Y luego se quejan de las presidencias de la República PDF Imprimir E-mail
III República - III República
Escrito por Iñaki Anasagasti en su blog   
Martes, 21 de Febrero de 2012 00:00

Habrán oído ustedChristia Wulffes que las monarquías parlamentarias son baratas y propias de países desarrollados y que las presidencias de la república son caras, inestables y, en el caso español, nos puede tocar la presidencia de un impresentable Aznar y de esa agua mejor no beber.

Habrá que recordar que la República española tuvo dos dignos presidentes y que Don Niceto Alcalá estuvo en la presidencia desde 1931 a 1936, cinco años y Azaña de 1936 a 1940 en circunstancias muy duras y que los dos murieron pobres como mendigos. Fueron dos intelectuales y gentes de honor y de bien.

Alemania acaba de ofrecer una nueva lección a quienes nos hablan de las opacas monarquías, caras como el caso de la española y opacas hasta el paroxismo, con apenas una entreabierta puerta para saber en que gastan lo que el erario público les da para mantener un rey que no es responsable ante la justicia.

La canciller federal, Ángela Merkel, anunció la búsque­da de un candidato de consenso con la oposición tras la dimisión del presidente de Alemania, Christian Wulff, acosado desde hace dos meses por la prensa al verse envuelto en una serie de casos de presunta corrupción y amiguismo. La soli­citud de la fiscalía de Hannover, en el norte del país, al Bundestag (Par­lamento federal) de que levante la inmunidad de Wulff para investi­gar uno de los distintos casos de presunta corrupción y tráfico de influencias fue el detonante final de la dimisión del presidente, que llevaba semanas tambaleándose en el cargo presidencial.

La dimisión de , presidente de Alemania, pone de manifiesto la infinita distancia que hay entre países como España y países como Alemania o Suiza. Jamás, jamás, jamás España será como ellos, por la sencilla razón de que no quiere serlo y hace de la ética política un kleenex, algo de poco valor y que además lo descartamos a la primera señal de uso.

Si hace unas fechas dimitía el presidente del Banco Central Suizo por no poder demostrar la inexistencia de información (ojo, una demostración en negativo, algo que no se exige a nadie) privilegiada hacia su mujer, que se vio favorecida por un tema de tipo de cambio de moneda, la dimisión de Wulff deja en la cuneta de la historia la impudicia con que en España se tratan asuntos similares.

Y todo por no declarar un préstamo, que aquí no es que no declaren eso, que no lo hacen en muchos casos sino que además mienten incluso en los curriculum vitae que aportan a la entidad pública de que forman parte. Y de esto, ejemplos a mansalva.

El PP y el PSOE, unos más que otros es cierto, amparan y protegen nombrar a gentes que no es que vayan a ser imputados sino que estándolo se les favorece con nombramientos de tronío.

¿Qué desvergüenza es ésta?

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Bolg de Iñaki Anasagasti