Entrevista a Ferrán Gallego. «Barcelona, los sucesos de mayo de 1937»
El Viejo Topo 23 de Diciembre de 2009
El
historiador Ferrán Gallego publicó
un libro, Barcelona, mayo de 1937
(Debate), que cuestiona o matiza las
versiones mas difundidas de lo que
ocurrió en Cataluña, singularmente
en Barcelona, del 3 al 7 de mayo de
1937. Con la publicación de este
libro se abre de nuevo un debate
sobre un tema que, a pesar de los
setenta años transcurridos, sigue
despertando pasiones sin que acaben
de cerrarse las heridas (políticas)
que se produjeron en aquellos
acontecimientos.
- Como es sabido, el detonante de
los hechos de mayo fue la toma de la
Telefónica por los guardias de
asalto. ¿Por qué deci dió el
Gobierno de la Generalitat arrebatar
a la CNT, que se había hecho
propietaria de esa compañía, el
control de las comunicaciones
telefónicas?
- Como bien has dicho, se trató del
"detonante", en una si tuación de
crisis de las relaciones entre las
fuerzas que cons tituían el Consell
de la Generalitat --es decir, la
ERC, CNT, la FAI, la UdR, la UGT y
el PSUC-- al que se sumaría el POUM,
expulsado del gobierno en diciembre
de 1936. La toma de la Telefónica,
sin embargo, tiene un valor real y
simbólico al mismo tiempo, porque
implica hacerse con el centro de
comunicaciones mas importante que
existía y porque impli caba un
eslabón en una cadena funcional del
debate de fondo: las relaciones
entre el poder institucional y el
poder de base de las distintas
fuerzas sindicales y políticas. La
dis puta por el control de la
Telefónica es un ejemplo claro de
esta disputa por el poder o los
poderes que esta en el origen de los
conflictos desde el verano de 1936.
Un debate sobre control social de
cada organización más relevante que
lo que ha ido llegando hasta
nosotros simplificado en términos de
revolución y contrarrevolución.
- Pero la CNT estaba en el Gobierno,
y no sólo en el de Cata luña, sino
también en el de España. ¿Hemos de
en tender que hubo por parte del
resto de los partidos del Frente
Popular o del Consell de la
Generalitat un intento de desalojar
del poder a los anarquistas?
-Es posible que algunos sectores
pudieran considerarlo así (y no me
refiero a partidos enteros, sino a
tendencias den tro de los mismos).
Creo, con todo, que lo que explica
mejor las cosas es que la CNT, sin
rival en el movimiento obrero
catalán antes de la guerra -a
diferencia de lo que ocurre en el
resto del territorio republicano-
desea mantener una ambigüedad
calculada sobre la configuración del
poder po lítico. No puede imponer el
proyecto libertario, pero sí de sea
mantener ámbitos de independencia de
gestión que se refieren,
fundamentalmente, al control del
Orden Público y al de algunas
actividades económicas. Cuando se
produce la consolidación de las
instituciones y se precisa una
cierta disciplina, que por lo menos
vincule a quienes están en el
gobierno como la propia CNT, ésta se
resiste a abandonar esta versión
difusa del poder. No es casualidad
que la crisis gubernamental en
Cataluña se produzca, el mes
anterior a la crisis de mayo, como
resultado de la aprobación de los
decretos de orden público, que
unificaban el mando y lo ponían en
manos de sectores próximos al
Conseller Aigua der, de ERC. El
PSUC, en este conflicto, se
orientaba clara mente al
reforzamiento de las instituciones,
algo que le lle vara a confluir con
ERC aunque sin desear romper con la
CNT. El PSUC sólo se había planteado
la exclusión del POUM de la política
catalana.
- ¿Por qué el PSUC quería excluir al
POUM? ¿Por qué este últi mo partido
fue expulsado del gobierno?
