Los comunistas españoles rinden tributo a la Pasionariaen el XX Aniversario de su muerte.
El fuego de 'Pasionaria' arde aún en el PCE
Público
Miguel Hernández la llamó fuego en 1937, cuando las bombas, la muerte, la represión y la intransigencia se comían a España por los cuatro costados. Pero ella, Dolores Ibárruri, Pasionaria, con "su voz incandescente", sus dedos y uñas "como carbones", que dijo el poeta, resistió en la Guerra Civil. Y con ella la España republicana, hasta 1939. Luego se instaló la noche, la dictadura. Pasionaria sólo regresó a España cuando volvió la libertad. Asistió a la legalización de su partido, el Partido Comunista de España, también a su posterior despedazamiento interno. Y murió el 12 de noviembre de 1989, con casi 94 años. Hacía ayer dos décadas. Pero, como proclamaron sus compañeros y amigos, congregados para rendirle homenaje a los pies de su tumba, en el cementerio civil de la Almudena de Madrid, el fuego verdadero no muere. Está "vivo" y alumbra aún a sus herederos.
Dolores, la mujer icono del antifranquismo, ha "enseñado mucho" al PCE, reivindicó José Luis Centella, que ayer se estrenó en su primer acto público tras su elección como secretario general de los comunistas el pasado domingo. Enseñó lucha, compromiso, como "tantos que dieron su vida por la democracia". También "ternura, coherencia, cariño". |
Fue el final del tributo a 'Pasionaria' ayer, en el cementerio civil de la Almudena de Madrid. José Luis Centella (con gafas, a la derecha) y Juan Ramón Sanz, secretario general del Partido Comunista de Madrid, con el puño en alto al son de 'La Internacional', igual que el resto de asistentes. Foto.-.Reyes Sedano |
Nadie trazó imágenes negras. No lo hizo Centella, ni su compañera de la cúpula del PCE Maite Mola, que mostró la inmensa actualidad del No pasarán "Os llamo a la lucha, para combatir y aplastar el capitalismo. ¡Viva el comunismo! ¡No pasarán!", gritó. Ni Javier Moreno, del Foro por la Memoria. Quizá por algo que advirtió este último, porque en los últimos días, al calor del XVIII Congreso del PCE, han sonado los "tambores del anticomunismo" en varios medios de comunicación.
"Les ha indignado que no hayamos pedido perdón recalcó orgulloso Centella. ¿Por qué tiene que pedir perdón Dolores? ¿Por haber defendido a los trabajadores, haber defendido la verdad, la justicia y la libertad, haber defendido el ideal más bonito? No tiene que pedir perdón".
Que lo hagan, agregó, los que "han masacrado al pueblo", los que "se han enriquecido y siguen enriqueciéndose en esta seudodemocracia", los que fueron "fascistas" y ahora visten "la chaqueta de demócratas". "No hemos hecho nada en este país de lo que tengamos que avergonzarnos".
"Construir el socialismo"
El homenaje caminó del pasado al futuro. Si las ideas "son fuertes", insistió el líder, si el PCE "está vivo", pervivirá "la posibilidad de construir el socialismo" y de devolver al partido el "esplendor" de los años de Pasionaria y de Pepe Díaz, el secretario general en la Segunda República.
Dolores recibió rosas rojas, la bandera tricolor y la del PCE, el respeto de los jóvenes y de viejos camaradas como Concha Carretero, encarcelada en 1939 con las Trece Rosas. Algo menos de un centenar de personas que ayer oyó crepitar otra vez el fuego que describía el poeta, el fuego invisible de Pasionaria.
La tumba de la histórica dirigente comunista, situada al lado de la del fundador del PSOE, Pablo Iglesias, se ha cubierto hoy de flores que han ido depositando sus seguidores sobre la bandera roja del Partido Comunista de España y junto a la tumba un cartel en el que resaltan los colores de la bandera republicana (rojo, amarillo y morado) y la frase Una flor del siglo XXI.
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Isidora Ibárruri Gómez, su verdadero nombre, nació en 1895 en
Gallarta, Vizcaya, en el seno de una familia
pobre y numerosa.
Vestida siempre de negro, Dolores aprendió costura y fue una
verdadera adicta a la lectura, por lo que
adquirió una importante preparación.
Debido a sus experiencias y al contexto histórico que le tocó
vivir pronto se vinculó al PCE.
En 1918 publicó su primer artículo en el Minero Vizcaíno y lo
firmó con el seudónimo de La Pasionaria, de ahí
que se le conozca por ese nombre.
A partir de entonces comenzó su gran acción social,
convocando a los trabajadores a movilizarse y
participando en manifestaciones. En 1930, es
elegida miembro del Comité Central del partido.
Por sus fuertes y punzantes discursos y su activa militancia en las
manifestaciones resultó varias veces encarcelada
y perseguida por las autoridades de entonces.
Poco tiempo después, se destaca en las Cortes Constituyentes
de la República Española, como diputada del PCE
por Asturias.
Durante la Guerra Civil (1936-1939), su labor política y de
resistencia fue fundamental, pues hablaba
constantemente al pueblo, escribía, publicaba
discursos y se desplazaba al frente.
Colaboró con el traslado de numerosos españoles a la
Unión Soviética, e incluso ella misma debió
exilarse en Moscú debido a la represión desatada
por el fascismo en este país.
Dentro del PCE fue elegida secretaria general en
1942 y 18 más tarde ocupó el cargo de presidenta
de la agrupación.
Al año siguiente de la muerte del general Francisco Franco
(1892-1975), Dolores, con 80 años sobre sus
espaldas, regresa a España, tras permanecer casi
cuatro décadas en el exilio.
A sus 94 años siguió siendo un referente para los
comunistas españoles, tras haber sido presidenta
del PCE y diputada (tanto en las Cortes
Constituyentes de la II República como en la
primera legislatura luego de la dictadura
franquista).
Su papel de símbolo popular fue exaltado por
poetas de la talla de Rafael Alberti, Antonio
Machado, Miguel Hernández y Pablo Neruda.
Sus múltiples escritos, además, dejan un buen rastro de
lo que fue su lucha por los ideales socialistas
de igualdad y de derechos para los oprimidos.
Un 12 de Noviembre, como hoy, hace 20 años, fue enterrada en el
cementerio civil La Almudena al lado de la tumba
del fundador del Partido Socialista Obrero
Español, Pablo Iglesias.
A sus casi 94 años era un referente para los
comunistas españoles, tras haber sido presidenta
del PCE, diputada (tanto en las Cortes
Constituyentes de la II República como en la
primera legislatura tras la dictadura de Franco)
y defender sus ideas desde el exilio que la
mantuvieron casi cuarenta años fuera de España.
A los pies de la sepultura han colocado una bandera republicana y una enseña de los brigadistas daneses que combatieron en defensa de la República española durante la Guerra Civil.