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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

 

Málaga. Música, ruído y Memoria Histórica

Francisco Valdivia Sevilla

UCR 29 de Abril de 2009

 

El Conservatorio Superior de Málaga es uno de los cuatro centros superiores de enseñanza musical que existen en la Comunidad Autónoma Andaluza, junto con los de Sevilla, Granada y Córdoba. Desde hace años ha venido vertebrando la vida musical de la capital malagueña y realizando una importante labor de formación de los jóvenes músicos del sur de Andalucía, aunque el panorama no es muy halagüeño para el futuro: recientemente el ayuntamiento, gobernado por el Partido Popular, ha publicado una ordenanza contra el ruido que limita el umbral sónico permitido en domicilios particulares a 45 decibelios en estancias y 40 en dormitorios. Un alumno ya ha sido multado con 600 € por tocar el violonchelo en su casa un sábado a las once de la mañana.

 

            El Conservatorio se encuentra ubicado en la Plaza Maestro Artola, en un edificio inaugurado en 1971 que continúa funcionando en la actualidad sin prácticamente ninguna reforma.          Fácilmente visible en el pasillo principal, sobre una puerta que comunica con la sala-auditorio «Manuel de Falla» se encuentra una gran placa conmemorativa de la inauguración del edificio, en la que figura en grandes letras el nombre del dictador Francisco Franco, junto al título de «Caudillo de España».

 

            La Ley de la Memoria Histórica, ley 52/2007, afirma en su artículo 15, punto 1: Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Entre estas medidas podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas.

 

            Durante los primeros meses de la guerra civil, las tropas facciosas sometieron a la ciudad de Málaga a siete meses de asedio y bombardeos, antes de ser finalmente tomada por tropas italianas en febrero de 1937. La represión inmediata fue una de las más duras y crueles de la guerra, se calculan unos 17.000 fusilados, enterrados en fosas comunes como las del cementerio de San Rafael. Además, varios miles de malagueños que huyeron de la ciudad en dirección a Almería fueron masacrados en la carretera de la costa por la marina fascista.

 

            Resulta por lo menos extraño comprobar que los ruidos que a sangre y fuego asolaron la Málaga de 1937, los ruidos de los disparos, bombas, obuses, los gritos de dolor, los llantos... han quedado impunes, y aun más, consagrados en una placa de mármol al recuerdo del «Caudillo de España» mientras las dulces y tímidas notas de un estudiante de violonchelo son castigadas con 600 euros de multa.

 
 

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