- La respuesta canonizada por una
historiografía vinculada a la
izquierda socialista y al trotskismo
ha dado por sentado que se trataba
de una respuesta a las presiones de
la Internacional Comunista en una
campaña contra el trotskismo que se
inicia ría con el primero de los
grandes procesos contra esta corrien
te, a comienzos de 1937. Las cosas
son algo más complejas. Es indudable
que para los "socialistas
unificados", el POUM apa rece como
un adversario política a batir, no
como una fuerza con la que negociar,
pero no únicamente como resultado de
las presiones externas, sino por una
dinámica de competencia de espacios
en el interior de Cataluña que ya ha
dividido a los marxistas en periodos
anteriores. Tras la unificación de
seis organizaciones de esta
tendencia en el PSUC y el POUM en
1935-36, esta competencia pudo
bipolarizarse con mas como didad.
Sin embargo, el POUM pudo ser
expulsado del gobierno con el
acuerdo de la CNT y de ERC --de otro
modo habría resul tado imposible--,
como resultado de las críticas que
este parti do lanzaba no sólo contra
el Frente Popular, sino incluso con
tra los pactos firmados por la FAI,
el PSUC, la CNT y la UGT en octubre
de 1936. La expulsión fue, por
tanto, un as unto de todas las
fuerzas significativas en Cataluña
y, según creo, un error táctico
importante. El POUM no habría
llegado a plan tear una oposición
tan radical al régimen --y no sólo
al gobier no-- si se le hubiera
aceptado como hasta entonces.
- ¿Podrías resumir brevemente la
postura de las distintas for
maciones políticas y sindicatos,
amén de la reacción del gobier no de
España, al producirse la
insurrección de mayo tras la toma de
la Telefónica? ¿Creyó el POUM que
podía derribar al gobierno de la
Generalitat y conseguir que los
insurrectos toma ran el poder?
- Lo que podría indicarse, en primer
lugar, es lo distintas que eran las
posiciones de quienes levantan
barricadas en las calles
barcelonesas el3 de mayo de 1937.
Sectores con las Juventudes
Libertarias, el POUM o Los Amigos de
Durruti podían plante arse una
sublevación contra el gobierno y la
Iógica de sus alianzas
sociopolíticas: es decir, contra el
conjunto de los gru pos obreros y
republicanos. Quien definió de forma
mas clara las cosas fue el POUM, que
consideraba que la lucha contra el
fascismo no podía desvincularse de
la revolución socialista y, por
tanto, había de pasar por la ruptura
con las organizaciones que
representaban a la burguesía. El
POUM siempre expresó muy claramente
que el antifascismo era una excusa
para no hacer la revolución, que era
históricamente adecuada y políti
camente posible. Por ello, proponía
la alianza entre su partido
leninista y las organizaciones
libertarias en un Frente Obrero
Revolucionario. Sin embargo, la
misma CNT que combatió en las calles
de Barcelona no lo hizo con estos
objetivos, sino para tratar de
mantener las condiciones de poder
adquiridas por el sindicato y evitar
el deslizamiento del régimen hacia
una acen tuación de la disciplina,
la homogeneidad gubernamental y la
unidad del poder. Creo que las
cuestiones socio-económicas tuvieron
mucha menos relevancia que este
aspecto. Lógi camente, entre el POUM
y la CNT-FAI podía haber una unidad
táctica inmediata, pero graves
discrepancias estratégicas que
permitieron, por ejemplo, que los
negociadores de la CNT prescindieran
tanta de las presiones del POUM para
tomar el poder como de la
representación de este partido en
las nego ciaciones con el Consell de
la Generalitat. La respuesta de los
dirigentes de la CNT a escala
española fue la de acudir a calmar
el conflicto para tratar de negociar
el mantenimiento de las condiciones
existentes antes del asalto a la
Telefónica. Sin embargo, por parte
de socialistas, comunistas y
republicanos, la insurrección fue
contemplada como la prueba de la
imposi bilidad de seguir confiando
en la capacidad de control de la CNT
sobre su militancia y, por tanta,
permitió abrir paso a nue vos
gobiernos en Valencia y en
Barcelona, que liquidaran la
dirección de Largo Caballero en el
ejecutivo central y la pre sencia de
la CNT en ambos gobiernos. De igual
forma, la insurrección se contempló,
en especial por la prensa del PCE,
como un movimiento que no iba
dirigido contra el gobierno, sino
contra el Frente Popular y el
régimen republicano en su conjunto,
lo que permitió establecer el mito
de la colabo ración entre el "trotskisme",
los "incontrolados" y "la quinta
columna".
