me gusta hablar de temas candentes, ya que cualquier cosa que se diga será ensordecida por los millones de voces simultáneas. Sin embargo, en esta ocasión, el tema nacional de la semana realmente lo merece.

Por supuesto, hablo del encarcelamiento de Luis, el Cabrón. La mayor parte de la gente pensará (y con razón) que hacía ya mucho tiempo que había llegado el momento de meter en la cárcel a este individuo. Esto es cierto, como también lo es que nada ha cambiado para solicitar su ingreso en prisión. Es decir, ¿por qué ahora y no antes? ¿Es que ahora puede destruir pruebas y fugarse y antes no? ¿Acaso no lo hemos visto viajando por el mundo durante toda la instrucción?

 

 Esto no quita que el auto de encarcelamiento, en realidad, esté muy bien redactado y no tenga agujeros. Como todos pensamos, había motivos más que sobrados para retener a este sujeto antes y esos mismos motivos siguen existiendo ahora. Bien por el juez. Pero quedan las preguntas: ¿por qué ahora?, ¿por qué no antes? ¿Qué ha cambiado ?

Pues lo que ha cambiado es la actitud de la Fiscalía, que ha solicitado el ingreso en prisión sin fianza de Luis Bárcenas, toda una rara avis considerando que venía actuando en este y otros juicios con extrema pereza acusatoria, si no con gran fuerza defensora. Es decir, la Fiscalía ha actuado como se supone que actúa una fiscalía con cualquier persona, y antes no lo hacía. ¿Por qué? Pues este es el problema y, créanme, es mucho más grave que el caso Bárcenas, Noos y el de los ERE juntos.

Y el problema no es otro que la ausencia de separación de poderes. En este país tenemos una fiscalía completa y totalmente dependiente de manera jerárquica del Ministerio de Justicia. En otras palabras: el Ministro de Justicia puede ordenar a los fiscales cómo actuar, puede decirles que defiendan a Blesa con uñas y dientes o puede decirles que sean duros con Bárcenas porque eso es lo que le interesa en ese momento.

Pero lo triste de esto no que realmente no exista separación de poderes en este país, ni siquiera que esto sea algo flagrante; lo más miserable y lamentable es que en los medios de comunicación nacionales jamás se cuestiona nadie ni esta ni otras muchas cosas que hacen que esta democracia solo sea formal.

Cuando alguien insinúa que la Fiscalía está dirigida por el Ministerio de Justicia (cosa que objetivamente es así, de manera formal inclusive), se le inquiere rápidamente si considera que el Fiscal está prevaricando (hermoso delito, la prevaricación; más adelante hablaré de él). Como quiera que acusar a alguien de un delito tan serio en público supone una gran exposición legal por afrentar el derecho al honor del interesado, el audaz contertulio se retracta apresuradamente y el tema se vuelve a dejar en el olvido.

Y, sin embargo, se mueve, que diría Galileo. Pese a que los tertulianos se curan en salud, pese a que no se hable del tema, realmente, la Fiscalía está dirigida de manera jerárquica por el Ministerio de Justicia, que puede hacer y deshacer a su antojo.

 

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Fuente: La Columnata / la mano que mece el mercado