Entrevista a
Román Gubern: «El cine de la II República recaudó más dinero que el
americano»
Nacho Gallego
Diario de León 9
de Noviembre de 2006
Catedrático de
Comunucación Audiovisual, el profesor
Gubern, uno de los expertos españoles en historia del cine, ofrece esta noche
en la Fundación Sierra Pambley una conferencia sobre «El cine en la II República»
Catedrático de Comunicación
Audiovisual de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de
Barcelona, Román Gubern (Barcelona 1934), ha sido Presidente de la Asociación
Española de Historiadores del Cine y pertenece a la Association Francaise
pour la Recherche sur L'historie du cinema. Miembro de la New York Academy of
Sciences, de la American Association for the Advancement of Science y del
Comité de Honor de la International Association for Visual Semiotics.
-Usted ha llamado al período final de la República la «Edad
de Oro del cine español», ¿significó realmente tanto para el séptimo
arte?
-Desde luego. Y no se lo he llamado yo sólo sino que muchos historiadores han
coincidido conmigo en esto. Por primera y única vez el cine español, en vísperas
de la Guerra Civil, el cine español recaudó más dinero que el cine
americano. Cosa que nunca más ha vuelto a ocurrir. A ello contribuyó de
manera decisiva varios factores como el que se rodaran dos o tres películas
como Morena Clara (1936), La Verbena de la Paloma (1935), Nobleza
Baturra (1935), Maria la O (1936) que fueron auténticos
taquillazos y rompieron la hegemonía del cine americano que en aquella época
se exhibía en versión original. Eso unido a la tasa de analfabetismo del
momento ayudó de forma decisiva a que el cine autóctono obtuviera el éxito
inesperado.
-¿Cómo era ese cine de la República y en qué se
diferenciaba del que se hacía en el resto de Europa?
-Sobre todo un cien muy popular, que sin acercarse en calidad al francés, al
alemán o al soviético era un cine muy cercano que conectaba con el público.
Era un cine que había ido asimilando la modernidad técnica. Hay que tener en
cuenta que el cine de la República coincide con el advenimiento del cine
sonoro que aquí llega en el 32. Y el público quería oír hablar en español
no en inglés que lo dominaba todo. La principal diferencia con el que se hacía
en el resto de Europa era en lo popular, en lo demás era muy similar porque
ya había perdido la torpeza de los años anteriores.
-¿Se podría hablar de dos corrientes centradas en las
productoras Cifesa y Filmófono o también de directores conservadores y
liberales?
-Por supuesto. Cifesa representaba el cine costumbrista, de valores
tradicionales eternos, muy católico con su director Florian Rey a la cabeza,
mientras que Filmófono era la productora de Buñuel, de valores más
liberales, más social, más a ras del suelo. También estaba Benito Perojo,
un hombre formado en París e Inglaterra, cosmopolita y liberal que traía la
modernidad al cine. Pero aún hubo otra corriente de directores poco antes de
estallar la guerra como Edgard Neville, José Luis Sáenz de Heredia, Luis
Marquina, etc, que crearon un cine muy interesante.
-¿El cine de la II República era un cine político?
-En absoluto. Hubo tan sólo un par de intentos. Uno en el 31 cuando se rodó
una versión de Fermín Galán , el capitán que se sublevó en Jaca
antes de la llegada de la República y Tierra sin pan más conocida
como Las Hurdes (1932) de Buñuel, una critica del director a la República
por no haber sabido resolver el problema de las zonas más castigadas por la
pobreza y el analfabetismo. Hace poco se ha sabido que Buñuel era militante
del PC al que se había afiliado en el año 32. Posteriormente, durante la
Guerra Civil, esta película fue reutilizada al sonorizarla en París y se añadió
una coletilla en la que entre otras cosas decía que lo que allí se veía era
debido al tremendo latifundismo que había en España algo que ahora iba a
solucionarlo la España de Franco. Se cambió el título por el de Tierra
sin pan y se vendió muy bien. También al estallar la Guerra se hicieron
algunas filmaciones de carácter electoral por parte de las izquierdas, pero
fueron esporádicas. La realidad es que la clase política vivía de espaldas
al cine y no hicieron nada por apoyarlo. Sólo hicieron cine comercial.
-¿Qué objetivo cumplió principalmente el cine republicano?
-El del dicho popular de «pan y circo». Básicamente fue un entretenimiento
pero no hay que subestimar que se creó una verdadera sintonía entre el cine
que se hacía en España y lo que pedía el público. La gente tarareaba las
canciones que se oían en las películas y se creó un star-system, que cumplió
su objetivo que fue el de recaudar más que el cine americano algo que no
volvió a pasar nunca más.
-¿Qué aportó al resto de la filmografía europea?
-Obras como Tierra sin pan , un clásico del cine de denuncia, y otras
que son fundamentales en la historiografía española al lado de lo que luego
se hizo. Tienen un carácter antropológico importante. Así la última película
que se estrenó antes de estallar la Guerra Civil fue El bailarín y el
trabajador de Luis Marquina, es muy interesante sobre una obra de
Benavente en el que un señorito madrileño que por complacer a su futuro
suegro y a la novia entra a trabajar en una fábrica y es la primera vez que
se analiza el tema de la complicidad del señorito y el obrero. Un discurso
entre líneas de un interés enorme. Lugar: Biblioteca Azcárate Hora: 20.00
Entrada: Gratuita.
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