Xinhuan.net 22 de Enero de 2009

El premio Nacional de Traducción  de España y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)Laureano Ramírez, presentará un libro en castellano que narra la  historia de trece chinos miembros de las Brigadas Internacionales  durante la Guerra Civil española. 

     El lector de "La llamada de España: los voluntarios chinos en  la Guerra Civil española", que recoge unos hechos desconocidos  hasta ahora tanto en China como en España, podrá revivir las  experiencias de este grupo de chinos que por voluntad propia y por "idealismo" se incorporaron al bando republicano en el conflicto  bélico que tuvo lugar entre 1936 y 1939. 

     "Es un libro fundamental que debe ser difundido...Nadie sabe  nada (sobre la historia de los brigadistas chinos)", dijo Ramírez  a Xinhua durante una conferencia sobre los brigadistas chinos  durante la Guerra Civil española celebrada anoche en el Instituto  Cervantes de Pekín (Beijing).  

     El volumen de Laureano Ramírez es la versión traducida de un  libro con el mismo título publicado en 2001 por los taiwaneses  Nancy Tsou y Len Tsou tras diez años de investigación que les  llevaron por gran parte de Europa y el sudeste asiático.  

     En el transcurso de sus viajes, los Tsou lograron documentar  las experiencias de los trece voluntarios chinos, dos de los  cuales ya residían en España cuando estalló la Guerra. Otro de los brigadistas partió desde China, mientras que dos de sus compañeros llegaron desde Estados Unidos y el resto desde Francia.   Chen Wenrao (Maurice Chen), uno de los que llegó a España desde  Estados Unidos, murió en la retirada entre marzo y abril de 1938  junto a otros 98 miembros de la Brigada Abraham Lincoln, mientras  que ocho voluntarios lograron regresar al territorio chino para  integrarse en la lucha contra la invasión japonesa (1931-1945). 

     Entre los que volvieron a China estaba Bi Daowen (Tio Oen Bik), médico chino nacionalizado en Indonesia. 

     Todavía se desconoce el paradero de los otros cuatro  voluntarios, entre los que figura Yan Jiazhi (Paul Yen), masajista y el primer chino que se integró en las Brigadas Internacionales,  y Chen Agen (Chang Aking), el único que partió desde territorio  chino. 

     Tampoco se sabe el número exacto de participantes chinos en la  Guerra Civil española, que terminó hace ahora 70 años.  

     "Seguimos reuniendo los datos para completar la historia. Es  muy importante dar a conocer el espíritu (de los brigadistas  internacionales) de luchar por el bien de los demás", comentó  Nancy Tsou en una entrevista con Xinhua. 

     "Necesitamos como nunca un espíritu como éste y no temos  derecho alguno a renunciar a él, especialmente en esta época de  civilización materialista", dijo Nancy.  

     Nancy Tsou y Len Tsou iniciaron sus investigaciones en 1988, dos años después de enterarse de la existencia de las Brigadas  Internacionales en la Guerra Civil española y de la presencia de  chinos en los grupos que lucharon contra el fascismo.  

     El libro de los Tsou incluye numerosas fotos de valor histórico como la de voluntarios chinos y otros países en el campo de  concentración francés de Gurs, la del bandarín mandado por los  comandantes chinos a los brigadistas nacionales y la de la portada de la revista "Estampa", publicada en 1937, con la imagen de Zhang Ruishu. 

     "Seguro que habrá mucha repercusión cuando se publica el libro  (en español)...La Guerra Civil (española) es siempre un tema  apasionante", afirmó Laureano Rámirez. 

     Nancy Tsou descartó la posibilidad de agregar más informaciones a la versión en castellano, porque ya han consultado casi todos  los archivos disponibles y porque es muy difícil encontrar a  veteranos vivos que puedan contar su historia. 

     Durante la Guerra Civil española, unos 40.000 voluntarios  provenientes de 53 países, especialmente de Francia y de otros  países europeos, se unieron al bando republicano. 

     "La llamada de España: los voluntarios chinos en la Guerra Civil española" se publicará antes de finales de 2009, dijo Rámirez,  quien ha trabajado dos meses con otros cuatro traductores para  adaptar la historia al castellano.