- Un mito que, además de atentar
gravemente a la verdad, po nía en el
mismo saco a gentes que no siempre
se llevaban bien. ¿Qué unía y que
separaba a trotskistas, poumistas y
cenetistas?
- Obviamente, tratar a la izquierda
que no fuera partidaria del Frente
Popular de ser filofascista o
quintacolumnista es, como ya he
dicho hasta la saciedad, una
ignominia. La verdad es que me
gustaría escuchar apreciaciones
similares del mundo líber tario,
poumista o trotskista, cuando se
acusa a los socialistas o comunistas
españoles de ser simples agentes de
Moscú. Para ir al meollo de la
cuestión, lo que cabe destacar es la
diferencia entre la CNT y cualquier
versión del marxismo, sea poumista,
trotskista, socialista o del PSUC.
La CNT se plantea el comunis mo
libertario como objetivo, pero no
será capaz de pasar a esa opción
cuando se derrota al fascismo en
Barcelona en julio de 1936. Por
ello, decidirá aceptar el
mantenimiento de las insti tuciones
y la aceptación por éstas del poder
alcanzado por el movimiento
libertario. Tras la disolución del
Comité de Mi licias Antifascistas,
la CNT aceptara la constitución del
Consell de la Generalitat, formar
parte del mismo y, además, acabara
entrando en el gobierno central
republicano. La tesis de mu chos
libertarios que han escrito sobre el
tema es la existencia de una crisis
de identidad de la CNT en unas
condiciones iné ditas: disponer del
poder en la calle y no poder hacer
la revo lución anarquista. Sin
embargo, creo que puede matizarse.
Lo que se produce es, mas bien, el
deseo de hacer ambas co sas. Lo que
quiere la CNT es ajustarse a una
correlación de fuerzas en la que no
puede desdeñar la existencia de ERC,
UGT Y PSUC, pero deseando sostener
las zonas de poder ya obteni das, en
el ámbito del Orden Público o en la
administración de la producción y
los servicios. Lo importante es lo
que no hay en la CNT. Y lo que no
hay es una oposición al régimen
republica no, sino una participación
en el mismo en estas condiciones de
poder difuso.
- ¿Y en cuanto al POUM?
- En esto, la posición de la CNT no
tenía nada que ver con la del POUM.
A veces se olvida que el POUM es un
partido bol chevique, leninista. No
concibe mas revolución que la toma
del poder por la clase obrera y la
ruptura de la República burguesa y
el Frente Popular. Pero va mas allá,
y no lo digo yo sino los editoriales
de La Batalla, el órgano del POUM:
la formación de un frente unido con
la FAI y la CNT, considerando que
los "reformistas" --el PSOE, el
PSUC, la UGT--, son enemigos de
clase. La CNT, en Solidaridad
Obrera, solicitará la formación de
un gobierno CNT-UGT tras los hechos
de mayo, lo cual signifi ca no
contar con el POUM, sino con la otra
organización de masas existente en
Cataluña y en el resto de España.
Los trots kistas de aquel momento,
agrupados en un pequeño grupo
bolchevique-leninista y el propio
Trotsky acusaran al POUM de ser un
partido centrista, porque no han
aceptado la unificación de la
Izquierda Comunista de Nin con el
Bloque Obrero y Campesino de Maurín.
