En el campo
de concentración vivieron en unas condiciones extremas e
inhumanas entre 1939 y 1941.
Campo de Argelés: La Pesadilla de 100.000 republicanos
José
Oliva
Efe
5
de Diciembre de 2009
Unos 100.000 republicanos españoles exiliados que
huían del franquismo pasaron entre 1939 y 1941 por
el campo de concentración de Argelès, donde vivieron
en unas condiciones extremas e inhumanas, según
recoge Félix Solé en el filme Campo de Argelés.
Producido por TV3, Utòpic y Kalimago Films, esta
película, primer filme documental que evoca la
historia de este campo de concentración del sur de
Francia, se estrenará el próximo 10 de diciembre en
TV3, aunque ya se ha exhibido en la propia población
de Argelès-sur-Mer y en las localidades galas de Pau
y Montpellier.
Con el testimonio de supervivientes que sufrieron el
campo y con recreaciones de ficción para evocar las
situaciones que no muestran las imágenes de archivo,
el documental narra la vida diaria de los refugiados
hasta que fueron finalmente enviados a otros campos
en septiembre de 1941, cuando Argelès fue
clausurado.
Construcción física del campo
En la
primera parte del documental se explica cómo es el
exilio, la construcción física del campo, que
ocupaba una superficie de unas cincuenta hectáreas y
comenzó el 1 de febrero de 1939, realizada por los
primeros republicanos que cruzaron la frontera
porque tenían pasaporte en regla.
"Los primeros cinco días no nos dieron
ni comida, ni agua"
Cuando Francia abrió la frontera por razones
humanitarias, la riada de gente que dejó atrás la
Guerra Civil española no podía imaginar que aún le
esperaban treinta kilómetros a pie hasta llegar a la
playa de Argelès.
"Los primeros cinco días no nos dieron ni comida, ni
agua", según el testimonio de un antiguo combatiente
recogido en el filme.
Unidos y solidarios
Una nueva investigación histórica sobre este "campo
de concentración que no penitenciario", tal y como
lo denominó el Ministro del Interior francés, Albert
Sarraut, al ordenar la construcción del campo de
Argelès, prueba que contra los horrores del campo
los republicanos actuaron unidos y solidarios.
"Cuando los hombres eran obligados a trabajar fuera
del campo, las mujeres se alzaban para defender a
los brigadistas internacionales deportados a África;
y el castigo era siempre el mismo: se les rapaba el
pelo y se les encerraba en el campo de castigo
durante meses, un lugar denominado Hipódromo",
explican varios testimonios.
Con el gesto del puño en alto repetido diariamente,
los refugiados republicanos respondían a los
maltratos y a las duras condiciones de vida en el
campo.
Su hijo muerto entre los brazos
Una superviviente comenta la dura imagen de una
madre que tiene entre sus brazos a su hijo muerto,
pero que, sin aceptar la pérdida, repite una y otra
vez que su bebé está dormido.
La tuberculosis o la pulmonía eran
las enfermedades más comunes.
La disentería, la neumonía, la tuberculosis y la
pulmonía eran las enfermedades más comunes en el
campo, las enfermedades que más muertes se cobran,
muchas de las cuales ni siquiera se registraban ni
contabilizaban.
En la improvisada enfermería, un médico español
atendía como podía a los enfermos con aspirinas y
caldo de pollo como únicos medicamentos.
Imágenes clandestinas
Campo de Argelès recoge, asimismo, las imágenes que
Jean-Paul Le Chanois filmó en 1939 en el interior
del campo de manera clandestina con ayuda de una
mujer que ocultó la cámara en su cesta de la compra.
Cuando Le Chanois salió, montó la película pero las
autoridades embargaron los materiales de rodaje y el
montaje final, su exhibición fue prohibida y el
negativo, destruido.
Sólo la actuación de antiguos brigadistas permitió
salvar una copia destinada a Estados Unidos titulada
A people is waiting.
A pesar de la respuesta vejatoria que el gobierno
francés dio a los refugiados, entre los que había
una mayoría de catalanes, exiliados del resto de
España y brigadistas, algunos de ellos alemanes y
austríacos, el documental hace justicia también con
los actos y gestos de solidaridad protagonizados por
los habitantes del sudeste francés.
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