na semana antes de las elecciones municipales de 2011, miles de personas salieron a las calles de toda España para reclamar una democracia más participativa.
Bautizadas como el 15M por el día en que nacieron, esas movilizaciones ciudadanas que muchos preveían fugaces fueron el germen de un cambio social que este año se plasmará en las urnas.
Cansados de una élite que entendían que desoía sus demandas en plena crisis, los ciudadanos se organizaron por barrios de todo el país, pasando el asociacionismo del 14,3 por ciento en 2006 al 22 por ciento seis años después, según la Encuesta Social Europea.