Y en 1937, un dirigente como Munis
habrá de denunciar la incompetencia
del POUM, que le impi de hacerse con
la vanguardia del movimiento y tomar
el poder superando la República y el
Frente Popular.
- ¿Significa eso que el PSUC no era
un partido leninista, dado que el
PSUC no deseaba la ruptura del
Frente Popular? ¿No es taba por la
toma del poder por parte de la clase
obrera?
- Naturalmente, el PSUC era un
partido leninista. Pero he querido
subrayar el carácter de partido
leninista del POUM por la tendencia
a confundirlo con una organización
de iz quierda socialista y apartarlo
del espacio comunista. Aclarado este
punto, nada secundario, lo que hay
entre estos dos partidos --como ha
ocurrido con el Bloque Obrero y
Campe sino antes-- es una
discrepancia acerca de la URSS y la
III In ternacional, cuyos carácter y
estrategia son juzgados crítica
mente por el POUM, al contrario de
lo que sucede con el PSUC. El PSUC
es un partido peculiar, porque nace
de un proceso de unificación obrera
y socialista que comenzó a raíz de
la ofensiva fascista en España desde
1934-1935 y que se realizó tras el
esta1lido de la guerra civil. Siendo
un parti do de unificación entre
socialistas y comunistas --su propio
secretario general procedía de la
Unió Socialista de Cata lunya, muy
moderada--, fue adquiriendo una
posición mas radical y se convirtió
en sección catalana de la
Internacional Comunista. El PSUC
--contra lo que dice la
historiografía vinculada al POUM sin
dar pruebas documentales, mas bien
los especialistas han descubierto lo
contrario-- es un partido obrera en
su composición, de clase en sus
objetivos. Lo que ocurre es que la
aparición del fascismo provoca una
revisión estratégica que implica la
necesidad de fijar la hegemonía de
los trabajadores en un frente más
amplio. Convendría re comendar las
lecturas de los discursos de José
Díaz, secreta rio general del PCE,
cuando plantea en 1935 la idea de un
Bloque Popular Antifascista que se
vertebre a través de las Alianzas
Obreras, y al que se sumen los
grupos antifascistas de sectores
populares. Lo que se defiende tras
el estallido de la guerra y la
correlación de fuerzas que ésta crea
es, como es obvio, la defensa de una
República contra la que se ha levan
tado el fascismo, pero que
modificara su naturaleza, por la
potencia adquirida por las
organizaciones obreras y las
transformaciones realizadas en el
curso de la guerra, que se considera
revolucionaria. El PSUC, podríamos
decir, es un partido comunista con
una estrategia de Frente Popular.
Otra cosa será, como planteo en mi
libro, la desviación gu
bernamentalista que el proyecto de
democracia popular revolucionaria
podrá crear a partir de mediados de
1937, cuando la guerra empieza a
perderse con claridad.
- ¿A qué te refieres exactamente al
hablar de desviación guber
namentalista?
- El Partido Comunista defendió la
idea de Frente Popular An tifascista
como una estrategia que, a
diferencia de lo proclama do por el
PSOE y por Izquierda Republicana, no
fuera simple mente un pacto
electoral, sino un bloque cuya
hegemonía debía corresponder a la
clase más numerosa y cuya función
histórica estuviera vinculada a la
continuidad con la insurrec ción de
1934. Cuando se produjo la derrota
del fascismo en lugares cruciales,
los comunistas --que eran aún una
fuerza minoritaria-- aceptaron que
la dirección política del proceso
estuviera en manos de los
republicanos y, más tarde, en el
ámbito español, de los socialistas.
