La
guerrilla de la memoria
Fernando
Arcas Cubero
Sur Digital,
18 de diciembre de 2005
La
aparición de la guerrilla es inseparable de la Guerra Civil
española, cuando algunos combatientes republicanos deciden
continuar la lucha tras ser derrotados. El movimiento
guerrillero nunca llegó a poner en peligro la estabilidad del
régimen de Franco y tuvo más un carácter de resistencia
desesperada para sobrevivir con el apoyo de una parte reducida
de la población. Las nueve agrupaciones contaron con una media
de 5.000 guerrilleros. Próxima entrega: sábado 24 de diciembre
PRÁCTICAMENTE olvidado
como tema de investigación histórica hasta la llegada de la
democracia, la guerrilla antifranquista de la posguerra cuenta
ya con algunos estudios como los de Daniel Arasa, Harmut Heine,
Fernanda Romeu, Juan Antonio Sacaluga, Secundino Serrano o
Mercedes Yusta, entre otros. En Andalucía los pioneros son los
historiadores malagueños José María Azuaga y Jose Aurelio Romero
Navas.
Este documental dirigido por Javier Corcuera y producido por
Montxo Armendáriz está basado en los impresionantes testimonios
personales de antiguos guerrilleros de las agrupaciones del
norte de España, Sierra Morena y Cataluña, y de los denominados
«enlaces» que ayudaron a la guerrilla en Galicia y León. Un
trabajo basado en la historia oral que reconstruye las ideas
políticas, las motivaciones, la estructura orgánica, la vida
cotidiana y las actividades de los guerrilleros que lucharon
tras la Guerra Civil contra el franquismo. De todos ellos quizá
el más impactante sea el de la hermana de Manuel Girón,
jornalero ugetista leonés en las comarcas de El Bierzo y La
Cabrera.
Invento español
La
aparición de la guerrilla es inseparable de la Guerra Civil
española, cuando algunos combatientes republicanos deciden
continuar la lucha tras ser derrotados. La guerrilla es un
método de combate propio de una situación de inferioridad
militar y de la convicción de querer mantener la resistencia por
medios distintos de los convencionales. En realidad la palabra y
el fenómeno es un invento español durante la invasión francesa
de 1808. En el caso de la guerrilla antifranquista, al factor
ideológico se unió el de mera supervivencia ante la represión
contra los republicanos durante la guerra y la posguerra.
Inicialmente el término utilizado fue el de «huídos» para
denominar a quienes se refugiaron en las montañas tras la
derrota, desertaron o escaparon de las prisiones, campos de
concentración o batallones disciplinarios. El movimiento
guerrillero nunca llegó a poner en verdadero peligro la
estabilidad del régimen de Franco y tuvo más un carácter de
resistencia desesperada para sobrevivir con el apoyo de una
parte reducida de la población.
Aunque no pueda establecerse un número exacto sus efectivos
oscilaron entre 2.000 y 7.500, aceptándose una media de 5.000
guerrilleros en las nueve agrupaciones que operaron en España.
En cuanto a los apoyos se calcula un total de 20.000 enlaces
también denominados 'guerrilleros del llano', según los datos
del completo estudio de conjunto de Secundino Serrano.
Guerrilla y política
La
filiación política del también denominado 'maquis' fue
mayoritariamente comunista. Sin embargo hubo también una
guerrilla socialista en Asturias, y también presencia anarquista
en toda España y especialmente en la guerrilla urbana de
Cataluña. El objetivo primordial era el derrocamiento de la
Dictadura y el restablecimiento de la República mediante la
combinación de la lucha armada y el apoyo campesino, un sector
especialmente conservador y reacio a la movilización política.
Pese a los esfuerzos de la labor propagandística guerrillera en
los pueblos y en los caseríos y cortijos, el apoyo del
campesinado fue mínimo y en muchos casos obligado por el miedo a
la fuerza lograda por la guerrilla en cada región. Además,
España acababa de salir agotada de la guerra, con la práctica
desarticulación de cualquier oposición política.
