Triste, muy triste. Lamentable. Casi no hay palabras para expresar un sentimiento que recorre a una buena parte de esta sociedad cuando vemos, leemos, noticias como estas.

El delegado del Gobierno, los Tribunales de Justicia, van desbrozando el callejero de los pueblos y ciudades de nuestro pais, requiriendo, exigiendo, ordenando retirar los nombres de aquellos que, según ellos suponen un acto de apología del terrorismo.

No importa que hablemos de personas a las que de haber seguido vivas, se les hubiera aplicado la Ley de Amnistía. No importa que sean personas que, por encima de cualquier otra cosa, fueran luchadores antifascistas, antifranquistas, personas que se levantaron contra un régimen del terror, contra un estado, todos estaremos de acuerdo en la denominación, supongo, terrorista, vulnerador de derechos, culpable de la muerte, asesinato, tortura, y encarcelamiento de miles y miles de hombres y mujeres que anhelaban la libertad, la democracia…

Y aquí no estamos hablando del método de lucha que cada uno eligió en ese momento, ni de sí era o no el más correcto. Estamos hablando de hombres y mujeres que se levantaron contra la injusticia, la opresión, de una forma equivocada o no, pero arriesgandolo todo frente a un estado dictatorial… Hablamos de memoria histórica, hablamos de recuperar la histora de los vencidos militarmente, de los aplastados, oprimidos, y desaparecidos de la historia oficial durante cuarenta años de dictadura, y casi treinta de constitución. Hablamos de la necesidad de hacer justicia histórica con todos ellos.

Empiezan, incluso desde los despachos oficiales del Estado, a reconocer tímidamente a la lucha guerrillera, al maquis, pero aquí no, aquí aTxiki, a Otaegi, a Txikia, a Argala, se les juzga con las gafas y la visión de hoy, de lo que hoy es ETA, se les califica sin más de terroristas, mientras Melitón Manzanas, Carrero Blanco son condecorados y reconocidos como víctimas. Es como volver a fusilarlos, a ajusticiarlos, como volver a echar toda la carga mediática de aquella prensa franquista sobre sus personas.

No, no podemos callar y permitirlo, no podemos dejar que violen nuestra memoria colectiva. Si quieren quitar calles con nombre de vulneradores de derechos y libertades que miren por cientos y cientos de pueblos de España, les sobran calles, plazas, paseos Francisco Franco, General Mola, Queipo de Llano, 18 de Julio,… No estamos hablando de calles y plazas con nombre de miembros de la ETA posterior a 1977. Estamos hablando de parte de nuestra historia, de la de los vencidos.

Alguién se imagina que en el Estado francés se pongan a quitar calles, plazas, monumentos a favor de la resistencia armada, de los resistentes contra el nazismo. Y, aún más, alguién de la progresía española permitiría que abiertamente a los maquis, no sólo se les silenciara, sino que desde el Estado se les calificara hoy oficialmente como terroristas.

No es cuestión de argumentos, hablamos de sentimiento, de corazón. Hoy, la mayoría de esta sociedad, no ha vivido la dictadura franquista, pero mal favor haríamos a las futuras generaciones si no la valoráramos en su justa medida, y, sobre todo, no vieramos a aquellos que se levantaban contra ella (la gran mayoría de forma pacífica) como parte nuestra.