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  No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia. Juan  Carlos «El Rey»   

   La monarquía es un fetiche en una sociedad de súbditos 

  Miquel  Jordá.

     Unidad Cívica por la República, Asociación Cultural, que fundamentalmente desde hace más de dos años de existencia reivindica la “Recuperación de la Memoria Histórica” no de forma folklórica si no para la conquista de la Democracia que se frustró en la llamada “transición modélica” con la Constitución borbónica de 1978, Democracia que significa, para que sea aunténtica en la forma de Estado Republicano, fundamentada en la Igualdad, Libertad y Fraternidad, social y política o sea en el gobierno del Pueblo por el Pueblo. Un Estado Federal, fundamentado en el principio de Subsidariedad, de forma que lo que pueda hacer una institución inferior, no tiene por que hacerlo una superior. Principio elemental para que prevalezca la transparencia en lo administrativo, en la recaudación de impuestos y su consecuente reparto a todos los niveles, desde los presupuestos municipales, comarcales y nacionales. Equitativos a nivel de todo el Estado.

     De forma de que tanto los ciudadanos como las instituciones a todos los niveles deben administrarse con transparencia, controlados con eficacia, aportando todos según sus posibilidades, esfuerzos, al bien común y así ser equitativos para la debida atención y cobertura de las necesidades sociales, de instrucción pública, cultura, estructuras a favor de todos los ciudadanos e instituciones que componen la sociedad.

     Todos tenemos derechos de recibir según las necesidades, pero también todos tenemos obligaciones para aportar al bien común según nuestras capacidades. Debemos ser conscientes de nuestra pertenencia a una sociedad justa y equitativa.

     Con los avances de la ciencia, la técnica, acumulación de capital y medios por los sacrificios y esfuerzos de las generaciones anteriores y a los que hoy día producimos, no es de justicia ni dignidad social, humana, que en nuestro mundo haya marginados, hambre, miseria y miedos. Esto solo puede solucionarse con la auténtica Democracia – La República – que nosotros reivindicamos, en justa reciprocidad a los sacrificios que hicieron nuestros antepasados, que sabemos fueron sacrificados sus esfuerzos por los victoriosos no solo de la guerra civil del 36/39 que cercenó de raíz la II República del año 31 sino también lo vemos en siglos anteriores al recuperar la “memoria histórica” de los reyes y sus cortesanos que durante siglos sometieron al pueblo.

     En 1640 – el día 29 de Agosto – hubo un intento revolucionario en Barcelona cuando se levantaron  los Segadores (clase obrera de la época), pasando a reivindicar La República. Cinco días antes, El Consejo de Estado, en Madrid liderado por el Conde Duque de Olivares había decidido “allanar Cataluña”. Todo con el beneplácito de S.M. Felipe IV felizmente reinante. Hoy podemos todavía ver lo que fue el acuartelamiento de las tropas en la Villa y Corte, cuartel del Conde Duque.

     Paseando por la Capital del Reino, fácilmente podemos recuperar la memoria, nos lo facilitan los personajes que “montados a caballo” asesinaron a mansalva al pueblo de muchas partes de la Península, para mantener el orden; es decir que creando el terror, expoliaban a la sociedad para el enriquecimiento de los poderosos. En la Puerta del Sol vemos a Carlos III hijo de Felipe V al llamado “mejor alcalde”. Es verdad que se hacían alcantarillas y hospitales, pero también es cierto que se creaba miseria... Arrasó un levantamiento popular, consecuencia del hambre.

     Seguimos paseando por la ciudad, y nos encontramos de cara con un jinete de caballo famoso, Espartero, servidor de S. M Isabel II, asesinó que rindió un levantamiento popular en Barcelona tras bombardear la ciudad durante 12 horas desde el Castillo de Montjuic. Sus heroicidades se repitieron en las colonias americanas y País Vasco.

     En el Parque del Retiro, el insigne Martínez Campos. En los laterales del monumento constan sus “Campañas". Las titulan de Cuba, Filipinas, donde dio las ideas para reprimir a los rebeldes hacinándolos en campos de concentración. También naturalmente hizo campañas en la Península Cataluña y Norte. En Sagunto con el ejército naturalmente, ofreció el Estado al Borbón Alfonso XII.

     Por la Castellana , se exhibe Don Manuel Gutierrez de la Concha – Marqués de Duero- que en su vida no hizo cosa mejor que demostrar su capacidad de reprimir al pueblo en beneficio de la dinastía borbónica.

     Para nuestra generación no hay vergüenza que en las calles de Madrid, frente a los Nuevos Ministerios esté la figura a caballo del mayor asesino de nuestra historia por el número de muertos habidos en tres años de guerra y decenios de la posguerra represaliados de todas las clases sociales y exiliados en el extranjero por el único motivo de haber servido a la República con cargos y responsabilidades políticas, sindicales, obreros, campesinos, maestros, médicos, científicos, catedráticos entregados al servicio de la sociedad y cuantos se negaron a asumir aquello tan mezquino de Dios, Patria y Rey y por el Imperio hacia Dios. Siempre la Iglesia Católica ha legitimado a los reyes, dictadores y sus secuaces.

