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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

Los obispos, nostálgicos de la dictadura franquista

José Jaume

Mallorca Confidencial   5 de Diciembre de 2009

 

     Los obispos católicos españoles disimulan cada vez peor y con menos ganas, su añoranza de la dictadura franquista, los tiempos en los que, con el nacionalcatolicismo convertido en religión oficial, hacían y deshacían a su antojo.

        Los obispos católicos españoles disimulan cada vez peor y con menos ganas, su añoranza de la dictadura franquista, los tiempos en los que, con el nacionalcatolicismo convertido en religión oficial, hacían y deshacían a su antojo, imponiendo por la fuerza sus normas morales a todos los españoles.

       Ahora, el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig, ha oficiado una misa en la iglesia de Paracuellos del Jarama (es el cementerio donde están enterrados los asesinados en el Madrid republicano al inicio de la Guerra Civil), presidida por la bandera española con el escudo franquista, a la que asistieron todos los líderes de la extrema derecha española.

      Uno de ellos, Blas Piñar, afirmó sentirse “muy emocionado” por la homilía, añadiendo que no podía creerse que todo un obispo hubiera dicho lo que dijo Reig, quien aseguró, entre otras sentencias, que Paracuellos es la catedral con más mártires de la cristiandad.

       Es obligación de un sacerdote oficiar misas por cualquier difunto; hacerlo por los asesinados durante la Guerra Civil es, además de una obligación para un sacerdote católico, una responsabilidad añadida. Son más discutibles, aunque sujetas a interpretación, sus afirmaciones sobre “la mayor catedral de mártires de la cristiandad”. Hasta aquí, nada que los obispos españoles no hayan reiterado hasta el hartazgo durante décadas y décadas.

       Lo chocante, es que jamás un obispo español ha levantado su voz para ensalzar a los miles de asesinados por la represión franquista durante y después de la Guerra Civil, a lo largo de la cruel posguerra, en la que la dictadura asesinó a decenas de miles de republicanos o, simplemente, “desafectos al Régimen”. No sólo no levantaron la voz, sino que, muchas veces, fueron los cómplices necesarios para que se perpetraran los crímenes.

     No sorprende que el obispo Reig diga misa escoltado por el escudo franquista; no sorprende, porque con el cardenal Rouco presidiendo la Conferencia Episcopal, estando al mando de los obispos, la Iglesia católica española es cada vez más la expresión de la nostalgia por los “viejos buenos tiempos”, en los que el general Franco le dio todo lo que podía soñar, convirtiéndola en su sostén y en la guardiana de las esencias de la moral patria.

       El desenganche que la Iglesia protagonizó de la dictadura parece haber sido olvidado; ahora, alarmados los obispos por el “laicismo radical” de Zapatero, su querencia es la de volver a un tiempo en el que la pena de muerte se ejecutaba sin más, pero no había divorcio ni aborto y ellos dictaban en los colegios la moral de todos. Así es cómo la Iglesia católica se está quedando sin ovejas. Lo que dicen las encuestas es demoledor para los obispos: el setenta por ciento de los españoles aseguran sentirse católicos, pero casi todos pasan absolutamente de los jefes del catolicismo español. Qué drama el de Rouco y sus cofrades.

 

 

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