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No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia. Juan Carlos «El Rey»
Notas para un debate sobre laicidad
PREÁMBULO
Ser revolucionario durante veinticuatro horas es digno de encomio, pero serlo durante veinticuatro años más para intentar cambiar la sociedad en que se está gastando excesivamente el tiempo en conmemoraciones, no conduce a ninguna situación política esencialmente positiva. El reloj que mide el tiempo cronológico, para los republicanos españoles es. un ladrón.
El pasado democrático revolucionario de España aunque efímero, en algunos momentos ha sido glorioso. Pero los españoles ancestralmente y sin generalizar son un pueblo desagradecido y muy frágil de memoria que por lo menos en un 40% no ha querido nunca ni quiere ahora reconocer y mucho menos asumir. Éste estrato social, por denominar le de alguna manera, está convencido de que sus condiciones de vida actuales y su ilusorio estatus de nuevos ricos, les ha venido dado por la gracia de Dios. Para éste conjunto de individuos, en España ha estado y está todo conseguido históricamente, debido a su exclusivo buen hacer. El resto de los españoles son la anti España, roja y atea que vive mal porque son unos vagos congénitos que no trabajan lo que ganan y como tales son indignos de habitar en el Paraíso Terrenal que ellos llaman España.
El
otro 60% de españoles, y repito sin generalizar, es el que siempre está
expectante a la llegada de un Mesías que les solucione sus problemas. Son
unos seres humanos que pese a quien le pese, están y han estado desde siempre
fijados en el trabajo, u otros menesteres para proporcionar a su familia lo más
elemental para su subsistencia, no habiendo conseguido nunca otra cosa que
escasez en lo más necesario. Las oligarquías siempre les han tenido atados
muy cortos, esclavizados en el trabajo y vida cotidiana para que no les haya
quedado jamás el tiempo ni ganas para pensar y luchar por sus Derechos
Naturales, es un pueblo desmovilizado, inhibido políticamente y atemorizado.
En España, los demócratas,
no hemos podido nunca ganar la guerra para conquistar los Derechos Naturales
como la Democracia, la libertad, la igualdad, la justicia y la dignidad se han
ganado algunas batallas, pero éstas, como se puede constatar, no han sido
suficiente para poder gozar plenamente de estos bienes tan preciados.
EVIDENCIAS
Cuando
se habla de Laicidad, se está hablando de política y triunfar en política
depende de la correlación de fuerzas. Para conseguir políticamente una
fuerza susceptible de éxito, en primer lugar hay que conocer al adversario
y/o antagonista. En segundo, hay que saber donde se está, étnica y geográficamente.
En tercer lugar, hay que conocer muy bien el entramado sociopolítico que se
quiere cambiar, teniendo en cuenta que en el caso específico de España,
construir un a nueva sociedad sobre los escombros de lo que ésta ha sido en
los catorce siglos precedentes, va a ser harto difícil. Por último, en
cuestión de laicidad, habría que redactar y consensuar un documento político
marco en el que la totalidad de las reglas laicas que ciertamente vayan a
cambiar la situación anterior, estén perfecta y claramente expuestas en él,
sin caer en florituras retóricas que puedan confundir y/o aburrir al pueblo
llano, subrayando en dicho documento que las normativas laicas expresadas en
el mismo, deberán ser aplicadas con absoluta radicalidad y sin paliativos a
todos los campos de la sociedad civil, política, cultural y económica que
vayan a regir en la III República española.
Las cosas en política
se cambian desde el poder institucionalizado o se cambian con el poder
popular; lo que hay que tener es poder.
Como los republicanos
españoles actualmente no tenemos ni nos acercamos a ninguno de estos dos
poderes, tendríamos que proponemos seriamente conquistar el poder popular
para llegar al institucional y desde éste hacer los cambios radicalmente
necesarios para el buen funcionamiento de la III República que anhelamos.
Igual
que nunca habrá una República sin republicanos, jamás podrá haber una República
laica sin hombres y mujeres laicos. Estos dos axiomas son los que hay que
deshacer, por medio de una labor didáctica, dirigida a la ciudadanía
prerrepublicana.
