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No consiento que se hable mal de Franco en mi

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Roosevelt frente a Franco
 

Julio A. Vaquero Iglesias

La Nueva España 24 de Enero de 2009

En los últimos años se han ido publicando un conjunto de notables estudios sobre las relaciones exteriores del franquismo durante la Guerra Civil y el denominado primer franquismo (Moradiellos, Viñas, Xavier Moreno Juliá, Rosa Pardo, Stanley G. Payne?) que han dejado obsoleta la tradicional y nominalista polémica historiográfica sobre si el franquismo tuvo o no una verdadera política exterior. Concretamente, el pasado año ha aparecido una importante obra, realizada con documentación inédita procedente, sobre todo, de archivos estadounidenses, que nos ofrece un meticuloso y novedoso análisis, con aportación de nuevos y desconocidos datos hasta ahora, acerca de uno de los aspectos menos conocidos de las relaciones exteriores del franquismo como es el de las relaciones hispanonorteamericanas durante esas dos etapas. Me refiero al libro del historiador catalán Joan Maria Thomas: Franco y Roosevelt ( Edhasa, 2007).

La asturiana editorial Trea ha publicado este año una nueva aportación a este tema, Las relaciones entre Estados Unidos y España durante la Guerra Civil y el primer franquismo (Gijón, 2008). Procedente de una investigación académica realizada en el Área de Historia contemporánea de la Universidad de Oviedo, su autor, Misael Arturo López Zapico, es un joven y prometedor investigador, profesor de nuestra Universidad, especialista en el tema de las relaciones hispanonorteamericanas en el siglo XX y autor ya de otros varios trabajos sobre este asunto.

Escrito anteriormente a la publicación de la obra de Thomas, pero publicado posteriormente, este libro de López Zapico, no ha integrado en sus páginas las aportaciones de la obra del historiador catalán, pero no por ello ha quedado superado por aquélla, sino todo lo contrario, por su diferente concepción, se complementa perfectamente con ella y en lo esencial sus interpretaciones son plenamente coincidentes.

López Zapico nos ofrece en este libro un estado de la cuestión sobre las relaciones de España y Estados Unidos durante la Guerra Civil y el primer franquismo, con un previo estudio de cómo fueron tales relaciones durante la Segunda República. El investigador asturiano realiza un completo y lúcido análisis de la bibliografía que ha generado este tema, incluyendo en él las obras de procedencia anglosajona todavía no traducidas al castellano y utiliza, además, no sólo a partir de fuentes secundarias, sino también de las memorias y testimonios personales de los principales actores de esa historia.

Para evitar los problemas derivados de la enorme dispersión de tales fuentes y no perder el hilo del relato ha utilizado un eficaz procedimiento que, creo, ha convertido lo que podría ser un farragoso libro académico, en una obra de lectura idónea para un lector generalista (precisamente todo lo contrario de la citada obra de Thomas). Además el libro está escrito con un aceptable estilo, como demuestran párrafos como éste con el que termina el libro: «La España franquista nunca fue "una", pues se mantuvo la brecha entre vencedores y vencidos, no fue "grande", sino que, como una tortuga se encerró en su caparazón, y, sobre todo, nunca fue "libre", pues su existencia estuvo fuertemente condicionada por los factores exteriores, y de modo singular, por la actitud de los Estados Unidos» / página 334).

El procedimiento al que nos referimos consiste en un análisis dual, en un doble plano, de los contenidos de esa bibliografía. La primera aproximación, la que nos permite seguir el hilo del relato, esto es, una reconstrucción de los principales hechos que tejen el tapiz de esas relaciones. La otra perspectiva es un análisis pormenorizado y crítico de las aportaciones bibliográficas, que le permite al autor detectar las lagunas, las contradicciones de las diferentes versiones e interpretaciones. Es decir, nos pone delante de la bibliografía existente y realiza una contrastada radiografía del estado de la cuestión historiográfica de las relaciones hispanonorteamericanas de esas etapas. E incluso, nos proporciona una visión crítica de cómo han sido interpretadas por la historiografía revisionista profranquista, como realiza en numerosas ocasiones con las «bienintencionadas» explicaciones que de ellas da en sus obras el hagiógrafo del dictador y excelente medievalista gijonés Luis Suárez.

La obra de López Zapico nos muestra que el papel jugado por los Estados Unidos en la no intervención a favor del bando que ostentaba la legalidad democrática primero y el apoyo prestado al bando sublevado después en la primera etapa del franquismo, fue realmente importante. A pesar de la mutua y personal antipatía que se profesaron Roosevelt y Franco, amén de sus profundas diferencias ideológicas, y aún contando el bando republicano con la simpatía y ayuda de la esposa del presidente demócrata, Elenore Rooselvelt, la «realpolitik» acabó imponiendo el rumbo de esas relaciones. Relaciones que se mantuvieron en la estela de la no intervención de las otras potencias democráticas europeas, pero sin que la potencia norteamericana formase parte del Pacto de No Intervención, y de su posterior apoyo al primer y fascistizado Estado franquista..

En cuanto al ámbito de la política interior estadounidense, la presencia de importantes sectores de opinión favorables a los franquistas, sobre todo, de la Iglesia católica norteamericana, pesó decisivamente para la toma de posición a de la Administración demócrata. Ésta, embarcada en una coyuntura electoral adoptó una posición de no intervención, -«embargo moral», a favor del bando republicano, como se le denominó- a pesar de que lo más granado de la intelectualidad norteamericana fuese prorrepublicana.

Respecto a los condicionamientos de la política exterior, el miedo a la internacionalización del conflicto civil español y a una hipotética revolución comunista en España, primero, y después, durante el conflicto mundial, el temor de que la adopción de no beligerancia de Franco, claramente favorable al bando nazi y fascista, terminase decantando la posición de España hacia la entrada en la guerra a favor del Eje, fueron los factores que guiaron las relaciones de la Administración Roosevelt con la España franquista. La necesidad de la neutralidad española a partir de la creación del frente norteafricano en 1942 (la Operación Antorcha), que fue el origen de la famosa carta de Roosevelt a Franco, permitió, en cambio, el doble juego del dictador con uno y otro bando. Roosevelt, por su parte, intentó conseguir la neutralidad española con la «guerra económica», pero fracasó por el apoyo que Franco obtuvo de Churchill.

En fin, un libro, que complementado con la lectura de la obra Thomas, permite al lector conocer en detalle todo lo que se sabe hasta hoy sobre las relaciones hispanonorteamericanas entre 1936-1945. No es poco.

 

 

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