"Este homenaje a mi abuelo es el resultado de
muchos años de lucha,
de conocer, de explicar. Hasta ahora, había pesado
sobre él un velo, una leyenda negra". La voz de
Carmen lloraba. Reflejaba el dolor del destierro,
pero también la fortaleza de los héroes, de aquellos
que no ceden. Porque eso hizo su abuelo, no ceder al
avance de las tropas rebeldes, lo que le valió las
críticas de los suyos por haber prolongado el terror
de la Guerra Civil.
"Su prioridad fue España, la República, los
españoles,
defenderlos y salvarlos del fascismo",
destacó. Negrín, cuando llegó a la jefatura del
Gobierno en mayo de 1937, conocía el percal. Sabía
que la "guerra estaba perdida" por la traición de
las democracias europeas, pero creyó que había que
"luchar lo más posible", hasta llegar a la Guerra
Mundial. La sentía cerca, y así fue.
Después llegó el
exilio, la desesperanza. Luego, la guerrilla
interna en el PSOE. Ganó el grupo de Indalecio
Prieto y Rodolfo Llopis, más posibilista y
partidario de trabar acuerdos con los monárquicos.
Perdieron Negrín y otros 35 militantes, los
convencidos de que no cabían componendas (Max Aub,
Ramón Lamoneda...). Como dijo su nieta, se optó por
el camino fácil, usar a Negrín de "chivo
expiatorio".
El valor de los "principios"
"Yo soñé con este
momento", confesó ayer Guerra. Son 63 años
los que el PSOE ha tardado en "rectificar". "El
partido se equivocó y hoy tiene la grandeza de
reconocerlo", añadió. Así, llega a su "estación
final". Lo hace ahora, recalcó el ex vicepresidente
del Gobierno, por "el escasísimo conocimiento que
los españoles tienen de la República y la Guerra
Civil". Y también de Negrín, "un estadista" que legó
al PSOE sus valores "de libertad, solidaridad,
democracia, fraternidad y esperanza".
Pajín cerró el círculo.
Reivindicó los
"principios del PSOE" que alumbran una
trayectoria de 130 años. "No tememos mirar al
pasado. Nos sentimos orgullosos, no como otros
partidos que se refundan y viajan al centro hasta no
se sabe dónde". De ahí saltó a la memoria histórica.
Pajín la defendió, pese a los retrasos del Gobierno.
"Apoyaremos a quienes quieren rescatar la verdad",
prometió. "Queremos recuperar nuestra historia: es
la de todos y tenemos derecho a hacerlo". No cabe
"rencor". Ya no. Porque la historia llama para
saldar deudas. Ayer al menos murió una, la de Negrín
y sus compañeros.