Caídos por Dios y por España
Àlex
Masllorens
El Periódico de Catalunya
17 de
noviembre de 2009
En un céntrico lugar de Madrid, en la fachada facha de
una gran iglesia de la calle de Goya, el paseante
observa sorprendido una inmensa placa de mármol del
tamaño de una sábana con la siguiente inscripción: «José
Antonio Primo de Rivera. Feligreses caídos por Dios y
por España. ¡Presentes!» Y, ciertamente, están
presentes. A veces hasta se diría que mucho más
presentes que las otras víctimas, las que creían que al
morir el dictador la nueva democracia les iba a hacer
justicia y proclamaría que, aunque hubo en verdad
asesinatos en ambos lados, no todos murieron por
defender al régimen legítimo. Los familiares de esas
víctimas vergonzantes sufrieron acoso y oprobio durante
décadas y, en muchos casos, aún hoy esperan que se haga
justicia.
Hubo una llamada Causa General en los
primeros años del franquismo, para rescatar del olvido y
rendir homenaje a los «caídos por Dios y por España».
Pero en 31 años de democracia no hemos sido capaces de
hacer algo parecido con las otras víctimas de la
contienda; las que defendieron el orden legal
republicano. Llama la atención que ahora mismo, a
relativa poca distancia de la gigantesca placa de Goya,
un juez de la Audiencia Nacional haya sido expedientado
por intentar reconstruir un censo fiable de las víctimas
de Franco y por pretender que el Estado haga un
mínimo de justicia tardía con ellas.
Hoy en día, las instituciones democráticas
no han osado anular solemnemente ni dejar sin efecto,
por un elemental principio de dignidad y legalidad,
todos los juicios sumarísimos que llevaron ante el
pelotón de fusilamiento a decenas de miles de personas.
¡Si hasta ha habido que mendigar el perdón oficial al
president Lluís Companys!
Francia y Alemania llevan años practicando
liturgias de reconciliación entre dos países que
estuvieron en guerra durante siglos. Gobiernos alemanes
de distinto color han reconocido públicamente que el
nazismo fue una aberración y que no debe repetirse nunca
más. Y, mientras tanto, en España ni siquiera ha sido
posible que el principal partido de la oposición haya
hecho algo tan elemental como condenar la dictadura
franquista.
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