Para
conseguir el éxito total en cuestión de laicidad, la República una vez en
el poder, deberá crear las instituciones educativas republicanas laicas
necesarias de las que habrán de salir los maestros republicanos laicos que
instruirán a los futuros ciudadanos. En éste sentido y una vez conseguido el
poder, las Cortes constituyentes cuando estén elaborando la Constitución
republicana, no deberán ceñirse únicamente al sector de la Instrucción Pública
como tal entendida, tendrán también que institucionalizar por medio de ésta
los departamentos necesarios para formar a verdaderos funcionarios públicos
republicanos laicos ya sean estos civiles, militares o policiales. Referente
al funcionariado civil, en la Constitución republicana deberá estar
perfectamente expresado que la escala de rangos de éste cuerpo, deberá
llegar hasta el de Director General.
LA
HERENCIA
En el primer caso
descrito en EVIDENCIAS hay que reconocer que la laicidad en España no tiene
adversarios antagónicos, lo que tiene son enemigos a muerte; el primero es la
milenaria alianza del Trono y el Altar. Éste contubernio y sus fines, así
como los sujetos que lo hicieron, históricamente han estado siempre
recordados, añorados, fuertemente defendidos y apoyados por todas las
instituciones públicas y privadas que ancestralmente les han venido
sirviendo, unas veces de brazo armado coercitivo, otras como instrumento
adoctrinador o las dos a la vez. Todos unidos, haciendo una piña, han venido
adquiriendo en el transcurrir histórico español y hasta nuestros días, un
poder tan descomunal que les ha permitido ir apañando las cosas para ganar
siempre e insoslayablemente en España y para apropiarse de todas sus
instituciones, tanto del Estado como particulares.
En el segundo caso de
EVIDENCIAS, hay que constatar que estamos en España. Sir Winston Churchill
dijo: España es un misterio dentro de
un enigma. Si se quieren entender estas frases, ciertamente exóticas para
cualquier mortal poco avezado en los asuntos de España se tendría que
aclarar, entre muchos de otros, un pensamiento de Ortega: el
problema de las dos Españas.
Las
dos Españas divididas por un imaginario río de sangre y fuego, que una
de ellas nunca ha querido que se coagule la sangre y se extinga el fuego; ésta
es: la España martillo de herejes, la evangelizadora de medio Orbe, la espada
de Roma, la luz de Trento, la cuna de San Ignacio, la España de Santiago
matamoros, la del Cardenal Cisneros, la de los exterminios de Europa, de América,
de Filipinas, de las Islas Canarias, la que expulsó de su tierra española a
musulmanes y judíos españoles; la España tradicionalista, la de Agustina de
Aragón, la de Torquemada, la del Empecinado, la de Menéndez Pelayo, la monárquica,
la nazi, la fascista, la falangista, la franquista, la católica, la
nacionalcatólica, la deísta, la ritualista, la sumida en la resignación y
la creencia, la oscurantista, la supersticiosa, la que ve a la ciencia y el
saber como al enemigo a destruir, la que desprecia la honradez, el mérito y
el gusto por las cosas bien hechas; concretamente, la España que surgió de
La Reconquista.
El entramado político, social, económico, cultural, religioso etc. mencionado en tercer lugar en EVIDENCIAS que ha ostentado el poder en nuestro país y que sigue ostentando al día de hoy, proviene materialmente la España arriba mencionada y de esa Reconquista, creada solapadamente a tal efecto por la Iglesia de Roma, con el solo fin de asegurar su hegemonía en los reinos de España que ya existían y en los que se conquistaran en el futuro.
Espiritualmente,
éste poder viene dado desde mucho antes de esta Reconquista, concretamente
viene desde cuando la Iglesia católica se apercibió de que éste territorio
era rico en recursos materiales y humanos, aparte de su valor estratégico que
ya se cotizaba al alza en la Europa de la época, dado que lo que ahora es
España era el Finisterre y que ya
corrían rumores provenientes de tierras vikingas de la existencia de otros
mundos terrenales a los que se podría acceder más fácilmente desde éste.
