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Miguel Campos, el canario que liberó París

Melchor Padilla

Loquepasaentenerife 11 de Octubre de 2008

 

Ésta es la historia de Miguel Campos, un soldado canario que participó en la derrota de los alemanes en París y del que se sabe muy poco. Su final es todo un misterio

 

El 24 de agosto de 1944, los soldados que transportaba el vehículo semioruga Ebro comenzaron a disparar contra uno de los últimos focos de resistencia de los alemanes en París. Al mando de ese vehículo militar iba el subteniente Miguel Campos, al que sus compañeros de la novena compañía del Regimiento de Marcha del Chad conocían como El Canario.

¿Quién era Miguel Campos y cómo llegó a ser uno de los primeros soldados que liberaron París, hasta entonces ocupado por las tropas de Hitler? Para responder a esas preguntas debemos retroceder a los tiempos de nuestra guerra civil y de la segunda guerra mundial.

Muchos canarios partidarios de la República lograron abandonar las islas huyendo del terror que se implantó contra las organizaciones de izquierda desde los primeros momentos del golpe de estado franquista. Marineros y pescadores que se quedaban en la costa africana aprovechando una escala; fugas como las que hemos relatado ya en estas mismas páginas; prisioneros republicanos canjeados por presos franquistas –como los 90 que salieron de Fyffes en 1938 con destino a Barcelona-; y soldados canarios movilizados por el ejército golpista que desertaban en la Península, a los que hay que sumar los isleños que residían en el territorio leal a la República. Muchos de ellos pasaron a engrosar las filas del ejército republicano y con la derrota dejaron España.

Uno de ellos debió de ser Miguel Campos. Según se afirma en la Historia de Canarias, publicada por el diario La Provincia en 1991, era tinerfeño y socialista, extremo este último del que dudamos por lo que veremos más adelante. Ni siquiera estamos seguros de que éste fuera su verdadero nombre, pues era muy frecuente en aquellas circunstancias cambiar de identidad para evitar represalias a los familiares. Sólo nos quedan de él un par de fotografías borrosas en las que aparece una cara, permítaseme la expresión, muy de aquí. Sabemos que llegó a Orán en uno de los barcos que transportaban a los exiliados en 1939, pero no aparece en la lista de pasajeros del buque inglés Stambrook, en el que sí viajaron los que después iban a ser sus compañeros de milicia, Amado Granell y Federico Moreno.

A finales de 1944, Campos creó una especie de cuerpo franco que se dedicaba a recoger armamento para hacerlo llegar a la guerrilla antifranquista en España. En una de esas misiones desapareció y su final es todo un misterio

 

Como tantos otros se alistó en los Corps Francs d’Afrique y cuando se organiza la Segunda División Blindada al mando del general Leclerc, pasó a engrosar las filas de la novena compañía del Regimiento de Marcha del Chad. Aunque la mandaba el capitán francés Dronne, casi todo el resto de los oficiales, suboficiales y tropa, hasta un total de 146, estaba formado por antiguos soldados republicanos españoles con una gran experiencia en combate. Desde el primer momento fue conocida por todos con su nombre en castellano, la Nueve, pues era ésta la lengua oficial de la compañía. Los vehículos semioruga blindados llevaban todos nombres españoles: Ebro, Guadalajara, Belchite, Madrid, en memoria de las grandes batallas de nuestra guerra, u otros como Don Quijote o España Cañí.

Campos fue nombrado jefe de la tercera sección, compuesta casi exclusivamente por anarquistas como él mismo, y era, al parecer, un jefe de gran iniciativa, valiente, astuto y audaz. El capitán Dronne lo define como "un fuera de serie". Después de un corto periodo de entrenamiento en el Norte de África, la Nueve fue trasladada al condado inglés de York en mayo de 1944, a la espera para su desembarco en Francia, hecho que se produjo el 4 de agosto. A partir de ese momento, la Nueve entra en acción. El 14 de agosto, en un audaz golpe de mano, la sección de Campos se infiltró en territorio enemigo cerca de Ecouché e hizo prisioneros a 129 alemanes, entre ellos un coronel.

El 23 de agosto, la Nueve tenía previsto avanzar hacia París. No obstante, Dronne recibió órdenes de retirada, pero al llegar a Croix de Berny se encontró con el general Leclerc, que le ordenó que marchara hacia la capital con las fuerzas que tuviera a mano, pues el pueblo parisino se había sublevado y resultaba preciso que, siguiendo órdenes del general De Gaulle, las tropas de la Francia Libre entraran antes que los americanos. Después de una ininterrumpida marcha, a las 21.22 horas del 24 de agosto, los semiorugas llegaron al Hôtel de Ville, el ayuntamiento de París. Todas las campanas de la ciudad comenzaron a repicar. París había sido liberado… por españoles.

La mañana del 26 de agosto, el general De Gaulle, acompañado de Leclerc y todo el estado mayor, descendió triunfalmente los Campos Elíseos. Detrás de él iban, dándole protección, los blindados de la Nueve. La compañía acampó en el Bois de Boulogne para recuperarse, pero pronto tuvo que emprender nuevas acciones de guerra. Campos, a finales de ese año, creó una especie de cuerpo franco que se dedicaba a recoger armamento para hacerlo llegar a la guerrilla antifranquista en España. Resultó herido y tuvo que soportar las terribles condiciones del invierno en Las Ardenas.

Su final es tan misterioso como su vida. El 14 de diciembre desapareció tras una misión en solitario. No se encontró su cuerpo, lo que desencadenó toda suerte de elucubraciones. Se dijo que había regresado a España para unirse a la guerrilla, que vivía en el norte de África… Nunca se supo más de él. Sirvan estas líneas para conservar la memoria de un bravo canario, luchador por la libertad.

 

 

 

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