     El pasado del País es triste, pero como decía Don Manuel Azaña, no podemos ignorar el sufrimiento y experiencias de las generaciones anteriores, es fundamental para construir la nueva sociedad democrática. Han querido silenciarlo todo con los pactos de la Transición  y nosotros si queremos ser fieles republicanos debemos desentrañar la Historia siendo coherentes y consecuentes por justicia, cultura y dignidad.

     Hoy, no podemos olvidar que de  las Cortes franquistas/falangistas/monárquicas/opusdeístas, con obispos incluídos aparecieron “demócratas de toda la vida”, con la Monarquía, de Juan Carlos I el cual no juró la Constitución, pero sí había jurado los principios del Movimiento Nacional.

     En los primeros años de la transición y todavía hoy falsearon la historia glorificando el golpe militar y la dictadura, de los cuales ellos fueron los herederos. El 18 de Julio de 1978, la Casa del Rey, publicó: “Hoy se conmemora el Aniversario del Alzamiento Nacional que dio a España la victoria contra el odio y la miseria, la victoria contra la anarquía, la victoria para llevar la paz y el bienestar a todos los españoles. Surgió el Ejército, escuela de virtudes nacionales y a su cabeza el Generalísimo Franco, forjador de la gran obra de la regeneración”.

     Esperar que se rectifique todo esto por los partidos políticos hoy en el poder es una quimera.

     Como manifestamos reiteradamente se puede ser de derechas y republicanos, pero jamás de izquierdas y monárquico o Juan Carlista como se denominan algunos.

     Por todo esto y mucho más no podemos dejar lo “POLÍTICO” a los políticos profesionales. Lo “MILITAR”  a los militares ni  la “ENSEÑANZA” al Clero. La sociedad civil debe plantar cara, denunciar la corrupción y engaño en lo político y social; la Historia se repite: EL BIPARTIDISMO  hoy entre PSOE Y PP – liberales y conservadores – Sagastas y Cánovas como en el Siglo XIX la Historia se repite, el caciquismo en Ayuntamientos y Comunidades. Inversiones en ladrillo financiando – corrompiendo a los partidos que no subsisten con las cuotas de sus afiliados. No son libres sus militantes para controlar y elegir a sus llamados líderes. Los partidos en el poder son estructuras del Estado por encima de la sociedad, son como ejércitos de ocupación que controlan todos los poderes, o los poderes financieros les controlan a ellos, de forma que las víctimas una vez más son los súbditos que están limitados a  votar cada cuatro años, sin referencias de cambios políticos, sociales reales ya que los que mandan no son responsables ante el pueblo. Encima está el poder de la Monarquía – Institución que como su instaurador el Caudillo Franco solo es responsable ante Dios y la Historia.

     Podemos leer en el libro de Juan Ramón Capella “Las Sombras del Sistema Constitucional Español “

                         El texto de la Constitución de 1978 es reconfortante, puesto que establece numerosos mecanismos jurídicos (y en el fondo también políticos) de control del poder (público) : algo rancios quizás, puesto que su inspiración no es ya decimonónica sino ilustrada, pero en principio suficientes. Lo que sucede, no obstante, es que, sin perjuicio de su práctica ocasional y parcial, en los conflictos importantes – es decir, cuando está en juego el Poder con mayúscula o el destino personal de sus ocupantes – no funciona, abriéndose un abismo entre la norma y los hechos, entre el mundo oficial y el mundo real. el poder no está dispuesto a dejarse limitar, y mucho menos ahogar, por los controles institucionales, y a tal efecto no a vacilado en falsear la Constitución de forma tan grave como descarada. El partido en el gobierno así lo hace y el partido en la oposición lo denuncia con aspavientos; pero todos están de acuerdo en la defraudación y al turnarse en el gobierno se intercambian los papeles sin sonrojo alguno.

                        La raíz del mal se encuentra, por supuesto, en la deliberada deshonestidad constitucional de la clase política; pero desde el punto de vista técnico, el fracaso del sistema oficial se debe a la circunstancia de que se ha colocado a los controladores en manos de los controlados y es manifiesto que así no pueden funcionar las cosas, ya que a los controlados les resulta muy fácil imponer contramedidas que bloqueen la actuación eficaz de los controladores. Siendo esto así , la cuestión no es ya de ampliar o mejorar los mecanismos oficiales de control sino la de lograr que se lleven lealmente a la práctica: un objetivo que no está obviamente al alcance de los autores de una eventual reforma constitucional y de las instituciones de vigilancia y garantía que en ella se fundan. Una cosa es la normatividad y otra la realidad; una cosa es la Constitución y otra la política. 

     Si observo y analizo esta sociedad. Juzgo tanto a los que administran, y mandan que no gobiernan, debo actuar para conquistar lo que como ciudadano aspiro “LA REPÚBLICA”. Los mismos motivos de fondo que existían para rebelarse contra el franquismo existen hoy para acabar con la Monarquía.

                        Agosto  2004          

                                                                                           Miquel  Jordá.

    


   

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