El 13 de junio de
1939 el buque francés Sinaia trajo mil 681 exiliados
españoles
Hace 70 años, Veracruz se erigió en la
puerta de la libertad
Arturo Jiménez
La Jornada
14 de Junio de 2009
Hace 70 años, el 13 de junio
de 1939, el puerto de Veracruz, el tres veces heroico , el
puerto de entrada de lo bueno y lo malo de la civilización
occidental, la puerta de la libertad , concentraba su inagotable
energía y capacidad bullanguera en el malecón. Los porteños recibieron
con bandas de guerra y fraternidad a los diezmados republicanos.Para
conmemorar la efeméride, la ciudad ha vuelto a ser una fiesta del arte y
la cultura
Estaba por
atracar un vapor: era el buque francés Sinaia, que sería
historia, leyenda y símbolo del exilio español y de la solidaridad
mexicana.
Bandas de
guerra, comparsas, discursos, fiesta, libertad y fraternidad eran el
aliento que los porteños daban a los diezmados republicanos españoles
que ese día comenzaban su exilio en este país, la gran mayoría para
siempre.
Era la
generosidad de una diplomacia y un gobierno progresistas, encabezado por
el presidente Lázaro Cárdenas, nutrido de un pueblo que, con mil
problemas, tenía más de tres razones para la esperanza, la principal: un
proyecto de nación.
En el Sinaia,
el primer barco de los 16 que llegaron entre 1939 y 1942, venían mil 681
refugiados, derrotados en lo inmediato y triunfadores a la larga de la
cruenta Guerra Civil española (1936-1939).
Huían de la
represión desatada tras la llegada al poder del general Francisco
Franco, quien desde el corporativismo y el conservadurismo gobernaría
España hasta su muerte, en 1975.
Xirau, Sánchez Vázquez, Gaos
Entre los que serían nuevos
mexicanos ve-nían de distintas regiones de España figuras ya
consolidadas o futuras como el niño Tomás Segovia, quien acababa de
cumplir 12 años y después se convertiría en un importante poeta; el
joven de 15 años Ramón Xirau, a la postre poeta y pensador; el poeta y
filósofo Adolfo Sánchez Vázquez, con apenas 23 años; el reconocido
filósofo José Gaos, con 38 años;
y el poeta Pedro Garfias, integrante de la generación del 27, también
con 38 años.
Y con ellos
venían fotógrafos, dibujantes, pintores, científicos, mineros,
agricultores, ganaderos, albañiles, artesanos, empleados, comerciantes,
médicos, abogados y profesores. Todos combatientes por la libertad y
defensores del gobierno legal y democrático de la Segunda República
Española. Aquí en México serían recibidos por personajes como Alfonso
Reyes, Daniel Cosío Villegas, Isidro Fabela y Fernando Gamboa.
Cincuenta
años después, en 1989, un Sánchez Vázquez de 73 años escribiría al
recordarse como pasajero común y corriente de aquel barco: “En
verdad, la del Sinaia fue la primera expedición colectiva de
exiliados, a la que siguieron poco después las del Ipanema y
Mexique. Las tres, a diferencia de la del grupo de eminentes
intelectuales que las había precedido, no respondían a una rigurosa
selectividad intelectual y reflejaban en su composición la diversidad
social, ideológica, política y profesional del pueblo que había hecho la
guerra. Fue pues, propiamente terminada la guerra, la llegada del
Sinaia a Veracruz la que marcó el comienzo de la larga marcha del
exilio en México.”
Y no era en realidad
la primera camada de refugiados con motivo de la Guerra Givil,
pues en 1937 ya había desembarcado desde la convulsa España el
primer cargamento de nuevos mexicanos, en las personas de unos
500 niños que luego se les llamaría de Morelia y quienes, luego
también, nutrirían uno de los capítulos esenciales de esta
historiografía y leyenda –ambas importantes– del exilio y la
solidaridad.
La fiesta porteña
veracruzana no era tampoco la primera algarabía en la adversidad
que experimentaban los pasajeros del Sinaia, pues
durante 19 días a bordo, luego de partir de Francia, se
realizaron decenas de actividades: recitales, tertulias,
reflexiones grupales, conferencias, conciertos y hasta la
edición de una revista, impulsada entre otros por Garfias, quien
acababa de publicar Primavera en Eaton Heastings, en el
que anotó: |
Desembarco del Sinaia, primero de 16 buques
que arribaron al puerto de Veracruz, de 1939 a 1942Foto
Archivo
|
Escrito en Inglaterra,
durante los meses de abril y mayo de 1939, a raíz de la pérdida de
España . Garfias además escribió un poema que comienza así:
España que perdimos, no nos pierdas .
Sin
embargo, aquel 13 de junio de 1939 el puerto de Veracruz era una
gran fiesta callejera, pese al pesar por la derrota de la esperanza
republicana. Compañeros españoles, están ustedes en su casa ,
les había dicho durante la bienvenida en los muelles el titular de
la SEP, Ignacio García Téllez.
Apretujado, el gentío se concentraba en el malecón, al pie del
Sinaia, y poco a poco se diseminó hacia la Plaza de Armas y las
calles principales como Independencia y 5 de Mayo, en pleno centro
comercial.
Los
recién llegados habrían de pasar algunos meses en el puerto de
Veracruz y luego la gran mayoría sería trasladada a la ciudad de
México, donde se les buscó empleo y diversas maneras de llevar una
vida digna en su nuevo país.
Por
estos días, desde el martes 9 y hasta el 14 de junio, para recordar
lo acontecido hace 70 años, el puerto de Veracruz ha vuelto a ser
una fiesta, ahora de la reflexión, el arte y la cultura, con ciclos
de cine, conferencias, mesas redondas, talleres de gastronomía,
música y exposiciones relacionadas con todo lo que México y España
se han aportado mutuamente. El programa no podía llamarse de mejor
manera: Semana Cultural España-México: Veracruz, Puerta de la
libertad.
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