Franquismo,
70 años después
Josep María
Terricabras
El Periódico
28 de Enero de 2009
El lunes se
cumplieron 70 años de la ocupación de Barcelona por
parte de las tropas franquistas. La caída de
Barcelona significó, poco tiempo después, la de toda
Catalunya. Habían ganado la guerra. Pero parece que
no la ha- bían ganado contra un régimen o contra un
Gobierno, sino contra todo un pueblo. La prueba es
la represión brutal que se desató, con ejecuciones,
campos de concentración, prohibición de la lengua y,
claro está, de todas las libertades democráticas.
Lograron sobrevivir los que se agacharon, los que
disimularon, los que colaboraron, que fueron muchos.
En 1975, con la muerte de Franco, pareció que
la cosa se iba a terminar. Ciertamente, lo pareció.
Solo lo pareció. Y, al cabo de los años, todavía
solo lo parece. ¿Cómo es posible, pues, que aún no
se haya anulado el juicio fascista al president
Companys? ¿Cómo es posible que no se
hayan devuelto los documentos, privados o públicos,
requisados por Franco que aún están en
Salamanca? ¿Cómo es posible que la llamada ley de
partidos no se aplique a partidos fascistas, por
ejemplo Falange Española, que es heredera directa de
Franco, lo que no le costaría mucho descubrir
al juez Garzón, dado que el propio partido lo
reclama? ¿Cómo es posible todo esto y tantas otras
cosas sin la complicidad del nuevo régimen con el
anterior?
En la lista oficial de presidentes del Gobierno aún
constan los nombres de Francisco Franco y
Luis Carrero Blanco. Es decir, el régimen actual
considera que la etapa franquista fue impropia,
quizá incluso fea, pero no considera que fuera un
paréntesis de ignominia y horror que debe marcarse
con lá- piz rojo y procurar borrar.
Por eso es tan reconfortante que, también el pasado
lunes, la Comissió de la Dignitat se reuniera en
Barcelona para dar los premios Dignitat a personas
que han destacado por su compromiso con las
libertades y los derechos nacionales de Catalunya. Y
allí se volvió a pedir la anulación de los juicios
sumarísimos de la dictadura, contra Companys
y contra muchos más. ¿Es pedir demasiado? ¿Es pedir
demasiado que una democracia lo sea y que no solo lo
parezca?