La“justicia” franquista en Tenerife. Los últimos asesinados
"legalmente"
Kaos en la
Red 14 de Agosto de 2009
Se
cumplen años del último asesinato "legal" fascista en Tenerife.
Los autores dan nombre a calles en Santa Cruz que el alcalde, no
duda en mantener como hace con otros monumentos franquistas
Cada vez que
mi estimado amigo Pedro Medina Sanabria me remite un
correo pienso, antes de abrirlo, que nueva iniquidad
fascista me encontraré, perfectamente documentada, en su
interior. Una de las veces me remitió copia de parte de
la causa que se siguió contra mi tío Vicente Acuña y
otros militantes anarquistas, casi todos laguneros; otra
vez fueron las actas del fusilamiento de algunos de los
gomeros que defendieron a Vallehermoso; otra……¡son
cientos de expedientes los desvelados por el trabajo de
hormiga de Pedro Medina Sanabria! |
Franco y los militares
fascistas en Las Raices. Tenerife. Julio 1936
|
El último es
especialmente revelador de la justicia fascista en Tenerife y de
sus actores. Tal día como hoy, 13 de agosto, pero de 1942, se
cumple la sentencia de muerte por fusilamiento, en la
tristemente célebre Batería del Barranco del Hierro -ya bastante
ensangrentado por anteriores fusilamientos ejecutados por el
Glorioso Ejército Español en su labor de “salvación de la Patria
del comunismo”- de dos desgraciados paisanos, Manuel Febles
Plasencia y Emiliano Gutiérrez García (alias “El
Manco”). El piquete, que mandaba el capitán de artillería
Rafael Lojendio Clavijo, ejecutaba la sentencia que para los
infelices reos había solicitado como Fiscal Miguel Zerolo
Fuentes –una más en su larga ejecutoria de salvador de las
esencias patrias- oficial 1º de Complemento del Cuerpo Jurídico
Militar y medalla de Bronce de la Ciudad de Santa Cruz por ser,
con su hermano Tomás, los primeros voluntarios de Añaza
para la cristiana e hispana Cruzada, Fiscal este que, por tan
relevantes y humanitarios hechos, da su nombre a una calle
santacrucera que, por supuesto, su nieto, Miguel Zerolo
Aguilar, alcalde de Añaza desde hace 14 años ni siquiera
sueña en quitarle tan preclaro y fascista nombre.
El Consejo de
Guerra, presidido por el Coronel Francisco de Sales Galtier
que dicta sentencia, sentencia de pena de muerte que aprueba
el General Serrador (otro que sigue con su ilustre nombre
fascista en un puente chicharrero), estaba compuesto, como
vocales, por otros “ilustres patricios” y beneméritos capitanes
del ejército de destacables nombres de la sociedad isleña como
Carlos Hardisson Pizarroso, Isidro Jiménez Gutiérrez, Carlos
Cue Vidaña, Blas García Mesa y Ramón Monteverde Ascanio.
Esta vez los
fusilados no eran peligrosos rojos, anarquistas o separatistas.
Ni siquiera masones. Eran dos personas del común de los canarios
que intentaban sobrevivir malamente y se les ocurrió la
malhadada idea de intentar atracar al gerente del lagunero cine
“Parque Victoria”, Ernesto Massieu Pimienta, cuñado de
Luis Zamorano González, propietario del cine de la lagunera
Plaza de Abajo y de la chicharrera “Fábrica de Tabacos Victoria”
–en la Plaza de la Paz, donde hoy quieren instalar el Museo del
Carnaval- a quién iba a entregarle la recaudación del cine. Los
dos acusados, que no lograron su propósito, le arrearon con una
martillo en la cabeza a Ernesto Massieu,a resultas del cual
sufrió una herida que tardó doce días en curar y ocasionó unos
gastos de 100 pesetas al ser atendido por dos conocidos
personajes laguneros, Victoriano Ríos como practicante y Tomás
Sánchez Pinto como médico, todo ello relatado fielmente en la
causa 21 de 1942 del Consejo de Guerra a que se les sometió como
reos por asalto a mano armada que culminó con su
fusilamiento.
¡Ejemplar justicia
la del franquismo en Tenerife! Más de 2.000 “desaparecidos”de
los que, poco a poco, van encontrándose algunos restos –desde
luego los apotalados no vuelven a flotar- y premiados por ello,
con honores y reconocimientos que incluyen nombres de nuestras
calles urbanas, los integrantes de las Brigadas del Amanecer o
de los piquetes de Acción Ciudadana y Falange que mantenían viva
la esencia de su España católica e imperial –de cartón piedra,
por supuesto- en esta sufrida y colonizada tierra donde en la
incivil Guerra de España no hubo frente, y donde los que
intentaron resistir a la marea fascista asesina fueron
rápidamente pasados por las armas. Esta es una parte importante
de nuestra historia reciente a la que los independentistas,
normalmente por simple desconocimiento, no hemos valorado lo
suficiente, hasta el punto que hoy, en ese engendro político
diseñado para mantener el dominio colonial que se llama
Coalición Canaria, se considera a Miguel Zerolo como un
prohombre del pseudonacionalismo proclive a nuestras tesis. ¡Así
nos va!
Francisco Javier
González
Gomera a 13 de agosto
de 2009