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14 N: Cuando sobran los motivos sobran también las excusas |
Opinión / Actualidad - Laboral |
Escrito por Juan Rivera |
Viernes, 09 de Noviembre de 2012 06:15 |
Releyendo lo escrito por el joven Engels sobre la situación de la clase obrera británica en la primera mitad del siglo XIX, resulta llamativo constatar la vigencia en nuestros días de aquel sistema económico, capaz de fracturar conscientemente la sociedad en dos partes irreconciliables: una minoría a la que se le quedan chicos todos los adjetivos sobre su fortuna,pues han realizado un proceso de acumulación de riquezas -sin freno ni trabas- a costa de una mayoría que ve deteriorarse cada día más sus condiciones de vida, hasta situarse sólo un escalón más arriba que las bestias de carga y muchos peldaños abajo -en la consideración del patrón empleador – que los caballos montados en la caza del zorro.
También llama poderosamente la atención comprobar la fortaleza inmisericorde de su hegemonía, capaz de articular una superestructura ideológica que ha conseguido borrar de la historia -oficialmente contada - el exterminio que supuso para el proletariado de la época ( por su duración y número de masacrados) la aplicación en sus carnes del liberalismo triunfante.Todo el proceso histórico se nos presenta en positivo y sin aristas.
Por desgracia, doscientos años después estamos otra vez inmersos en un ciclo que vuelve a repetir los mismos elementos,: la voracidad del enriquecimiento ilícito de unos menos que esquilman sin piedad a la mayoría o la destrucción planificada de cualquier derecho colectivo, sin importar las consecuencias humanas del huracán capitalista que deja tras su paso un paisaje de tierra quemada ( en vivienda, sanidad, educación, condiciones de trabajo...).
Contra este diseño , traje hecho a medida de las clases dirigentes pero pagado por el resto, hay convocada en toda Europa una jornada de lucha el próximo miércoles 14 de Noviembre.
Entramos en la cuenta atrás, en la semana de la introspección, cuando el trabajador, sopesando pros y contras, decide sumarse o mantenerse al margen de la movilización. Y en estos días resulta curioso comprobar la cantidad de excusas banales que algunas personas ponen sobre la mesa.
Evidentemente quedan excluídas de este grupo todas aquellas que por la precariedad de sus contratos, de su situación laboral o el aliento en el cogote del jefe blandiendo un despido (¿cuándo aparecerá en cualquier informativo una noticia hablando del contrapiquete gigante de las amenazas patronales? ) hace años vieron convertirse su teórico derecho constitucional de huelga en papel mojado y , aunque lo desearan, no pueden sumarse al resto de sus compañeros.
Me estoy referiendo aquí a los trabajadores y trabajadoras de un entorno laboral que , por el momento, conserva ciertos derechos: el funcionariado de cualquier sector, puteado, vejado, recortado y convertido en payaso de las bofetadas, en muñeco para hacer rituales de vudú, en chivo expiatorio.
En mi centro de trabajo ( educación) donde afortunadamente comparto el día a día con un elevado número de personas dispuestas a combatir por una enseñanza pública, laica y de calidad, encuentro una variopinta – pero más abundante de lo que debiera dada la enormidad de la agresión recibida - fauna que, sin ánimo de ser entomólogo, podemos clasificar en grupos distintos.A saber:
------------ Fuente: Colectivo Prometeo |