El obispo, la bomba y el género |
Laicismo - Ciencia vs. religión |
Escrito por Antonio Pintor |
Viernes, 02 de Septiembre de 2016 03:21 |
Por primera vez y sin que sirva de precedente saldré en “defensa” del Sr. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, ante las múltiples críticas de que ha sido objeto en prensa en los últimos días. Algunas realizadas por amigos y compañeros a los que admiro y respeto. No lo hago porque comparta su opinión sobre la Ley de Identidad y de Expresión de Género e Igualdad Social aprobada en la Comunidad de Madrid a la que ha calificado de “bomba atómica para la iglesia”, pues mi pensamiento, principios y valores están en las antípodas de las que este Sr. y la institución que preside, Iglesia Católica, predican y practican.
En las declaraciones de los representantes de las Cofradías de diversas localidades, argumentan que el obispo está en su derecho de criticar “la ideología de género”, al igual que lo ha hecho el Papa Francisco, señalando que es diferente de “la igualdad de género” que si dicen defender, pues ésta si persigue equiparar los derechos entre hombres y mujeres. Por supuesto que el Sr. Obispo tiene derecho a criticar la ideología de género al igual que cualquier otra, se llame marxismo, neoliberalismo, cristianismo, etc. Sin embargo lo más sorprendente de todo esto es la habilidad que tienen los miembros de la Iglesia para decir una cosa y hacer justamente lo contrario sin inmutarse. Como ciudadano que ha recibido una obligada “formación religiosa” en la escuela de la dictadura, dominada por la Iglesia Católica, no recuerdo ninguna ocasión en la que dentro de esta doctrina se tratara a la mujer en condiciones de igualdad con respecto al hombre, más bien todo lo contrario. La brutal discriminación de la mujer en los textos sagrados, al parecer dictados o inspirados por un Dios que todo lo sabe y todo lo puede, ¡es abrumadora! Algo que puede corroborarse con facilidad con solo consultar los mismos. Ya en el Génesis se nos informa que: "Por la mujer comenzó el pecado, por culpa de ella morimos todos". Y en Eclesiastés, ¡palabra de Dios!, se dice: -"He hallado que la mujer es más amarga que la muerte, porque ella es como una red, su corazón como un lazo y sus brazos como cadenas. El que agrada a Dios se libra de ella, mas el pecador cae en su trampa; -"Por más que busqué no encontré; entre mil se puede encontrar un hombre cabal, pero mujer cabal, ni una entre todas". Perlas similares en las que la mujer es tratada de la forma más denigrante imaginable como que "la mujer es más amarga que la muerte " o que "vale más maldad de hombre que bondad de mujer" se encuentran escritas en unos textos considerados por esta doctrina “la palabra de Dios”, evidenciando una misoginia extrema y delictiva, aunque los gobiernos “democráticos” miren hacia otro lado y no exijan a los dirigentes de esta religión que denuncien y renuncien a esta barbaridad tan estúpida y tan denigrante en contra de las mujeres. Por otra parte resulta evidente el papel más que secundario que la Iglesia otorga a la mujer, a pesar de que el llamado “pueblo de Dios” está compuesto en su mayoría por mujeres, desde la forma en que dice que fue creada, de una costilla del hombre para que no estuviera solo, es decir para su distracción, hasta los roles que desempeña en su propia organización. Paradójicamente la ciencia nos dice que las cosas ocurren al contrario, pues el sexo por defecto del desarrollo embrionario es el femenino, de manera que solo cuando se altera por intervención de la testosterona producida por la activación del gen SRY, ubicado en el pequeño cromosoma Y, da lugar a los cambios morfológicos que lo transformaran en varón. En cuanto a la homosexualidad no se ha caracterizado precisamente por su defensa. Hasta en 15 pasajes bíblicos se condenan explícitamente este tipo de relación sexual en las Sagradas Escrituras. Ejemplo: Levítico Capitulo 20: “Si un hombre se acuesta con un varón, como se acuesta con una mujer, ambos han cometido una infamia; los dos morirán y serán responsables de su muerte”. Es conocido por “todo el mundo”, y olvidado (¡maldita memoria!), el desprecio, maltrato y persecución a la que son sometidas estas personas por parte de los poderes religiosos cuando éstos no son limitados y controlados por el poder seglar. Algo que, por otra parte, no debería sorprendernos ya que para la Iglesia Católica el sexo debe quedar limitado a la procreación, siendo condenable cuando se practica con cualquier otra intención, mucho más si es por puro placer. ¿Y qué capacidad de procrear puede tener la práctica sexual entre dos personas del mismo sexo? Pues ninguna. Si a ello añadimos que se trata de una conducta que viola “su orden natural”, tendrán motivos más que suficientes para su condena. Llamaron a Lot y le dijeron: « ¿Dónde están esos hombres que llegaron a tu casa esta noche? Mándanoslos afuera, para que abusemos de ellos.» Lot salió de la casa y se dirigió hacia ellos, cerrando la puerta detrás de sí, y les dijo: «Les ruego, hermanos míos, que no cometan semejante maldad. Miren, tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Se las voy a traer para que ustedes hagan con ellas lo que quieran, pero dejen tranquilos a estos hombres que han confiado en mi hospitalidad.» Aunque aceptáramos que la ciudad estaba habitada por “salidos sexuales” que buscaban alivio de cualquier forma ¿Es razón para exterminar a todos sus habitantes? ¿Qué ofensa de impureza podía haber cometido la población infantil, bebes incluidos? ¿Y los pobres animales? ¿No son razones para, al menos cuestionar, lo que se nos cuenta en ese compendio literario del disparate que es la Biblia? No he escuchado a ningún predicador de esta doctrina hablar de estas víctimas que en lenguaje actual serian consideradas “efectos colaterales”. Lo que debe ser motivo de tranquilidad para los creyentes americanos al saber que ocurren hasta en las misiones divinas. Como dice el refrán: “No se pueden pedir peras al olmo” y esto es lo que hacemos cuando pretendemos que desde la Iglesia Católica se dé un mensaje de respeto a la mujer y a los homosexuales, sencillamente porque no está en “su naturaleza”. --------------------- Fuente: El sembrador de ideas es blog de Antonio Pintor |