La Iglesia católica, para apropiarse de todo, del oro, de las tierras tangibles hispanas y de las hipotéticas lejanas, así como de las mentes de sus autóctonos presentes y de las de los posibles desconocidos futuros, eligió a unos cuantos aguerridos cristianos sobresalientes de entre los primeros. Convirtió a Recaredo al catolicismo, le bautizó y acabó con la protodemocracia monárquica arriana goda, única en la que los reyes eran, con su peculiar forma, elegidos. Todo sucedió en el tercer Concilio de Toledo en el 589 al más puro estilo católico, la Iglesia católica convirtió al rey por mero interés político y económico y, éste a su vez, convirtió al catolicismo a los obispos arrianos y al pueblo godo por decreto. El último escollo que impedía la fusión de la minoría goda arriana con la mayoría hispano romana católica había desaparecido; un enemigo menos. Pero lo más importante que se había conseguido en tal Concilio, fue una de las cosas que los europeos y españoles de hoy aún venimos sufriendo; se había institucionalizado el verdadero, el gran contubernio entre la Iglesia y el Estado, se había consumado, la hasta hoy famosa alianza del Trono y el Altar.
LOS HECHOS
Dos siglos más tarde, cuando Don Rodrigo ya católico y descendiente entre otros de Recaredo y Witiza y por tanto godo renegado, pierde la batalla de Guadalete con la cruz y la espada en sus manos y consecuentemente los musulmanes invaden el norte de lo que hoyes España, la Iglesia católica dañada en sus intereses se puso al habla con Don Pelayo para nombrarle primer testaferro y promotor d e la Reconquista. A partir de aquí primer cuarto del siglo VIII y hasta 1512 cuando Castilla se anexiona Navarra es lo que dura la Reconquista aunque los literatos apesebrados y siempre interesados, digan que fue en 1492 cuando ésta se culmina, gracias la boda de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, la consiguiente unión de sus reinos y la conquista del reino de Granada.
Una
vez conquistados (reconquistados según los historiadores) los reinos europeos
y ultramarinos hispanos, los de allá y los de acá, para mayor gloria de
Dios, la Alianza Iglesia católica y Trono de España puso bajo la advocación
de alguna imagen supuestamente santa o divina a estos reinos, sus ciudades,
sus pueblos y las más pequeñas aldeas, obligando sin distinción a sus
habitantes so pena de martirio y muerte a observar ciegamente y a pies
juntilla la religión católica apostólica y romana. Se expulsó a los
musulmanes españoles y judíos sefarditas, también españoles, ambos
verdaderos artífices de la prosperidad material y cultural de los moradores
de lo que hoy llamamos España. La Iglesia católica ya empezaba a ser la dueña
del Imperio en el que no se iba a poner el sol.
Antes
ya había exterminado a los guanches en las Islas Canarias. Dando un salto en
la historia, conviene recordar en éste punto de los exterminios, el de los
aztecas y mayas en lo que hoy es Méjico y Centro América el cual
alcanzó la considerable suma de 24 millones.
Para
imponer su hegemonía la Iglesia de Roma con la ayuda de su brazo armado
representado por los Reyes Católicos, reactivó la Santa Inquisición la cual
permanecerá hasta la primera mitad del siglo XIX realizando su criminal labor
en España e Hispanoamérica, amén de otros lugares. Curiosamente, un cuadro
del precursor de esta policía religiosa
fue el fundador de la Orden de los Dominicos, el español Santo Domingo
de Guzmán (Domingo de Caleruela) preside en la actualidad en el Vaticano, la
oficina del Santo Oficio, última denominación de ésta mafiosa y sangrienta
organización.
En
las postrimerías de la Edad Media y principios de la Moderna
aparecen en Europa el Renacimiento y la Reforma, movimientos
tendentes a emancipar las conciencias del sentido escolástico en que la
primera, había sumido al ser humano
y acabar con los excesos y abusos de la Iglesia católica de Roma.
Mientras
que en el resto de Europa empezaban a notarse algunos atisbos para laicizar
las mentes y secularizar las sociedades, en Castilla se acaba con la monarquía
de los Trastámara, los Beamonteses y Agramonteses, con la ayuda egoísta e
intencionada de la Iglesia de Roma, practicando en el caso de los Trastámara,
una vil política de sacristía.
