El exilio español
Julio Martín Casas y
Pedro Carvajal Urquijo
La Guerra Civil española
provocó la huida de cientos de miles de hombres, mujeres y niños ante la
represión, la miseria y el hambre, preludio de la muerte.
En abril de 1939 no empezó la paz, sino la victoria. La victoria de un régimen
que implicaba la cárcel, la muerte o el exilio de los vencidos.
Este libro, redactado por Julio Martín Casas y Pedro Carvajal Urquijo, habla de
los españoles que tuvieron que exiliarse como consecuencia de la guerra civil.
Son los propios exiliados los que, en primera persona, narran los avatares
sufridos. Los numerosos testimonios muestran el factor humano del exilio, y eso
es lo que dota de una intensa emoción a las páginas del libro.
El exilio español se extendió por medio mundo, por Europa y América,
trabajando en campos, fábricas y comercios, enseñando en las universidades,
luchando en la segunda guerra mundial y muriendo en los campos de exterminio
nazi. "El español del éxodo y del llanto fue también el del trabajo, la
iniciativa y la creación".
Si hay algo obligado a destacar de este libro, es que no trata de buscar la
atención del lector por medio de los avatares sufridos por los grandes nombres,
como Lorca, Salinas, Azaña, a causa del exilio. Los grandes personajes tienen
su pequeño hueco, pero aquí, el protagonismo reside en las figuras de la gente
desconocida, en la gente anómima que arrastra en su alma el dolor de la raíz
de una España de la que la han expulsado.
El grueso del exilio se produce al finalizar la Guerra Civil, en 1939. Y al
sufrimiento de la derrota se suma el duro trato recibido en Francia, donde son
internados en improvisados campos de concentración. Los franceses miraban con
desconfianza, incluso con un punto de racismo, a los rojos españoles que venían
de una salvaje Guerra Civil. Aquella opinión cambió cuando la barbarie del
fascismo les alcanzó a ellos y los españoles, curtidos en tres años de
guerra, se convirtieron en una ayuda inestimable para montar y reorganizar La
Resistencia. No obstante, la vida de los exiliados españoles no dejaría de ser
una continua decepción. Lo sería cuando los aliados dieron la espalda a España
y dejaron que Mussolini y Hitler dieran su apoyo al fascismo. Pero, por aún fue
cuando tras haber colaborado en la II Guerra Mundial y en la Resistencia
francesa, entendieron que ya nadie quería hacer nada para volver a instaurar la
democracia en España. En ese momento nace la total desesperanza, la resignación
de deshacer las maletas para quedarse ya siempre, de por vida, fuera de España.
Frente a la acogida francesa, México fue la verdadera patria de los exiliados.
El presidente Lázaro Cárdenas se convirtió en sinónimo de solidaridad con la
derrotada República española, admitiendo a todos los exiliados, sin
condiciones previas.
El exilio reprodujo las grandezas y miserias de la República en todos sus
aspectos. Si los exiliados dieron un ejemplo de abnegación, educación y
capacidad de trabajo, también reprodujeron enseguida las divisiones políticas
que caracterizaron a la República. Hasta el punto de que constituyeron dos
organismos de ayuda a los refugiados, de distinto signo político.
Quizá, uno de los capítulos más interesantes de este libro sea el dedicado a
la experiencia de los españoles en los campos de concentración y exterminio
nazi, donde se compartieron la terrible suerte de tantos perseguidos y donde
jugaron un papel decisivo, como fue el del caso de fotógrafo Francisco Boix,
cuyas fotografías fueron utilizadas en el juicio de Nuremberg que condenó a
los dirigentes nazis.
Un sinfín de testimonios, documentos e ilustraciones inéditas componen una
imprescindible síntesis de la triste historia del exilio republicano español.
Un libro que sirve cuando menos, para conservar la memoria.
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El exilio español (1936 - 1978)
Julio Martín Casas y Pedro Carvajal Urquijo
Prólogo de Alfonso Guerra
Editorial Planeta