Sin embargo, no renunciaron a las
conquistas revolucionarias que ya se
habían dado, y que fueron
institucionalizadas con decretos
como el de sindicación obligatoria
o el de colectivizaciones. Creo, con
todo, que a medida que la guerra
empezó a ser desfavorable, en
especial tras la pérdida del Norte,
cuando la ayuda soviética comenzó a
decrecer en la segunda mitad de
1937, al no poder competir
técnicamente con el material alemán,
se planteó básicamente ganar la
guerra. Es decir, que hubo un
desequilibrio en la ecua ción guerra
y revolución o, para decirlo en unos
términos que superen este viejo
debate, el PSUC --como el resto de
las fuer zas republicanas y
socialistas-- empezó a considerar
que los cambios debían realizarse
desde el gobierno, creyendo que la
imposición del orden exigía
prescindir de las iniciativas de
base, algo que es falso. Creo,
además, que esta tendencia a con
siderar la gubernamentalización de
la acción del partido como el
objetivo a buscar, en esa lucha por
el poder, es lo que acaba ría
provocando, incluso en la derrota
del fascismo internacio nal, una
tendencia a considerar que el área
de acción de la izquierda
revolucionaria debía priorizar las
tareas de gobierno, ya fuera dentro
de él o aspirando a regresar al
mismo, tras la ex pulsión de los
Partidos Comunistas de los gobiernos
de Italia, Francia, Bélgica y
Luxemburgo en 1947. Pero no creo que
se trate de frenar la revolución
económica --que estaba, en buena
medida, realizada en los límites de
lo aceptable por el Frente
Popular--, sino de cómo lo que podía
haber sido un doble espa cio de
acción pasa a ser, progresivamente,
sólo uno.
- Volvamos a mayo del 37. Algunos
historiadores han calificado la
actuación de los comunistas de
contrarrevolucionaria, y han vista
la larga mano de Stalin detrás de la
represión durante y después de la
insurrección.
- Naturalmente, volver a mayo de
1937 significa haber estable cido
previamente cuáles son los análisis
de las correlaciones de fuerzas, las
estrategias y el carácter de cada
una de las fuerzas en presencia. Sin
ellas, lo que ocurre entre el 3 y el
7 de mayo carece de inteligibilidad,
de la misma forma que no se com
prende la actuación de los partidos
antes de mayo y después del inicio
de la guerra y lo que sucederá tras
el fracaso del levanta miento contra
el gobierno. Creo que hemos podido
establecer que, con esta
perspectiva, las motivaciones que
llevan a la CNT-FAI Y al POUM a
participar en un movimiento contra
el Consell de la Generalitat son
distintas. Hemos podido estable cer
que las causas del movimiento no
residen en la interven ción de la
Telefónica por las fuerzas de Orden
Público --una expresión mas adecuada
que la de un as alto a mano s del
PSUC, considerando que la orden
procede del Conseller de ERC res
ponsable y, probablemente, del
propio Companys--, no se refie ren a
una defensa de la revolución
proletaria contra la reacción
burguesa o estalinista. Por parte de
la CNT, protagonista inicial del
movimiento, se trataba de defender
un ámbito de poder concreto en el
mismo momento en que estaba
discutiéndose qué hacer con los
decreto s de Orden Público que
perjudicaban el margen de control
social ejercido por los libertarios.