Sin
pertenecerle dinásticamente la Corona a Isabel de Trastámara ésta es
nombrada con subterfugios, Reina de Castilla en detrimento de su sobrina
Juana, denominada la Beltraneja. Con manipulaciones políticas, la Iglesia católica
casa fraudulenta e intencionadamente a la ya Isabel I de Castilla con Fernando
de Aragón, consiguiendo con esta unión, su meta más preciada: hacerse en un
futuro más o menos próximo la dueña del mundo, con la ayuda militar y
gratuita de éstos; los titula como Reyes Católicos y los hace su brazo
armado para conseguir sus fines con la colaboración de la Santa Inquisición,
que éstos debían poner en funcionamiento en todos los territorios españoles
en calidad de seglares ya que en el Concilio de Letrán de 1179, se había
prohibido a los curas, obispos y cardenales matar a sus semejantes. El trabajo
sucio para conseguir sus intereses tendría que hacerlo otros. Es que son unos
santos.
Aunque
los historiadores digan, que fue Isabel personalmente, la que financió el
viaje de Colón a lo que hoy es América, a los escépticos nos parece una
falacia, puesto que de todos es conocido que ni ella ni su marido tenían lo
suficiente para tal aventura y que las Cortes de Castilla, tampoco permitían
el dispendio. Fue la Iglesia católica la que adelantó el dinero necesario,
haciéndolo a título de inversión de capital, para recuperarlo a posteriori
con sus réditos correspondientes. La Iglesia Católica en aquellos tiempos ya
era milenaria y ésta ya sabía más por vieja que por lista, que a! otro lado
del océano había otras tierras de las que se tenía que apropiar. La Iglesia
Católica, tocante al dinero, nunca ha corrido aventuras, ni las correrá;
siempre va sobre seguro. En éste tema, siempre ha sido pragmática puesto que
en ello le va su propia existencia. Lo suyo es el dinero y el poder que éste
proporciona.
Llegado el siglo XVI, a la princesa Juana, hija de los Reyes Católicos, se la casa por intereses político religiosos, siempre católicos, con un extranjero borgoñón de la casa austríaca de los Habsburgo, podrido físicamente por la endogamia y la sífilis, denominado Felipe el Hermoso, descendiente del emperador Maximiliano y más tarde padre de Carlos I y abuelo de Felipe II; ahí es nada. Vaya dúo.
La
política imperialista de la Iglesia y la Monarquía hispana de los Reyes Católicos,
anteriormente ya habían hecho otro intento, aunque fallido, para apropiarse
del mundo casando al príncipe
Juan, también hijo de Isabel y Fernando con otra Habsburgo llamada Margarita
de Borgoña, a su vez también descendiente
de Maximiliano. El príncipe Juan murió, según las malas lenguas. Por
exceso de coyunda; vaya usted a saber.
Es
a partir de aquellos tiempos, cuando se decapita vilmente a los Comuneros de
Castilla, Padilla, Bravo y Maldonado, por ser detractores de Carlos I, hijo de
.de Juana la Loca, que más bien
era una ninfómana impenitente, y de Felipe el Hermoso, que era más feo que
una venganza debido a las características físicas familiares: el prognatismo
consistente en el labio inferior saliente y colgante, el superior retraído,
la mandíbula prominentemente alargada, la frente alta y la mirada
desparramada.. Un encanto de hombre.
Gracias
aparte, conviene decir que la cuestión de la decapitación de los Comuneros
de Castilla se produjo porque estos no estaban de acuerdo con el abuso que la
Monarquía e Iglesia ocasionaban a las comunas en cuestión de impuestos ya
que los cuales se estaban dilapidando por Carlos I en guerras de religión que
a España ni le iban ni le venían. Hay que aclarar en este punto, que no sólo
se dilapidaba el dinero de España, también se dilapidaba profusamente la
sangre de los españoles. Igualmente, hay que añadir al respecto, que una vez
sofocado el levantamiento de los comuneros, estos siguieron pagando sus
impuestos con creces y los nobles y demás patuleas, siguieron sin pagarlos.
Siempre es igual.
Con la monarquía austriaca ya dueña del Imperio español y hermanada con la Iglesia de Roma, empiezan las verdaderas desgracias para España, las cuales permanecen al día de hoy totalmente vigentes. Ni entonces ni ahora se buscaba la prosperidad económica, política, social y cultural de la patria española, solo se pretendía y se pretende en la actualidad la expansión económica político-religiosa de la Iglesia católica apostólica de Roma y sus amigos. Las monarquías, en un principio Hangsburgo y posteriormente Borbón, como extranjeras de facto, la patria española no les han importado nunca una higa, su único cometido desde el siglo XVI ha sido su enriquecimiento personal, amparadas en la milenaria alianza de Trono y Altar perenne desde el año 589 con la Iglesia Católica y sus corifeos, militares y oligárquicos que les otorgaron el estatus de Reyes de España por la Gracia de Dios. Vaya tropa.
