Albatera.
La memoria del horror
M.
Lahoz
La Verdad
18 de
Marzo de 2009
Más de medio millar de personas
recuerdan a los represaliados en el campo de concentración de
Albatera y su producción literaria
La mayoría de los represaliados en
campos de concentración franquistas ha plasmado su
experiencia en libros que ayer fueron objeto de debate
concienzudo en las segundas Jornadas en torno al campo
de concentración de Albatera, celebradas en San Isidro.
Escribir es una forma de mantener su memoria viva, algo
que consiguen también participando activamente, a pesar
de su avanzada edad, en iniciativas como la celebrada
ayer, que reunió a cerca de medio millar de personas
para homenajear a los represaliados y a sus familias y
dar a conocer un campo por el que pasaron cerca de
15.000 republicanos capturados cuando trataban de huir
de España a través del puerto de Alicante. |
Los
participantes en las jornadas, ante el monumento a
los represaliados. /E. M. L.
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Entre ellos estaba
Marcos Ana, que consiguió salir del campo convenciendo a los
guardias de que era menor de edad y había sido detenido por
error. Sin embargo, pronto volvió a ser detenido en Madrid y
pasó 23 años encarcelado. Su experiencia ha quedado recogida en
el libro Decidme cómo es un árbol, del que ayer leyó
algunos poemas.
También Isidro Palau que, ayer, en la visita que los
participantes a las jornadas realizaron a lo que queda del
campo, recordaba emocionado e irónico cómo se las arreglaba para
subsistir con un mendrugo de pan a repartir entre cinco personas
y una lata de sardinas para tres, cómo a ninguno se le ocurría
escapar ante la amenaza del fusilamiento de todos sus amigos o
las duras condiciones en las que dormían y trabajaban los
represaliados.
Durante todo el día, las mesas redondas repletas de testimonios
de presos y de expertos en literatura concentracionaria se
fueron sucediendo en el Centro Social de San Isidro, alternadas
con paseos por el parque en el que estaba situada la Feria del
Libro de la Memoria, donde los participantes podían adquirir no
sólo libros, sino también camisetas con el rostro de personajes
tan diversos como Miguel Hernández, el Che Guevara o Mao Tse
Tung, banderas republicanas y hasta ron cubano.
Para aliviar el sofocante calor, la asociación de amistad con
Cuba Miguel Hernández situó una barra con bebidas, y varios
altavoces animaban a la gente con canciones de ayer y de hoy.
Lo más emocionante, sin duda, fue el paseo por el campo de
concentración y el sincero manifiesto y homenaje a las
víctimas.
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