Correo

Alameda, 5. 2º Izda. Madrid   28014 Teléfono:  91 420 13 88 Fax: 91 420 20 04     

 

No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

Caídos por Dios y por España

Àlex Masllorens

El Periódico de Catalunya  17 de noviembre de 2009

         En un céntrico lugar de Madrid, en la fachada facha de una gran iglesia de la calle de Goya, el paseante observa sorprendido una inmensa placa de mármol del tamaño de una sábana con la siguiente inscripción: «José Antonio Primo de Rivera. Feligreses caídos por Dios y por España. ¡Presentes!» Y, ciertamente, están presentes. A veces hasta se diría que mucho más presentes que las otras víctimas, las que creían que al morir el dictador la nueva democracia les iba a hacer justicia y proclamaría que, aunque hubo en verdad asesinatos en ambos lados, no todos murieron por defender al régimen legítimo. Los familiares de esas víctimas vergonzantes sufrieron acoso y oprobio durante décadas y, en muchos casos, aún hoy esperan que se haga justicia.


        Hubo una llamada Causa General en los primeros años del franquismo, para rescatar del olvido y rendir homenaje a los «caídos por Dios y por España». Pero en 31 años de democracia no hemos sido capaces de hacer algo parecido con las otras víctimas de la contienda; las que defendieron el orden legal republicano. Llama la atención que ahora mismo, a relativa poca distancia de la gigantesca placa de Goya, un juez de la Audiencia Nacional haya sido expedientado por intentar reconstruir un censo fiable de las víctimas de Franco y por pretender que el Estado haga un mínimo de justicia tardía con ellas.


       Hoy en día, las instituciones democráticas no han osado anular solemnemente ni dejar sin efecto, por un elemental principio de dignidad y legalidad, todos los juicios sumarísimos que llevaron ante el pelotón de fusilamiento a decenas de miles de personas. ¡Si hasta ha habido que mendigar el perdón oficial al president Lluís Companys!


       Francia y Alemania llevan años practicando liturgias de reconciliación entre dos países que estuvieron en guerra durante siglos. Gobiernos alemanes de distinto color han reconocido públicamente que el nazismo fue una aberración y que no debe repetirse nunca más. Y, mientras tanto, en España ni siquiera ha sido posible que el principal partido de la oposición haya hecho algo tan elemental como condenar la dictadura franquista.
 

 

 

  Página de inicio