14
de abril de 2004
“Cólera
real”. Así titula el Miami Herald estadounidense lo que en la prensa patria
se hace pasar tan solo como un leve incidente en el registro del equipaje de
Felipe de Borbón y su prometida al mostrar su enojo en el aeropuerto
norteamericano que osó registrar el equipaje del futuro matrimonio.
Sin
embargo, tal “pequeño incidente” esconde tras de si una noticia de mayor
calado, e la que algunos medios de nuestro país se hicieron eco y que rápidamente
fue acallada por la tradicional y férrea censura protectora de la regia
institución.
Efectivamente,
nada se dice sobre que el citado incidente puso de manifiesto que tras el
presunto viaje de la feliz pareja a los USA, se escondía un “séquito
principesco” de 34 personas, que compartieron solaz en las idílicas islas
Bahamas con la parejita, en lo que en realidad se trataba de una despedida de
soltería que, de cara a la bienintencionada y engañada opinión pública, se
suspendió por respeto a las víctimas de los atentados del asado 11 de Marzo.
Ni
la Casa Real ni el gobierno de la Nación habían informado de este viaje a las
autoridades americanas, no habiéndose dejado constancia del mismo precisamente
para reservar la intimidad de tal reunión. De ahí el posterior incidente del
registro, ya que dichas autoridades fronterizas no estaban prevenidas de la
visita regia.
Y
es que tal séquito “diplomático” de 34 personas no estaba compuesto
precisamente e embajadores y estadistas en misión oficial. El jet privado de un
empresario sudamericano n destino Miami-Bahamas, Bahamas-Miami, lo ocupaban
familiares cercanísimos de la novia, jóvenes valores de la sufrida
aristocracia española, un conocido deportista del motor e reconocida cercanía
con la familia, un torero de igual notoria amistad de la pareja y demás cohorte
de validos y jóvenes amiguetes. El supuesto objetivo diplomático y cultural
era, en realidad, pasar un inolvidable fin de semana para celebrar la cercana
perdida de la condición de solteros de nuestros futuros monarcas. Todo ello
después de la cacareada suspensión de la despedida de soltero en señal de
luto.
Todo
hubiera quedado tapado y bien tapado* de no haber ocurrido el “pequeño
incidente aduanero” en el viaje de regreso de la feliz pareja, y, al parecer,
como tal se ha intentado hacer pasar.”
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Los cadáveres se removerán en sus tumbas si la iniquidad es palmaria. Filipo