Sólo por parte del POUM y de las
Juventudes Libertarias ese acto de
resistencia pudo convertirse en una
primera fase desde la que poder
asaltar el poder y establecer un
gobierno de alianza entre
libertarios y poumistas, estrategia
que la dirección de la CNT FAI se
negó a aceptar. El análisis de los
acontecimientos realizado por la
dirección del POUM después de
aquella semana distribuye las
responsabilidades entre la dirección
de la CNT FAI Y la del "reformismo"
del PSUC. Si uno Iee los editoriales
de Mundo Obrero o Treball de
aquellos días pueden verse las acu
saciones dirigidas contra los
encontrados y el "trotskismo", Sin
embargo, cuando vemos lo que dice El
Socialista o La Hu manitat, las
condenas a la sublevación son
similares, califican do de facciosos
a sus inductores. No quiero ni
podría negar que los mecanismos de
poder dependientes de Stalin
utilizaran la ocasión para descargar
la represión sobre el POUM. Pero no
ha podido demostrarse que los
sucesos de mayo del 37 se prepa
raran por el estalinismo para poder
hacerlo. Por el contrario, los
documentos hallados por Ángel Viñas
muestran la sorpresa de los
dirigentes españoles ante el
levantamiento. Creo que, por otro
lado, debe considerarse un contexto
sin el que no entendemos el
problema. Y es lo que era la URSS y
la figura de Stalin para los
trabajadores y antifascistas
españoles en 1937, algo que nos
resulta difícil de comprender en el
2007, pero que nos llevaría a un
anacronismo si lo obviáramos. El
mito de la URSS tenía la potencia
suficiente como para penetrar
incluso en sectores del socialismo y
del republicanismo español y, sin
duda, su posición en la guerra civil
y la presencia de las Brigadas
Internacionales había ayudado a
incrementarlo. Una fuerza política
cuya identidad se encontrara
precisamente en la crítica al
régimen imperante en la URSS, a su
política inter na y a la de la III
Internacional podía encontrarse
fácilmente aislada en el campo de la
izquierda antifascista. Una cosa es
el asesinato de Nin, que --según la
hipótesis de Hellen Graham, que
comparto aunque no estemos de
acuerdo en la interpreta ción de los
hechos de mayo, se debió mucho mas a
la fase soviética de la biografía de
Nin que a la actuación del POUM-- y
otra el proceso abierto contra una
fuerza que se había suble vado
contra el régimen republicano en
plena guerra civil, afir mando que
deseaba su destrucción. En la
represión del POUM, en la que hubo
un proceso público, participaron
fuerzas muy alejadas ideológicamente
de los comunistas.
- Ya que has citado el asesinato de
Nin efectuado por orden de Stalin,
hablemos de otros asesinatos, éstos
sí directamente liga dos a los
hechos de mayo, como los de Camillo
Berneri y Fran cesco Barbieri.
- Creo que, al analizar los hechos
de mayo debemos considerar dos
elementos sin los que los hechos son
una mera crónica de muertes
anunciadas, inevitables, sin
contexto de estrategias políticas y
correlación de fuerzas alguno. Por
un lado, se en cuentra la necesidad
de contrastar las posiciones
políticas de cada fuerza con una
claridad que ha sido ofuscada por la
vio lencia y los crímenes. Decir,
por ejemplo, que el POUM y la CNT no
están en las mismas posiciones, y
que el POUM no sólo esta contra el
Frente Popular, sino contra el
régimen republicano, de cuya gestión
no forma parte. Establecer cuál es
la estrategia opuesta de
socialistas, comunistas y
republicanos. El antago nismo
política que fue incapaz de crear un
espacio de convi vencia antifascista
es el drama. La tragedia fue la
liquidación física del adversario
como resultado de una consideración
polí tica, que era la eliminación de
las estrategias distintas a la pro
pia. En este sentido, la muerte de
los dos dirigentes anarquistas de
los que hablas --cuya atribución aún
no esta clara del todo, por cierto,
porque debería considerarse la
intervención de los servicios
secretos de Mussolini-- es el
resultado de lo que podía haber sido
la muerte de Federica Montseny a
mano s de secto res anarquistas
radicales o lo que fue el asesinato
de Antoni Sesé, secretaria general
de la UGT, a manos de
francotiradores de la FAI, cuando
iba a tomar posesión de su cargo de
conseller. Sin olvidar los
importantes sucesos de La Fatarella,
con enfren tamientos entre pequeños
propietarios rurales y sectores
liber tarios, con muertos en ambos
lados. Es decir, que la oleada de
crímenes políticos, que no son un
mero accidente de desorden
callejero, es la prueba del nivel de
confrontación al que se había
llegado, pero que procedía de
asesinatos políticos anteriores,
como la muerte de Roldan Cortada a
manos de la FAI en abril, de cuadros
anarquistas en Puigcerdà y Bellver
también en abril, el asesinato de
Antonio López Raimundo en un control
de ca rreteras a mano s de la FAI...
