¿Cuánto
nos cuesta la broma?
Hace
poco, gracias a una publicación conocida por todos cuyas portadas invitan
a levantar las pasiones más primarias y endurecer los espíritus de
los hombres de menos sensibilidad, nos ha puesto al día de lo que nos va
a costar la boda para el jolgorio de una familia que vive por encima del
bien y del mal, y unos 1500 privilegiados que precisamente no deberían
necesitar de ningún presupuesto para costearse semejante despropósito.
Si,
bolsillos de alta alcurnia costeados por la plebe que, a pesar de gozar de
menos derechos por las leyes del tío Paco, se sienten
orgullosos de ser considerados plebleyos de singular familia y se
contentan con una sonrisa de compromiso de los defensores del todo para el
pueblo pero sin el pueblo.
La
singular revista, Interviu nos presenta un artículo
firmado por Ana María Pascual sobre el coste de la boda, titulado "La
boda en cifras"
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A
pesar de que el gobierno niega una partida especial para asumir ese gasto
más allá del presupuesto anual de la Casa Real incrementado a más de
siete millones de euros, la revista ha hecho un riguroso estudio de los
presumibles gastos que supondrá la boda para los españoles.
Para empezar, y aunque los responsables eclesiásticos afirman que se
trata de un enlace más, el gasto de decoración de la catedral de
la Almudena nunca será menor de los 240.000 euros que costó la
decoración de la catedral de Sevilla con motivo de la boda de la infanta
Elena, dinero que fue aportado por el Ayuntamiento de Sevilla y Patrimonio
Nacional.
El gasto en flores se establece en 110.000 euros,
tomando como referencia el precio de mercado y las 300.000 flores que se
repartieron por las calles de Barcelona cuando la boda de la infanta
Cristina.
El coste de las pantallas gigantes que se instalarán en los exteriores de
la Almudena para seguir la boda desde la calle cuestan según las empresas
consultadas 31.200 euros.
En cuanto al vestuario, se estima que el traje de la novia
cueste al menos los 6.000 euros que costó el de la
infanta Elena, el del príncipe, entre 4.000 y 6.000 euros
y el de los reyes unos 4.500 euros cada uno.
Las invitaciones tienen un coste previsto de 36.000 euros. El
banquete, 360.000 euros calculando un coste medio de 120 euros
para 3.000 invitados. El transporte de invitados desde
los hoteles a la catedral se elevará a 25.800 euros.
El alojamiento de los invitados, recordemos que para las bodas de
las infantas acudieron 300 representantes de 40 casas reales de todo el
mundo, se estima en 350.000 euros. Ya se han reservado 50
habitaciones en cada uno de los mejores hoteles, cuyo precio medio por día
y habitación es de 700 euros. Este dinero será aportado bien por los
ciudadanos españoles en el caso de parientes de los reyes españoles,
bien por los ciudadanos de las otras monarquías.
El gasto previsto en seguridad se elevará a 1.200.000 euros.
Las medidas de seguridad se calculan que duplicarán las de las bodas de
las infantas, donde las dietas, desplazamiento y salario de 4.500 agentes
costaron 600.000 euros.
La retransmisión televisiva de la boda, según fuentes
de la actual dirección de RTVE se elevaría a 1.200.000 euros.
Como remate y puestos a seguir sumando, es más que presumible que la Casa
Real pague los servicios de peluquería y maquillaje de
los invitados, (¿y no se lo pueden pagar ellos?... será que
son pobres como yo) tal y como hizo en las bodas de las
infantas, a razón de 180 euros por cada uno, es decir, 540.000
euros.
La Casa Real no esta obligada a dar cuenta de sus gastos
En total, y a pesar de que no se han contabilizando los gastos de
limpieza, el coste total se eleva a 4.113.000 euros, una
elevada cantidad que, sin embargo, y de acuerdo con la Constitución española,
la Casa Real no debe de justificar de ninguna manera.
Esto es debido a que los gastos de la boda corren a cargo de la asignación
anual del Rey; es decir, del dinero que recibe anualmente la Casa Real a
cargo de los Presupuestos del Estado para el sostenimiento de su Familia y
Casa, teniendo la potestad de distribuirlo libremente según más le
convenga, como reconoce el artículo 65.1 de la Constitucion.
Asimismo, la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, que
determina las condiciones en que han de celebrarse los concursos públicos,
sólo rige para la Administración General del Estado (de la que no forma
parte la Casa Real), para las administraciones autonómicas y para las
locales.
Es decir, que a diferencia de otros organismos del Estado que a partir de
cierto importe deben sacar a concurso los contratos para la compra de
bienes o servicios, la Casa Real puede comprar directamente sin mediar
esta condición.
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