El
régimen de Franco trató a la guerrilla mediante su catalogación
como un mero caso de bandidaje y terrorismo, ocultó la difusión
de sus actividades y empleó el término de bandidos o bandoleros
para referirse a ellos.
Durante la segunda Guerra Mundial la causa de los aliados alentó
las actividades guerrilleras con la convicción de que la derrota
del Eje sería seguida de la invasión de la España franquista. En
Málaga se produjo en este sentido una colaboración por mar de
los servicios secretos norteamericanos en el norte de África con
la guerrilla de la Axarquía. Pero el inicio de la Guerra Fría
cortó definitivamente esas esperanzas y dejó sin salida al
maquis español.
La
guerrilla cotidiana
El
monte -en una España que seguía siendo un país rural- acogió a
los huídos y guerrilleros para poder sobrevivir y refugiarse de
la persecución de la Guardia Civil, el Ejército o las
«contrapartidas» de fuerzas del orden o falangistas camuflados.
La subsistencia se lograba mediante la caza y la vida sobre el
terreno, el apoyo de familiares o simpatizantes de las
localidades cercanas y por los atracos, robos, extorsiones o
secuestros. La guerrilla cuidaba también el aspecto de la
educación de sus miembros, la formación política y la lectura, y
estaba al tanto de la información a través de los emisarios
llegados desde Francia o de las noticias de Radio Pirenaica. Sus
actividades se desarrollaban por las noches, ocultándose durante
el día. En su mayoría los guerrilleros eran personas jóvenes, de
procedencia obrera, y buscaban su ámbito de actividad en zonas
de tradición izquierdista -como las zonas mineras del norte- y
afectadas por la represión franquista. Aunque hubo mujeres
guerrilleras, su papel fue fundamentalmente de apoyo como
enlaces y sólo huían al monte en caso de peligro.
Implantación y activismo
Aunque la primera agrupación guerrillera de posguerra fue la de
León-Galicia, la más potente y mejor conectada con la dirección
política del PCE en Francia fue la de Levante-Aragón. La más
vinculada al medio urbano se dio en Cataluña, y en Andalucía la
más activa fue la de Granada y la zona oriental de Málaga,
aunque también las hubo en las sierras de Ronda y Cádiz. Pero el
denominador común fue la dispersión y la práctica independencia
de las diferentes partidas, con fuertes liderazgos que el rumor
popular elevaba a mitos justicieros como había ocurrido con el
bandolerismo del siglo XIX y principios del siglo XX. En las
zonas de tradición de izquierdas la guerrilla tuvo un apoyo
expreso o tácito de la mayoría de la población, oculta por el
miedo a la represión.
La
operación más relevante de la guerrilla fue el intento fallido
de invasión por el Valle de Arán al producirse la retirada
alemana de Francia en 1944, rechazado fácilmente por las fuerzas
del orden y el ejército.
Etapas
La
guerrilla adquirió su mayor desarrollo al producirse la victoria
aliada y crecer las dificultades internacionales y el
aislamiento del régimen franquista. Desde 1947 su fuerza declina
con el cambio de actitud del PCE ante la lucha armada y la
puesta en marcha de la operación definitiva desde el gobierno de
Franco para hacerla desaparecer. Entonces se acentúa la presión
de las fuerzas del orden sobre la guerrilla y sobre los enlaces,
con el recurso a métodos que incluían la tortura en los
interrogatorios, las represalias indiscriminadas sobre las
familias y la aplicación de la «ley de fugas» -el asesinato de
prisioneros bajo pretexto de la huída- que favorecen las
delaciones de los enlaces o de los propios guerrilleros, y que
terminaron con su existencia hacia 1952. En esa fase final
también se alcanza la máxima brutalidad en las represalias
guerrilleras.
Secundino Serrano concluye en su estudio que la falta de
cohesión política y de apoyos fuera de España y entre la
población, y la presión gubernativa fueron los factores
determinantes del final del fenómeno guerrillero.
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Fernando Arcas Cubero
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