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La cuestión republicana: "Níngún debate mínimamente relevante"

 

Hugo Martínez Abarca

 

Blog III República 15 de Octubre de 2007

 

No hay quien no reconozca que Juan Carlos de Borbón está sometido a una sorprendente protección en los medios de comunicación españoles. No se puede conocer en ellos ninguna crítica a su extraña vida económica, a su peculiar tendencia a la amistad de los mayores corruptos de la nación, ni tan sólo encontrar un reconocimiento de que la herencia  no es el más democrático de los instrumentos de sucesión en los cargos políticos aunque luego explicaran que vale la pena sacrificar la democracia por tan excelso caballero y por una familia de tan inmaculado historial. En una situación de este tipo, de censura de hecho, lo normal es que la figura del Borbón mantuviera las más altas cotas de estima popular. Sucede siempre que se intenta que quien mantenga una postura (la republicana en este caso) se perciba como alejado de su entorno social e incluso extremista. Cuando alguien siente que sus principios son marginales, lo más normal es que cambie de principios.

 

En esas condiciones apareció el 12 de octubre una “encuesta de urgencia” (es decir, una encuesta hecha a toda leche, con pocas entrevistas y menos rigor) elaborada por una tal Fundación Toledo (1). He buscado en Google y sólo he visto dos Fundaciones Toledo: una llamada Real Fundación de Toledo (cuyo nombre completo delata sus pleitesías) y otra llamada Fundación Toledo para el Mundo, fundada por el Arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, quien hace unos días rogó a Dios por la popularidad de Juan Carlos. Así y todo aparece un 22% de republicanos frente a un 69% de monárquicos. Al monarca se le otorga en tan independiente encuesta un 6.5 (no llega al notable), y los ayuntamientos obtienen un 6. Los menores de 34 años dan al Borbón un 5.8. En las condiciones en que se realiza la encuesta (hecha con fuego amigo y en situación de censura real sobre la figura borbónica) el resultado de la encuesta es un rotundo fracaso para la monarquía.

 

A pesar de ello, Zapatero dijo que la cuestión republicana no supone “ningún debate mínimamente relevante” (2). Hace unos días despachó la consulta vasca diciendo que era un asunto de otro siglo y de otro continente y ahora pretende despachar al 22% de la población (necesariamente muchos de ellos votantes del PSOE) diciendo que sus ideas son completamente irrelevantes. Las dos formas con las que Zapatero se ha quitado los asuntos son sorprendentes en él: recuerdan a la prepotencia del aznarato. Uno podría entender que los familiares del Borbón (borbones ellos también) que reclaman para sí el trono francés plantean un asunto irrelevante, pues en ningúna democracia republicana se plantea nadie aceptar un retroceso histórico como es la monarquía. Pero en un país como España, que es el último Estado del mundo que ha establecido una monarquía, tal debate es del todo pertinente. El asunto es que Zapatero sabe que el asunto es relevante y por eso lo despacha con esa grosería: si en ausencia de debate público y abierto sólo hay tres monárquicos por cada republicano y el monarca intocable obtiene la misma calificación que un estudiante mediocre, la apertura de la discusión seria y rigurosa tendría un resultado fácilmente predecible. Si el debate fuera irrelevante no se le hubiera ocurrido a este gobierno perseguir penalmente a quienes caricaturizan a la institución, a quienes queman fotos regias ni a quienes sustituyen en una mani la rojigualda por la tricolor.

 

Saben que si hay debate el resultado es predecible. Así que huyen del debate ridiculizándolo. Menudo republicanismo.

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