CONSECUENCIAS
Como
este trabajo no pretende ser una tesis de historia, voy a relacionar lo más
exhaustivamente posible, las consecuencias que lo narrado más arriba, han
acarreado a los españoles.
A
falta de argumentos políticos ausentes de falsedad, oscurantismo y cuestiones
metafísicas, las monarquías reinantes en España desde el siglo XVI hasta
nuestros días, han venido paulatinamente fabricando con la ayuda de
intelectuales apesebrados, siempre católicos, una serie de iconos y y hazañas
épicas supuestamente gloriosas, que utilizado con la retórica populista católica,
han venido calando hondamente en las conciencias de las sociedades españolas
de cada época.
Los
Monarcas extranjeros que han reinado en España desde el siglo XVI, Austrias y
Borbones, han tenido fama de cazurros por su corta inteligencia. No vamos
a explicar aquí sus taras físicas y mentales porque se necesitarían muchas
resmas de papel.
Los
que las han venido sosteniendo, la Iglesia y los corifeos de ambos, crearon
desde sus orígenes el cuerpo de literatos apesebrados que aun perdura, para
fabricar historias fabulosas que ocuparan el tiempo y las mentes de los españoles
y no se acordaran de lo que verdaderamente les debía interesar. La Iglesia,
sobre todo, sabía y sabe que lo que más la puede perjudicar, son los hombres
y mujeres que piensen, dado que unidos entre si, consecuentemente, se
convierten en una sociedad pensante y por tanto peligrosa para sus intereses,
sobre todo los temporales.
La
Iglesia católica y sus amigos, sabían y saben que lo que más perdura en la
imaginación del ser humano, son la metafísica, las fábulas, las cosas
irreales, los misterios, las hazañas sobrehumanas, las mentiras reiteradas
que se convierten en verdades, los héroes desaparecidos, los sentimientos
patrioteros, los enemigos imaginarios o no y la fragmentación de las sociedad
por medio del odio entre sus componentes. Todas éstas cuestiones se han
inculcado profusamente y sin descaso en España hasta el día de hoy.
Los
intelectuales apesebrados, han fabricado para los españoles desde hace cinco
siglos para acá, tantas mentiras que han conseguido, irremediablemente, una
sociedad fragmentada y enfrentada. España en sí misma, son dos, una la que
mencioné anteriormente en el tercer párrafo de LA HERENCIA y, otra, que
siempre ha estado dominada por ésta. Una, la que siempre ha ostentado el
poder y otra, la que nunca lo ha tocado. Una, la que siempre ha defendido, creído,
apoyado, magnificado y coreado las fabulaciones políticas, históricas,
sociales, heroicas, épicas, culturales e imperiales que le vendieron los
cuentistas a sueldo de los diferentes reinados de Austrias y Borbones.
A
estos españoles, como ellos se titulan: de pro, las cosas históricamente les
han ido pírricamente bien, debido a su indignidad y servilismo. Para todos
ellos, en los últimos cinco siglos las oligarquías españolas, llámense
Corona, Iglesia, Política, Financiera, Terrateniente o Militar les han venido
montado una red, siempre y paulatinamente en expansión y a manera de tela de
araña, que ha constituido el Estado español históricamente, con
instituciones que nadie sabe ni ha sabido, para qué sirven o han servido,
como no haya sido para proporcionarles sus sinecuras, cohechos,
prevaricaciones y otros medios indecentes, con los que ganarse la vida, que
tanto les gusta en su bendita España.
Cerrilmente,
ésta España, desde siempre caduca y apolillada, nunca quiso ni va querer jamás
participar en cualquier iniciativa tendente a emancipar a los españoles de
cualquier obligación religiosa, política o económica.