De lo que hablamos es de una
progresiva incapacidad de convivir
políticamente que lleva, como una
aterradora consecuencia, a construir
el arquetipo del
contrarrevolucionario "objetivo",
que puede ser eliminado física
mente.
- ¿Cómo se cerró --si es que
realmente se cerró-- la crisis? ¿La
pa cificación fue, como se ha dicho,
el triunfo de la contrarrevolu ción
e incluso la pérdida de la autonomía
de Cataluña?
- La crisis difícilmente podía
"cerrarse", si por ella se entiende
un acuerdo político de fondo. Esa
divergencia de estrategias
correspondía a formas tan distintas
de entender el antifascis mo e
incluso la democracia y el
socialismo, que era complicado que
así fuera. 10 que debía establecerse
era un mínima común denominador, lo
que había permitido luchar contra el
fascismo hasta entonces en el mismo
bando e incluso en el mismo
gobierno. Lamentablemente, la
confrontación que cul minó en mayo
de 1937 había llegado tan lejos como
para que la desconfianza fuera
insalvable, empezando por la que
podía tener el gobierno republicano
central con respecto a la propia
capacidad de la Generalitat para
mantener, sin una guerra civil de
retaguardia, la lucha contra Franco.
La lucha acabó con una negociación
entre los dirigentes de la CNT y la
FAI y el resto de fuerzas políticas
catalanas. Solidaridad Obrera llamó
a un go bierno sindical y, en todo
caso, al levantamiento de las
barrica das, mientras el PSUC, ERC Y
UGT hacían llamamientos simi lares a
su militancia. Hubo, por tanta, un
acuerdo en el que no participó
directamente el POUM, cuya presencia
no fue exigida por los libertarios,
que podían haberlo hecho. Desde
luego, un número considerable de la
base cenetista no debió compren
derlo, pero la dirección que se
había decidido por la colabora ción
y había recibido la confianza de la
mayoría, sí. Por otro lado, el
gobierno central, tras la caída de
Largo Caballero, envió tropas que
entraron en Barcelona gritando "UHP"
(Uníos, hermanos proletarios; o
Uníos, Hijos del proletariado), algo
que demostraba que los sucesos de
Cataluña se habían producido en el
marco de la guerra civil española,
algo que los cuadros del POUM,
prácticamente inexistentes fuera de
Cataluña, no dese aron tener en
cuenta en sus cálculos estratégicos,
porque per dían cualquier capacidad
de negociación e incluso de unidad
revolucionaria con la CNT. Cataluña
no fue invadida. Formaba parte de la
República española, y las
atribuciones en materia de Defensa y
Orden Público habían sido obtenidas
como resultado de la disolución del
ejército en julio de 1936 y por la
dispersión del poder estatal. Por
otro lado, quienes habían combatido
con tra el POUM y la CNT en las
jornadas de mayo eran también
catalanes, del PSUC y de la UGT. Y
ERC tuvo que contemplar como un
efecto de aquel desafío a la
República el proceso de
centralización de poderes que siguió
a los hechos. Desde el punto de
vista nacionalista o
independentista, podía conside rarse
que Cataluña perdía poder, pero no
creo que ese punto de vista fuera el
que estaba en las barricadas, ni en
la militancia del PSUC-UGT ni en la
del POUM, la CNT o la FAI, muy poco
pro clives a estos planteamientos.
Finalmente, creo que no se inició la
contrarrevolución --si hilamos tan
fino, deberíamos colocar ese final
en la reconstrucción de las
instituciones en el verano de 1936,
algo en lo que participan el POUM y
la CNT--, sino que se mantienen las
conquistas realizadas en un marco
distinto, en el que la primacía de
la guerra viene determinada por la
aproximación del frente a Cataluña
y el empeoramiento de las condi
ciones bélicas en la segunda mitad
del año.
Miguel Riera
(El Viejo Topo, 233 / Juny 2007)