Lo que nos faltaba. El Rey tullido en la puerta del quirófano de Villamor y su yerno Iñaki Urdangarin, duque de Palma y esposo de la Infanta doña Cristina, a punto de recibir la petición de una fianza de entre 5 y 8,2 millones de euros -a medias con su socio Diego Torres- para cubrir la responsabilidad civil del caso sobre las escandalosas contrataciones que ambos hicieron con entidades y administraciones públicas del Estado, donde el duque ejerció sus influencias para lograr contratos, muchas veces fraudulentos y amañados.

De confirmar el juez la petición del fiscal Horrach, Urdangarin se verá en la obligación de aportar el dinero que le toque, o bienes por un valor similar. De lo contrario sufriría un embargo de sus activos lo que podría afectar a su lujosa mansión del barrio de Pedralbes en Barcelona, la que tanto dio que hablar y por la que se dice que pagó seis millones de euros, tiempo atrás.

Con lo que ya tenemos otra vez en danza a la familia real, a pesar de los esfuerzos denodados que se estaban haciendo para mejorar su imagen con una omnipresente presencia del Rey y del Príncipe de Asturias en toda clase de actos y en todos los canales de tv. De manera que, como el telar de Penélope, vuelta a empezar. Y eso que en la Casa Real estaban muy contentos con la serie Isabel de TVE y sus índices de audiencia, a pesar de los pésimos actores -especialmente la que hace de Reina-, de los decorados espantosos y de la pobreza del guión. Ni a la suela de los zapatos le llega al serial inglés de los Tudor. Menos mal que Telecinco para resarcir al monarca de las invectivas de Peñafiel le va a dedicar al Rey otra edulcorada serie, a ver si entre todos arreglamos la situación.

Menuda Navidad les espera con todo esto y la enfermedad del Rey en el palacio de la Zarzuela, donde los redactores de la consabida “altura de miras” ya están trabajando en el discurso real de Nochebuena. El que algún avispado quería que, con la excusa de la enfermedad del monarca, este año lo leyera el Príncipe don Felipe, lo que le haría una gran ilusión a la princesa Letizia y a las infantas Sofía y Leonor. Y la Reina preocupada, y doña Pilar en el Rastrillo, y doña Elena con su estola y Froilán muy mejorado de su pie, y Marichalar en patinete y de compras por Serrano para los regalos de la Navidad.

Y todos en un ay por las elecciones catalanas donde el “bellidos” conde de Godó sigue haciendo de las suyas a favor de Artur Mas, que parece muy afectado con lo de las cuentas de papá, mientras la Ferrusola y los Pujol andan desconcertados por tanto ruido y bramando contra España, temerosos que el ministro Montoro les haga una inspección fiscal hasta el tuétano y deje al descubierto la trama de cuentas y negocios que tendrían que explicar.

¿Y Mariano? Pues don Mariano Rajoy Brey encantado de haberse conocido, tumbado en el sofá de la Moncloa y haciendo aros con el humo de su habano para festejar su primer año triunfal. “Ande yo caliente y ríase la gente”, se dirá el ínclito señor de Pontevedra como si nada en este país fuera con él. En cuanto a Urdangarin en las apuestas de Londres nadie pone un penique sobre su posible y futuro ingreso en prisión. Más bien la mayoría piensa que todo va a quedar en un tirón de orejas, una multa asequible, o unos meses de cárcel que no se cumplirán. Y en caso de urgencia un indulto y pare usted de contar.

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Fuente: La República. com