Egoístamente
y consecuentemente con su perfil servil, esta España nunca ha querido
intervenir positivamente, y sí, negativamente, en los grandes movimientos que
han proporcionado a la humanidad la modernidad que goza en la actualidad, como
son el Renacimiento, la Reforma, la Ilustración, la Revolución, la República,
la separación de las Iglesias y el Estado en 1905, la Revolución de octubre
de 1917, la Gran Guerra del 1914 y la II Guerra Mundial. Al contrario, siempre
los ha denostado o han puesto excusas para no intervenir en el lado adecuado,
en aras de una supuesta neutralidad. Para qué, si su España lo tenía todo
conseguido gracias a ellos mismos. Son unos machotes de pelo en pecho. Todavía
andan por aquí a millones.
Del
Renacimiento, aun siendo muy importante en lo tocante al arte
y al buen gusto, voy a pasar de soslayo. En cuanto a la Reforma, me voy
a referir en primer lugar, a los dos grandes movimientos reformistas iniciados
en Sevilla y en Valladolid, y urgentemente aniquilados por el Cardenal
Cisneros por heréticos y que sus participantes fueron quemados en la hoguera
sin más contemplaciones; en segundo lugar,
es imprescindible recordar que la Corte de Felipe II por medio de su
embajador plenipotenciario, el Duque de Alba, estuvo entregando cantidades
ingentes de dinero al Duque de Guisa. jefe de la Santa Liga y amigo intimo de
Catalina de Médicis que combatía a muerte a los hugonotes en Francia,
teniendo que resaltar en este punto la matanza
de éstos en París, la noche de San Bartolomé, el 24 de agosto de 1563,
noche del día citado en la que el río Sena se tiñó completamente de rojo.
Fue una gran masacre de protestantes a manos de católicos, auspiciados por la
Iglesia de Roma, la Corona de Francia y la financiación con el oro de España.
Podríamos
continuar narrando, por miles, las atrocidades que la Alianza del Trono y el
Altar ha propinado a España y, sobre todo, a América, pero sería
interminable.
El
sentido que he querido dar a éste documento es el de que se comprenda que las
cosas en España y en el mundo occidental no han empezado anteayer y que lo
que ayer teníamos y hoy tenemos, es consecuencia de los desmanes y abusos
históricos, producidos por las castas Reales y Vaticanas europeas. Perdón
por el inciso, pero la cosa no empezó con Recaredo, empezó con Constantino
en el siglo IV. En fin éstos han sido, desde siempre, el freno para el
progreso de la Humanidad.
A
éste poder milenario, el de la Santa Alianza del Trono y el Altar, hay que
compararlo con un rinoceronte, animal tan grande, fuerte, feroz, violento e
inteligente, que nunca se le podrá doblegar haciéndole cosquillas. Ojo al
tema.
Esta
Comisión propone un debate sereno y en profundidad, entre los asociados a
U.C.R para que internamente, quede bien aclarado lo que desde esta Asociación
se va a entender en el futuro por Estado laico y los caminos a recorrer para
conseguido.
Como
resultado de tal debate, Unidad Cívica por la República redactará un
documento que servirá de marco a las propuestas que sobre laicidad haga en su
propio nombre.
Por otro lado, desde esta Comisión se propone a UCR la conveniencia de que la Asociación ofrezca este documento marco resultante de nuestro debate interno a todas las organizaciones políticas, sociales, profesionales, culturales etc., que se reclaman laicas dentro España que se quieran adherir al mismo para trabajar conjuntamente al respecto de las "exigencias que se vayan a formular al Estado en cuestión de laicidad.
A éste poder milenario, el de de La Santa Alianza del Trono y el Altar, hay que comparado con un rinoceronte, animal tan grande, fuerte, feroz, violento e inteligente, que nunca se le podrá doblegar haciéndole cosquillas. Ojo al tema.
Esta
Comisión propone un debate sereno en profundidad, entre los asociados a
U.C.R. para que internamente, quede bien aclarado lo que desde esta Asociación
se va a entender en el futuro por Estado laico y los caminos a recorrer para
conseguido.
Como
resultado de tal debate, Unidad Cívica por la República redactará un
documento que servirá de marco a las propuestas que sobre laicidad haga en su
propio nombre.
Por otro lado desde esta Comisión se propone a UCR la conveniencia de que la Asociación ofrezca este documento marco resultante de nuestro debate interno a todas las organizaciones políticas, sociales, profesionales, culturales etc., que se reclaman laicas dentro España que se quieran adherir al mismo para trabajar conjuntamente al respecto de las exigencias que se vayan a formular al Estado en cuestión de laicidad.