La conexión Telefónica de Urdangarín PDF Imprimir E-mail
Monarquía - Casa irreal
Escrito por Cobas / Telefónica   
Miércoles, 25 de Enero de 2012 00:00

Alierta, Udangarín y CristinaZafios

A estas alturas no nos vamos a sorprender de muchas cosas. Podemos admitir que es normal (no porque nos guste, sino porque es cotidiano):

a) Que una empresa como Telefónica quiera (necesite) estar en buenas relaciones con el gobierno del país, sea del color que sea el gobierno de turno. A fin de cuentas, una legislación determinada puede influir mucho en la marcha de la empresa.

b) Que un político, al cesar en su función, busque acomodo en la empresa privada.

c) Que haya "razones de estado" para realizar determinados favores.

 

 

A partir de aquí, la cuestión es si al menos se tiene un poquito de pudor (o de clase) en este deambular por tan turbulentas aguas. Y muchos empresarios y políticos patrios han demostrado que no la tienen.

Sin ningún pudor, Telefónica contrata, con salarios de 1 millón de euros, a Zaplana (PP) y Javier de Paz (PSOE), por ejemplo, "compañeros" cuyo mayor mérito es haber sido amigos de Aznar y Zapatero, respectivamente. ¿Sabemos a qué se dedican?

Nuestros ex presidentes de gobierno también se colocaron bastante bien:

Felipe González cobra de FECSA/Endesa y de un consorcio farmacéutico europeo. José Mª Aznar, de Enagas y de una multinacional de los medios de comunicación. Por supuesto, ninguno de los dos ha renunciado a su sueldo de ex presidente.

Y como además son muy listos, ni siquiera cobran como personas físicas, sino que son unas sociedades unipersonales las que reciben muchos de sus ingresos (conferencias y otras actividades incluidas)... Así pagan menos impuestos a Hacienda. Gran ejemplo ético.

¡Qué ocasión más bonita tiene el PSOE de tratar estos temas en su congreso de regeneración! 

Repetimos: todo esto es lo normal. Eduardo Haro Teclen escribió que no es que haya casos de corrupción en el capitalismo: es que el capitalismo es corrupción.

Son muchos, y significativos, los empresarios que han pasado por los juzgados (Botín, Sáenz, Alierta, los Albertos)... Y no han salido limpios.

 El último caso que ha saltado (que no el último) es el de Urdangarín. Si seguimos la versión oficial, y simplificando, fue colocado en Telefónica para apartarlo del mal camino.

Bien. Hagamos uso de tragaderas, una vez más, y admitamos la buena acción de Telefónica, y que el niño nos ha salido rana (de eso no tiene por qué tener la culpa la empresa).

Pero, hete aquí que El País* publica cómo desde Barcelona, desde la sede de Telefónica, edificio Estel, planta 10 (la planta noble), se llevaban a cabo, se coordinaban, algunas o muchas de las transacciones "benéficas" del muchacho.

Creemos que el presidente de Telefónica, Sr Alierta, debería decir algo al respecto: sobre la complicidad (o no) institucional de la empresa en los negocios de Urdangarín; sobre si no sería ya hora de acabar con tantos enchufes de elite, mientras la plantilla pierde poder adquisitivo y se destruye empleo de calidad... Y también, sobre si hay que seguir con la farsa esa del código ético que tenemos que tragarnos la plantilla, realizando los cursos de ética a través de la plataforma de formación a+.

 Y que no se nos olvide nunca: si todo esto sucede es porque entre todos lo permitimos.

 

* http://politica.elpais.com/politica/2012/01/13/actualidad/1326446286_851821.html

 

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