Raúl Bocanegra
Público
24 de Agosto de 2009
Setenta y seis años, siete meses y once días después
de que la revuelta de los jornaleros de Casas Viejas
(Cádiz) acabara con una matanza perpretada por
guardias de asalto y civiles de la II República, la
Junta de Andalucía ha decidido proteger su recuerdo.
El boletín
oficial de la administración autonómica publicó ayer
la inclusión en el catálogo del Patrimonio Histórico
de Andalucía de los lugares donde sucedieron los
hechos, entre el 10 y el 12 de enero de 1933, que
fueron uno de los detonantes de
la dimisión de Manuel Azaña como primer ministro,
en junio de ese año, según distintos historiadores.
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Cadáveres de jornaleros amontanados en el cementerio
de Casas Viejas.EFE |
Una
matanza acabó con la insurrección de jornaleros, en
enero de 1933
La Junta también
protege las crónicas periodísticas de entonces, las
posteriores, varios testimonios, dos poemas y diversas
fotografías.
La apertura de
un hotel en 2005 en el lugar en el que estaba la choza de
Francisco Cruz, alias Seisdedos, movilizó a sus
descendientes. En la cabaña se refugiaron Seisdedos
y su familia la noche del 11 de enero de 1933 tras el
fracaso de la proclamación del comunismo libertario en el
pueblo.
Los guardias de
asalto y civiles de la República la asediaron, la quemaron y
mataron a sus ocupantes, excepto a María Silva, la
Libertaria, y Manolo, ambos nietos de Seisdedos.
El hotel, al
que querían llamar la Libertaria, se llama ahora Utopía, y
el patio trasero es ya desde ayer un Bien de Interés
Cultural.
Los
lugares de la rebelión
Además de la
choza de Seisdedos, la Junta blinda otros cuatro
lugares. La sede del sindicato Los Invencibles,
sitio en el que se decidió la rebelión, donde los
anarquistas celebraban reuniones, asambleas y mítines.
También el cuartel de la Guardia Civil, asediado en las
horas en que los revolucionarios controlaron el pueblo.
Además, se
protege la fonda en la que se hospedaron tras los sucesos
los reporteros que dieron cuenta de la revuelta, como
Eduardo Guzmán y Ramón J. Sender, y en la que la guardia de
asalto de la República montó el 11 de enero su cuartel
general.
En ella
organizaron un escarmiento. Atraparon a 12 personas, de las
que 11 no habían tenido nada que ver con la insurrección,
las llevaron a la choza de Seisdedos, ya reducida a
escombros, y las fusilaron. En tres días murieron 26
campesinos y 4 guardias. El lugar donde se ubicaba el
antiguo cementerio, hoy un parque, se incluye igualmente en
el inventario. Allí se hicieron las autopsias y
allí quedaron los cadáveres
varios días a la intemperie.
Tras los
sucesos, una ola de miedo arrasó el pueblo, que se rebautizó
como Benalup. No recuperó hasta 1998 el original de Casas
Viejas.