Laura Contreras.-
La maestra que luchó por la Escuela Libre de Enseñanza
AL norte de
Córdoba, donde los viñedos anteceden a la tierra oscura y los
caballetes del carbón se oxidan al sol, la tea de las revoluciones
campesinas estaba ya prendida para el inicio de un siglo de intensa
actividad política en la que tendrían un fuerte protagonismo nombres
y figuras de la capital y la provincia. Corría el año 1908, Sánchez
Guerra preparaba su cartera de Fomento en Madrid con Eduardo Dato, y
Julián Contreras Muñoz se asentaba en su plaza de veterinario en
Villaviciosa, cuando el lagar del Guadiato no era aún la costa de
recreo de esa comarca. Allí, contrajo matrimonio con Rosa Fernández
Carretero, de familia de terratenientes, que nunca ejerció como tal,
y cuya belleza sólo era comparable a su bondad. Los jóvenes, unidos
por su sensibilidad para con la clase obrera, pronto se unieron,
también en matrimonio, de espaldas a la burguesía local. Se
instalaron en una de las casas que conformaban su considerable
patrimonio y en ella nacieron Concha, Laura, Micaela, Dorotea,
Carmen, Asunción, Juan y Rodrigo, impregnándose de la sencillez que
hacía de la familia seres de modales y actitudes excepcionales. La
mayoría de los hijos optaron por la noble tarea de enseñar al que no
sabe, aunque sólo la segunda de las hijas consiguiera obtener el
título de maestra, en tanto Carmen y Rodrigo vieron truncada su
carrera por el golpe de Estado de 1936.
Laura Contreras Fernández había nacido en Villaviciosa el 30 de
Junio de 1908; a los 23 años la Escuela Normal de Magisterio de
Córdoba le entregó su diploma, y un tiempo después obtuvo por
oposición la plaza de Maestra en Fuente-Tójar, en donde permaneció
durante el curso 1934-35, para regresar luego a su pueblo natal.
Allí había dejado ya la fama de activista política que le valdría el
alias de la "segunda Pasionaria", presente en la memoria de los más
viejos que, todavía en los años 80, la recordaban entre banderas
negras y rojas alzando la tricolor de la República por las calles de
Villaviciosa; posiblemente influida por aquel 12 de Abril que
marcara en Córdoba la llegada de Jaén Morente, acompañado de Ruíz-Maya,
al Gobierno Civil el día 14, y la manifestación masiva en la que
participó la Escuela de Magisterio, de la que aún era alumna. Antes
o después, había leído Los Miserables y a Victor Hugo "culpó"
de su despertar, si bien toda la familia sintió y se comprometió con
los más desfavorecidos.
Su apuesta por la Escuela Libre de Enseñanza chocó con los viejos
poderes y encandiló a la nueva savia de docentes. Su presencia dejó
una honda huella en los diferentes pueblos donde ejerció, y
especialmente en Fuente-Tójar, que la hizo suya en el libro
Mujeres Cordobesas, su contribución al Patrimonio. En él,
dice el cronista Leiva Briones que los niños adoraban a doña Laura,
la amante de la República "que no permitía que a las niñas ricas les
llevaran los bocadillos sus criadas a la escuela", por la sencilla
razón de que otras pasaban hambre, y eliminó la asignatura de
religión de sus clases. Cuenta también que sus pupilas no olvidaron
sus canciones, a pesar de silenciarlas a partir de 1936. Aquel año,
Fernando Muñoz Carretero, primo de Laura y alcalde de Villaviciosa
fue asesinado tras la reunión-encerrona del sábado de julio. El 8 de
Octubre de ese mismo año la desgracia entró en casa de los
Contreras-Fernández, casi a la par que el bombardeo y los gritos de
las mujeres ante la llegada de las tropas moras. La familia huyó
hacia Espiel; el padre prefirió analizar la última partida de leche
que repartiría el Comité Revolucionario antes de partir, pero lo
acribilló la avanzadilla marroquí en la calle La Colá. Pasaron cinco
días antes que una samaritana lo cubriera con una manta y se
perdiera su rastro. Laura, al conocer la noticia, se afilió al PCE
en Villanueva de Córdoba. Y buscando el rastro de su hermano Juan,
halló una carta de ella en el archivo del Ayuntamiento de Espiel
allá por los 80. En el sobre azul pálido, bajo el tampón del
general, una nota en rojo rezaba: "¡Ojo! Destacada marxista apodada
la 2ª Pasionaria. Escupió al paso del Ejército de Salvación". Ya en
su pueblo se presentaba diariamente a la Guardia Civil, antes de ser
encarcelada en Córdoba durante tres años, y después en Las Ventas.
La ausencia de delitos de sangre propició su excarcelación.
Inhabilitada para el ejercicio de la docencia y desterrada del
pueblo -donde a la familia se le incautó todo-, trabaja de
institutriz con un importante político catalán, dedicándose
altruistamente a dar clases y cursos a las prostitutas y a las
presas hasta que la constante persecución franquista la anima a huir
a Francia. Lo hace a pie, por los Pirineos, con Antonio Lizaga, un
capitán de aviación del que no se separaría, y con el que tuvo a su
única hija, Laura.
En 1976 regresó a su pueblo con casi 70 años, un Seat 127 amarillo y
una bandera republicana. Sobre los primeros escenarios de la
libertad, volvieron a escandalizar y seducir sus planteamientos
progresistas, siendo elegida teniente de alcalde de Urbanismo por el
PCE en el primer Ayuntamiento democrático de Villaviciosa. Ya había
muerto su compañero "como del rayo" durante una corrida de toros en
Madrid, donde acabaron también los días de Laura junto a su hija. A
la maestra la enterraron en Getafe, mirando al Sur que siempre
añoró, rodeada de coronas, amigos y familiares. No hubo misas ni
clérigos; sí grupos de religiosas, compañeras en su labor,
lamentando que Laura "equivocara" su profesión de monja con su
vocación de libertaria. |