He estado esta tarde de lluvioso sábado
18 de abril en el tanatorio de Alfafar
(Horta Sud valenciana), despidiendo,
junto a otras personas de bien, a
Florián García, "Grande", amigo querido
a quien tanto he admirado, con el que
compartí más de una reunión en Valencia
o en la Venta de Contreras (límite
provincial Valencia/Cuenca). Florián fue
muchos años Presidente de AGLA,
Agrupación Guerrillera de Levante y
Aragón, hasta que la edad y la salud le
hicieron pedir el relevo.
Invade mis recuerdos otra tarde, de
verano, en el despacho de Jorge Llácer,
preparando la jornada republicana
guerrillera de Santa Cruz de Moya de
cada octubre: en aquella mesa, además de
Florián y otros, estaba igualmente el
inmenso Julián Antonio Ramírez, aquel
que desde Radio París fue por un cuarto
de siglo voz de dignidad y República, de
no rendirse a la dictadura
militarista-clerical-fascistona; Julián
Antonio, que falleció (como Florián, con
más de noventa años) dos atrás, en 14 de
abril precisamente.
Y ha pocos días también se nos ha ido a
los noventa y tantos otro amigo
entrañable, Adelino Pérez, "Teo", de La
Safor (comarca de Gandía), a quien
siempre recuerdo codo con codo sobre una
tarima en Aldaia, en un salón repleto de
gente, festejando otro aniversario de la
República abrileña.
¡Indigno régimen el que tenemos (¿se
puede tener dignidad o virginidad sólo a
medias?), incapaz democracia que tanto
se auto-ensalza!, única en Europa (del
este y del oeste) donde los combatientes
antifascistas que ejercieron el sagrado
derecho de resistencia armada a la
tiranía, glosado por Tomás de Aquino y
Locke, del que nacieron los mismísimos
EEUU de Washington, Adams, Jefferson,
único país europeo, decimos, donde estos
hombres y mujeres (Remedios Montero,
“Celia”, mujer de Florián, también
militó en la guerrilla) no son héroes,
ni tienen medallas, ni pensiones, ni
rango militar honorífico, ni
reconocimiento institucional.
No nos cuenten mentiras políticas. Es
porque los del césar marroquí ganaron la
guerra... y en 2.009 siguen impidiendo
que se reconozca plenamente a los
guerrilleros, últimos soldados de la
República, que no se rindieron en 1.939.
Esos añorantes y beneficiados del
expolio franquista tienen suficiente
poder para impedirlo, como tiene la CIA
y sus aliados para impedir que Obama
vaya más allá y encause penalmente a los
torturadores de Guantánamo, aunque haya
reconocido oficialmente que torturaron.
(Obama no se arriesga a acabar como John
F. Kennedy).
Aquí, tenemos al homicida de Estado (francofascista)
Fraga presidiendo la primera mesa del
Senado de 2.008, y continuando de
"presidente" del PP. Franco aún cabalga,
si no al galope al trote o al paso
(véanlo en el patio principal de la
"capitanía general" de Valencia, y su
escudo fascistoide sobre la puerta
principal, mientras no existe en
Valencia una calle que recuerde al
valenciano Vicente Rojo Lluch, o al
heroico y noble coronel Joaquín
Pérez-Salas). Aquí, el pueblo toledano
llamado, de siglos, “Azaña” (de aceña,
noria) sigue con el nombre del
regimiento africanista que lo tomó a
sangre y fuego el verano del 36.
Nuestros gobernantes y legisladores
"ganan tiempo" para dar ídem a que se
mueran los pocos guerrilleros que quedan
(¡ay Pons Prades, ay Miguel Padial, ay
tantos!). Y, a ser posible, que se
mueran también sus viudas, hijos y
sobrinos. Para que sea como con los
españolitos llevados al matadero en el
Barranco del Lobo o en Annual. ¿Qué
familiar pedirá hoy responsabilidades
por ellos?
Y, como cierre, los dignos magistrados
de lo Penal de la Audiencia Nacional
aseguran, salvo tres de ellos, que la
sublevación militona-terrateniente-eclesiástica-mussoliniana-hitleriana
contra el Gobierno de la República no
fue un delito contra la forma de
Gobierno. Mi modesto análisis jurídico
dice que prevarican, que estiran el
Derecho como un chicle. Hay que cerrar
el paso a cualquier juez o fiscal que
ose mirar en las cloacas de la feroz
dictadura.
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José Luis Pitarch, es profesor
de Derecho Constitucional y
vicepresidente de Unidad Cívica por la
República