Inolvidables brigadistas
Anna
Punsi Figueres
El
Periódico 17 de
abril de 2006
• Un centenar de
personas rinden homenaje en el castillo de Figueres a los más de 35.000
voluntarios internacionales que viajaron a España para luchar contra Franco.
Rosarito
Orruela Ontueta era vasca y Fritz Mergen, alemán. Se enamoraron durante la
guerra civil española. Él llegó a España en octubre de 1936 como brigadista
internacional para luchar contra las tropas franquistas y ella era colaboradora
de Dolores Ibárruri, La Pasionaria. 70 años más tarde, el fruto de esa
pasión, Peter y Fritz, mantienen viva la historia de sus padres, ya muertos.
Ayer, emocionados, volvieron a recordarles en un sentido homenaje que la
organización británica Brigade Memorial Trust, la Generalitat y el
Ayuntamiento de Figueres hicieron a los brigadistas en el castillo de Sant
Ferran de Figueres (Alt Empordà), y en el que participaron un centenar de
familiares y amigos de los voluntarios, la mayoría, británicos, alemanes y
franceses.
"No
tengo palabras para expresar mis sentimientos, el corazón se me sale del pecho
de la emoción", explicaba ayer Fritz Mergen, con una gran bandera
republicana en mano. La fortaleza fue en 1936 lugar de entrenamiento de los
voluntarios enrolados en las Brigadas Internacionales y su primera parada al
llegar a España.
El homenaje, que consistió en una travesía de los Pirineos desde la localidad
francesa de Super-las-Illas y la inauguración de una placa conmemorativa en el
castillo, tuvo como participantes de honor tres exbrigadistas: dos ingleses --Jack
Jones y Jack Edwards, de 93 y 92 años, respectivamente-- y un voluntario irlandés,
Bob Doyle, de 91 años. A pesar de su avanzada edad y de su precaria salud, los
tres cruzaron de nuevo la frontera para revivir el sentimiento de solidaridad
que 70 años atrás los llevó hasta España. "No se trataba sólo de
una lucha por España, sino de una defensa de la democracia en toda
Europa", explica Jack Jones. Para su colega Bob Doyle, la intolerancia
continúa siendo una amenaza. "El peligro del fascismo continúa vivo,
pero nosotros ya no podremos pararlo", decía ayer el irlandés,
sentado en su silla de ruedas. Otro irlandés, Manus O'Riordan recordaba
orgulloso que su padre Michael "fue el brigadista que levantó la
bandera de la Catalunya libre al otro lado del Ebro". Fue herido en la
espalda y tuvo que regresar a Irlanda.
De
los 35.252 brigadistas de 54 países que lucharon en la guerra civil, 9.934
murieron en batalla. La mayoría de los cuerpos continúan enterrados en fosas
comunas. La Generalitat se propone reunir próximamente a todos los que aún están
vivos.
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