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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   

 

 

De los crímenes del franquismo

Maruxa Vilalta

El Excelsior (México) 15 de Enero de 2009


Hay actualmente en España un repudio general a los crímenes del franquismo, 72 años después del inicio de la guerra civil causada por el militar traidor al gobierno de la República
 

Repudio ahora, algo tarde para que se reconozcan con indignación los asesinatos de hombres, mujeres y niños, más de un millón de muertos durante la guerra y muchos más durante los 40 años de dictadura franquista.

 

A la fecha, como el huevo de la serpiente, el fascismo renace y no solamente en España sino en el mundo. Hitler, Mussolini y Franco siguen teniendo partidarios de sus políticas de exterminio y muerte.

 

Acerca de la actual protesta antifranquista en España, Excélsior ha estado informando oportunamente. En tiempos del franquismo a los que protestaban los ejecutaban.

 

Tengo ahora en mi escritorio uno de esos viejos libros que no se olvidan y que leí hace años: Los grandes cementerios bajo la luna, de Georges Bernanos. Novelista, periodista nacido en París, católico y de tendencias monárquicas, al principio se sintió partidario de los franquistas y de quien al mismo Dios no tuvo respeto y asesinaba proclamándose “caudillo por la gracia de Dios”.

 

Muy pronto Bernanos se rebeló contra el franquismo y la represión de los leales a la República, cuyo gobierno había sido elegido por enorme votación popular. Sintió el escritor que la tragedia de España era la tragedia del mundo y en 1938 publicó Los grandes cementerios bajo la luna, obra que dio la vuelta al mundo. Supongo que en México hay ediciones en español.

 

Quiso Franco apoderarse de la religión, aunque como es sabido sus tropas mataron a sacerdotes y monjas. Recurrió a los aviones de Hitler y de Mussolini para que bombardearan a la población que huía por las carreteras tratando de salvarse de la matanza general. Hay testimonios de los crímenes del franquismo en muchos libros de autores de prestigio mundial, entre ellos Hugh Thomas: La guerra civil española, y Claude G. Bowers: Misión en España. Bowers fue embajador de Estados Unidos en España durante la guerra civil y testigo de los asesinatos del franquismo que relata. Entre ellos las ejecuciones masivas en Badajoz. En Durango, donde los aviones nazis aliados a los franquistas lanzaron bombas, “una de ellas estalló sobre el tejado de la capilla de Santa Susana y las monjas volaron literalmente en pedazos, mezcladas con trozos de las sagradas imágenes. Otras bombas fueron lanzadas en la iglesia de los sacerdotes jesuitas y el padre Rafael Billalabeitia, que estaba oficiando en la misa, murió entre las ruinas, junto con otros”.

 

Muchos testimonios de bombardeos franquistas en iglesias y en Guernica proporciona Claude G. Bowers. Narra también bombardeos en Barcelona, donde “900 hombres, mujeres y niños estaban destrozados y convertidos en cadáveres y en muchos casos habían volado en pedazos, en otros les habían sacado las entrañas. Después de cada bombardeo, el personal de los hospitales, asistido por voluntarios, se lanzaba a la calle llevando canastas en las cuales podían echar pedazos de los cuerpos desmembrados, fragmentos de carne humana, partes de brazos, piernas, cabezas”.

 

En cuanto a la masacre de sacerdotes republicanos por tropas de Franco, en las funciones de mi obra de teatro y posterior publicación de En blanco y negro, Ignacio y los jesuitas doy una lista de nombres de sacerdotes vascos, algunos de los muchos fusilados.

 

Sigo con Bowers: “En Barcelona muchos sacerdotes fueron salvados por el gobierno catalán. Un sacerdote que me contó su historia en San Juan de la Luz debía la vida a Luis Companys, presidente del gobierno catalán, que halló medios para hacerle atravesar la frontera francesa”. Como es sabido, Companys fue fusilado por los franquistas. Con estos y otros datos se han publicado muchos libros, prohibidos en tiempos de la dictadura, que trató de apoderarse de la religión católica y la enarboló como bandera para asesinatos masivos.

 

Dejo el libro de Bernanos y regreso a México y a la situación que actualmente aquí se vive. No faltan políticos que han estado manejando con gran dosis de demagogia la posibilidad, y hasta actual existencia, de una nación que supera sus desafíos, cuando a la fecha no los hemos superado. Y la entrevista del presidente Calderón con Obama no precisamente debe ser el remedio a problemas que existen y no podemos negar. ¿O sí?



http://www.exonline.com.mx/diario/columna/471614

 

 

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