Urdangarín, su suegro y la República Imprimir
Monarquía - Casa irreal
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Viernes, 02 de Marzo de 2012 00:00

Urdangarín  Con motivo del juicio a Iñaki Urdangarin en su ducado de Palma de Mallorca se están sucediendo comentarios a veces desafortunados. Por ejemplo, el debido a Joan Riera publicado en Faro de Vigo el día 26 con el título "Urdangarin, el primer republicano". Comienza profetizando que cuando se proclame la III República "cada ciudad, cada pueblo y aldea tendrá una calle dedicada a Iñaki Urdangarin". Eso es una estupidez.

 

   Iñaki Urdangarin es un delincuente, si no de guante blanco sí de pene dorado, que prevaliéndose de su matrimonio con una hija de su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde (hay que ser muy cortesano en el tratamiento real, porque esa familia es muy delicada y se molesta enseguida), ha cometido una larga sucesión de delitos económicos. Por lo tanto, la III República no puede incluir su nombre en ningún callejero, porque lo que viene a hacer la República precisamente es librar a España de la corrupción real. 

   Lo que hará la República es encarcelarlo con sus cómplices, cosa que no hará la justicia de la monarquía. El artículo 117 de la actual Constitución monárquica empieza declarando que "La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del rey". Por ello las sentencias están encabezadas por la fórmula "En nombre del rey", en letras negritas muy destacadas. ¿Es posible imaginar siquiera que en nombre del rey se vaya a declarar culpables de la comisión de los delitos contra la Hacienda Pública a la hija y al yerno de su majestad etc.? Como dice el título de una comedia atribuida a Guillén de Castro, "Allá van leyes do quieren reyes", y su majestad etc. quiere que el honor de su familia quede limpio de toda mancha.

   Otra cosa es que los vasallos de su majestad etc. nos hayamos escandalizado al ir conociendo los innumerables delitos cometidos por la pareja Urdangarin-Borbón, con la complicidad de sus socios y la de los presidentes de comunidades autónomas, ayuntamientos y entidades varias a las que se dirigieron los duques en exigencia disfrazada de petición para que les entregasen el dinero con el que financiar su tren de vida, que era una unión del Orient Express con el Transiberiano.

 Algunos monárquicos acongojados que estos días tratan de salvar su reputación, explican que "el rey reina, pero no gobierna". Los vasallos con sentido común nos preguntamos para qué sirve un rey, en tal caso. Según el artículo 62 de la Constitución monárquica vigente, en donde se enumera lo que "Corresponde al rey", es absolutamente prescindible. No tiene ningún papel relevante, es un figurón.

   Otros comentan que la casa irreal española es muy barata en comparación con otras monarquías europeas, y no digamos con las árabes y orientales. Por barata que sea, resulta carísima si es innecesaria. Y en un país que tiene cinco millones y medio de parados, hay que evitar los gastos superfluos. Con mayor motivo si alguno de sus componentes se sirve de su situación privilegiada para robar al pueblo. Y más todavía al saber que esta monarquía fue impuesta por decisión de un exgeneral rebelde, que quiso continuar con ella su régimen criminal. ¡Viva la República!