Hay actualmente
en España un repudio general a los crímenes del franquismo, 72
años después del inicio de la guerra civil causada por el
militar traidor al gobierno de la República
Repudio ahora, algo tarde para que se
reconozcan con indignación los asesinatos de hombres, mujeres y
niños, más de un millón de muertos durante la guerra y muchos
más durante los 40 años de dictadura franquista.
A la fecha, como el huevo de la serpiente,
el fascismo renace y no solamente en España sino en el mundo.
Hitler, Mussolini y Franco siguen teniendo partidarios de sus
políticas de exterminio y muerte.
Acerca de la actual protesta
antifranquista en España, Excélsior ha estado informando
oportunamente. En tiempos del franquismo a los que protestaban
los ejecutaban.
Tengo ahora en mi escritorio uno de esos
viejos libros que no se olvidan y que leí hace años: Los grandes
cementerios bajo la luna, de Georges Bernanos. Novelista,
periodista nacido en París, católico y de tendencias
monárquicas, al principio se sintió partidario de los
franquistas y de quien al mismo Dios no tuvo respeto y asesinaba
proclamándose “caudillo por la gracia de Dios”.
Muy pronto Bernanos se rebeló contra el
franquismo y la represión de los leales a la República, cuyo
gobierno había sido elegido por enorme votación popular. Sintió
el escritor que la tragedia de España era la tragedia del mundo
y en 1938 publicó Los grandes cementerios bajo la luna, obra que
dio la vuelta al mundo. Supongo que en México hay ediciones en
español.
Quiso Franco apoderarse de la religión,
aunque como es sabido sus tropas mataron a sacerdotes y monjas.
Recurrió a los aviones de Hitler y de Mussolini para que
bombardearan a la población que huía por las carreteras tratando
de salvarse de la matanza general. Hay testimonios de los
crímenes del franquismo en muchos libros de autores de prestigio
mundial, entre ellos Hugh Thomas: La guerra civil española, y
Claude G. Bowers: Misión en España. Bowers fue embajador de
Estados Unidos en España durante la guerra civil y testigo de
los asesinatos del franquismo que relata. Entre ellos las
ejecuciones masivas en Badajoz. En Durango, donde los aviones
nazis aliados a los franquistas lanzaron bombas, “una de ellas
estalló sobre el tejado de la capilla de Santa Susana y las
monjas volaron literalmente en pedazos, mezcladas con trozos de
las sagradas imágenes. Otras bombas fueron lanzadas en la
iglesia de los sacerdotes jesuitas y el padre Rafael
Billalabeitia, que estaba oficiando en la misa, murió entre las
ruinas, junto con otros”.
Muchos testimonios de bombardeos
franquistas en iglesias y en Guernica proporciona Claude G.
Bowers. Narra también bombardeos en Barcelona, donde “900
hombres, mujeres y niños estaban destrozados y convertidos en
cadáveres y en muchos casos habían volado en pedazos, en otros
les habían sacado las entrañas. Después de cada bombardeo, el
personal de los hospitales, asistido por voluntarios, se lanzaba
a la calle llevando canastas en las cuales podían echar pedazos
de los cuerpos desmembrados, fragmentos de carne humana, partes
de brazos, piernas, cabezas”.
En cuanto a la masacre de sacerdotes
republicanos por tropas de Franco, en las funciones de mi obra
de teatro y posterior publicación de En blanco y negro, Ignacio
y los jesuitas doy una lista de nombres de sacerdotes vascos,
algunos de los muchos fusilados.
Sigo con Bowers: “En Barcelona muchos
sacerdotes fueron salvados por el gobierno catalán. Un sacerdote
que me contó su historia en San Juan de la Luz debía la vida a
Luis Companys, presidente del gobierno catalán, que halló medios
para hacerle atravesar la frontera francesa”. Como es sabido,
Companys fue fusilado por los franquistas. Con estos y otros
datos se han publicado muchos libros, prohibidos en tiempos de
la dictadura, que trató de apoderarse de la religión católica y
la enarboló como bandera para asesinatos masivos.
Dejo el libro de Bernanos y regreso a
México y a la situación que actualmente aquí se vive. No faltan
políticos que han estado manejando con gran dosis de demagogia
la posibilidad, y hasta actual existencia, de una nación que
supera sus desafíos, cuando a la fecha no los hemos superado. Y
la entrevista del presidente Calderón con Obama no precisamente
debe ser el remedio a problemas que existen y no podemos negar.
¿O sí?
http://www.exonline.com.mx/diario/columna/471614