La semana pasada murió Concha Tristán, republicana y
militante antifranquista. Fue codenada a muerte en el
segundo Consejo de Guerra celebrado en septiembre del 1975
en el El Goloso,
acuartelamiento
de la División Acorazada Brunete, columna vertebral del
ejercito español. Junto con María Jesús Dasca, fueron las
dos últimas mujeres condenadas a muerte por los militares
españoles. Por entonces, Concha Tristán contaba 22 años y
estaba embarazada. En la actualidad, vivía sola, en Cádiz y
estaba enferma. Fue su hija Aurora la que descubrió su
cadaver en una de sus visitas regulares.
Concha Tristán fue detenida, interrogada y brutalmente
torturada por el comisario Roberto Conesa, individuo
singularmente cruel que mandaba la Brigada Central de
Información de la BPS. Cuando fue detenida, no se hizo
constar su entrada en la Dirección General de Seguridad para
facilitar las torturtas durante los días que la policía
política juzgase oportuno, sin control alguna y para prever
la eventualidad de que pudiese morir en los interrogatorios.
En tal caso, no hubiese constado su detención.
Condenada a muerte, el hecho de su embarazo permitió que le
fuese conmutada la pena por la de treinta años.
Posteriormente, y ya muerto el dictador, fue amnistiada y
puesta en libertad en noviembre de 1977. Sus ideales
republicanos los mantuvo hasta el final.