Pablo Casado, el feloncito PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Hugo Martínez Abarca   
Viernes, 19 de Octubre de 2018 04:52

Hay palabras en castellano que ya sólo se usan en un concretísimo contexto. Una es 'felón' que sólo se usa para hablar de Fernando VII, el rey felón. Según el diccionario 'felón' es quien realiza una deslealtad, una traición, una acción fea... pero en mal. La traición y la deslealtad no pocas veces es la acusación a quien piensa por si mismo, a quien no es sumiso, a quien actúa con criterio propio: a quienes así actúan muchas veces les acusa de traidores quien quería obediencia y sometimiento y no lo encuentra. La felonía no, no hay por dónde coger la felonía; la felonía la comete un tipo que es un mierda. Fernando VII se ganó su simbiosis con la palabra 'felón' por irse a Francia a pactar la ocupación de España, el país del que era rey, para evitar la libertad del mismo e invadirlo por una potencia extranjera sin más provecho propio que someter al país que se le podía rebelar: seguramente para él los españoles fueran unos traidores a su regia figura, por eso él decidió colaborar en su sumisión aunque ni siquiera a él le trajera gran beneficio.

Pablo Casado está difundiendo su voluntad de ir a Bruselas a emular a Fernando VII. Pero Pablo Casado no merece el calificativo de felón. Le queda grande.

Dice que va a Bruselas para que la Comisión Europea someta al Congreso de los Diputados, esto es, que la representación de la soberanía nacional no pueda aprobar los presupuestos nacionales porque lo impiden las potencias extranjeras. Recordemos esto la próxima vez que Pablo Casado hable de Cataluña y diga que la soberanía nacional no se negocia. Pablo Casado, como Albert Rivera, tienen perfecto derecho a oponerse a los presupuestos, buscar aliados parlamentarios, movilizarse si encuentran españoles dispuestos y, en última instancia, decir que son un desastre y usarlo para las próximas elecciones generales; pueden incluso recurrirlos al Tribunal Constitucional. Pero lo que están intentando es un ataque ilegal a la democracia (impedir en la Mesa del Congreso que el Pleno del Congreso pueda siquiera debatir los presupuestos) y un ataque injusto a la soberanía nacional (intentar que desde fuera de España se impida a España dotarse de unos presupuestos absolutamente legítimos).

Sin embargo, Pablo Casado no va a Bruselas a tumbar los presupuestos. Su anunciada felonía no es más que otro episodio de su reiterada búsqueda de titulares haciendo el ridículo. Casado va a Bruselas porque todos los dirigentes de partidos populares tienen reuniones en Bruselas estos días. Volverá fotos con sus compañeros, Merkel y Viktor Orban. Y nadie le hará mucho caso. En medio de la negociación del Brexit y el reto de Italia, que Portugal y España hagan de Iberia la punta de lanza de la recuperación de las políticas sociales, la recuperación de los derechos y la expansión económica es un problema menor incluso para los más rígidos burócratas neoliberales de la UE.

Pablo Casado intenta ser un feloncito, Un impotente que hace como que quiere traicionar a su país cuando lo único que busca es casito, como cuando hace el ridículo hablando de la Hispanidad o de la eutanasia. No, no es un rey traidor que vaya a conseguir que ocupen a su país para impedir que prospere dándole la espalda. Ya quisiera. Es mucho más patético que eso Pablo Casado, el feloncito.

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Fuente: Quien mucho abarca