Diario de Córdoba
18 de
Febrero de 2009
No hace muchos
días, saltó a la prensa que Rosa
Aguilar ha manifestado públicamente
su oposición a la colocación de dos
monolitos, respectivamente, en los
Cementerios de Ntra. Sra. de la
Salud y San Rafael de nuestra
capital. Como el lector adivinará,
se trata de la instalación de un
monumento de carácter alegórico o
simbólico que represente
adecuadamente el justo y merecido
homenaje a todos aquellos --mujeres
y hombres-- que perdieron de forma
trágica sus vidas por defender los
valores de la libertad, el trabajo y
la honradez. Ya forman parte de la
conciencia democrática de nuestro
pueblo. Por tal motivo, es de
justicia aceptar en nuestra
democracia actual aquellas
reivindicaciones ciudadanas
inspiradas en el espíritu de la
Transición y acordes con la voluntad
de la Ley, "- apelando de nuevo a su
espíritu fundacional de concordia, y
en el marco de la Constitución, que
no puede dejar de atender". Además,
la mayoría de la sociedad sabe y
respeta que hubo un tiempo con
dificultades en el que mujeres y
hombres, deseosos de libertad y
justicia social, se comprometieron
con una república de trabajadores
que les ofreciera un futuro
esperanzador en el marco de una
sociedad moderna, justa,
democrática, solidaria y libre. Cómo
no es difícil de adivinar, ese sueño
se esfumó con el golpe militar de
1936.
La
recuperación de nuestra memoria
democrática no debería catalogarse
por algún sector de la ciudadanía
como puro revanchismo. Pues quienes
continuamente vienen criticando las
medidas tendentes a la recuperación
de nuestra memoria histórica común,
lo que intentan es apagar aquella
llama transformadora que supuso la
breve vigencia de la Constitución
republicana de 1931. Y, por
consiguiente, nuestra memoria
democrática del siglo XX no puede
prescindir del justo homenaje que se
merecen todos aquellos que,
definitivamente, el tiempo se ha
encargado de absolver del delito de
defender con su inocente sangre
aquel ideal democrático.
Ante este
alegato, nos resulta sorprendente,
es más, no llegamos aún a comprender
la rotundidad con la que se ha
expresado la señora alcaldesa en los
medios de comunicación cuándo sabe
que representantes de la sociedad
civil vienen manteniendo durante más
de un año conversaciones con
responsables de los cementerios
municipales, los cuales, en ningún
momento, han manifestado
discrepancia alguna sobre la
colocación de los mencionados
monolitos. Precisamente, ahora,
cuando se le pide a la Alcaldía que
pase de la política de las palabras
y los gestos a la política de los
hechos, no sabemos si por razones de
oportunidad política o de otra
índole- la señora alcaldesa ha
anunciado, por un lado, que está a
la espera de conocer el papel
encomendado a los municipios
mediante el desarrollo reglamentario
de la Ley de la Memoria Histórica y,
por otro, ha rechazado de plano la
colocación de un monolito en cada
uno de los camposantos indicados
anteriormente. Ante esta situación,
insistimos en que la colocación de
estos monolitos es una obligación
histórica que nos exige identificar
el lugar o los lugares donde fueron
arrojados los cuerpos de tantas
víctimas a las que tan injusta y
arbitrariamente se les arrebató la
vida. Desde un decidido espíritu de
concordia es como se pueden
dignificar estos lugares de la
memoria, las denominadas fosas
comunes, las cuales si durante más
de setenta años fueron un espacio
para ocultar y negar la barbarie
represora y exterminadora, ahora, el
tiempo apremia para convertirlas en
lo que deben ser realmente: las
dignas sepulturas que acojan a
aquellos españoles que existieron y
creyeron en una España solidaria,
próspera y libre; y cuyos monolitos
representen el vivo y emocionado
recuerdo de todos sus nombres
labrados sobre la perdurabilidad
histórica que ofrece el material
pétreo. Con todo ello, se da justo
cumplimiento al deseo de sus
familiares y allegados, honrar de
este modo la memoria que aquéllos
atesoran y darles un sitio donde
reposen los restos mortales
enterrados de sus seres queridos con
el honor y la dignidad merecidos.
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Presidenta del Foro Ciudadano para
la Recuperación de la Memoria
Histórica de Andalucía