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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

Las mentiras de Normandia y la lucha contra el fascismo 

Malali Labrac 

UCR 11 de Junio 2004

Desde niño todas los múltiples tentáculos del capitalismo me enseñaron que fueron los Estados Unidos de América del Norte los que derrotaron al Tercer Reich en las playas de Normandia. El mito intangible de la salvación yanqui pende tal espada de Damocles sobre cualquier europeo que se atreva a criticar la política del Imperio. Los panegiristas del pensamiento único aplicaran este argumento a sangre y fuego contra todos los disconformes con las barbaridades que a diario cometen las hordas imperialistas sobre los pueblos del mundo. Estos últimos días los medios de desinformación y manipulación de masas de los estados capitalistas han glosado ampliamente el desembarco del día D cómo el inicio de la liberación del continente europeo de las garras de Adolfo Hitler. Los aletargados súbditos de Occidente, salvo honrosas excepciones, han digerido tranquilamente esta gran mentira sin protestar, cómo llevan haciendo desde hace tantas décadas. Se traga bien el engaño del capital cuando lo dirige Spielberg y lo protagoniza Tom Hanks. 

Se habla mucho de los millones de judíos asesinados por el nazismo, muchas veces para justificar la actuación terrorista del Estado de Israel contra el pueblo palestino, pero no se habla tanto de los millones de soviéticos muertos en la Gran Guerra Patria. Se habla mucho de Normandia y bastante poco de Stalingrado . Los Falsimedia nunca nos han revelado que fueron el Ejército Rojo y el pueblo soviético los que destruyeron la mayor parte de los ejércitos alemanes, nunca nos contaron que fue la Unión Soviética quien tomó Berlín provocando el suicidio de Hitler . Nunca los líderes de las naciones “democráticas” han rendido tributo a los millones de muertos de nacionalidad soviética que dieron su vida para acabar con el fascismo. Pero aunque a muchos les pese y les provoque úlceras en el estómago recordarlo, fue la Patria del Socialismo, con todos sus errores y sus burócratas, quién liberó al mundo del Eje nazi-fascista. 

Ahora que ya no soy tan niño no me extraño nada al enterarme de que Yanquilandia y el dúo Francia-Alemania han firmado la paz en Normandia. Las potencias imperialistas sellan algunas de sus diferencias del último año y medio con una resolución fabricada ad hoc. Mientras en Irak, la heroica resistencia derrota cada día a las tropas del Imperio, a sus mercenarios, a los cipayos y colaboracionistas. El pueblo de Irak, al igual que el de la URSS o el de Vietnam en sus días, lucha también contra el fascismo, contra un fascismo nuevo que se nutre de la globalización neoliberal para acabar con la resistencia de los pueblos libres de la tierra y asegurar a las transnacionales el máximo beneficio. 

Un fascismo contra el que lucha desde hace 45 años y de manera espectacular el pueblo cubano, que defiende magistralmente la Revolución Socialista que tanto les ha costado construir. Una Revolución que es luz y faro para todos los que luchan por otro mundo posible, una Revolución que ha resistido el bloqueo imperial y el terrorismo de los “disidentes” para demostrar que la voluntad emancipadora de todo un pueblo es más fuerte que cualquier artimaña de la CIA. De Cuba también nos dicen los embusteros que viola los derechos humanos, cuando comprobamos en los datos de la ONU que la sanidad y la educación cubanas resplandecen con brillo propio sobre el fracaso continuo del sueño americano. 

También combaten contra el fascismo los cocacoleros de Bolivia, los indígenas de Ecuador, los piqueteros de Argentina, los milicianos palestinos, los bolivarianos de Venezuela y el mundo, los guerrilleros de Colombia, los zapatistas de Chiapas, los maoístas de Nepal, la izquierda alternativa del Estado Español y la UE, los negros, pacifistas, comunistas y trotskistas de USA. Todos ellos, en sus diferentes formas de lucha, constituyen admirables ejemplos de rebeldía anticapitalista, de combate contra lo establecido por las fuerzas del capital y la guerra. 

Contra el fascismo también lucharon los republicanos españoles hace casi setenta años. Uno de ellos fue el poeta Miguel Hernández quien parió este poema para los que luchaban en Jaén contra los asesinos franquistas: 

ACEITUNEROS 

       Andaluces de Jaén, 

aceituneros altivos, 

decidme en el alma: ¿quién,

 quién levantó los olivos? 

 

      No los levantó la nada, 

ni el dinero, ni el señor, 

sino la tierra callada, 

el trabajo y el sudor. 

 

     Unidos al agua pura 

y a los planetas unidos,

los tres dieron la hermosura 

de los troncos retorcidos. 

      

       Levántate, olivo cano, 

dijeron al pie del viento. 

Y el olivo alzó una mano 

poderosa de cimiento. 

 

      Andaluces de Jaén, 

aceituneros altivos, 

decidme en el alma: ¿quién,

 quién levantó los olivos? 

 

       Vuestra sangre, vuestra vida 

no la del explotador 

que se enriqueció en la herida 

generosa del sudor. 

 

      No la del terrateniente 

que os sepultó en la pobreza, 

que os pisoteó la frente, 

que os redujo la cabeza. 

 

    Árboles que vuestro afán 

consagró al centro del día 

eran principio de un pan 

que sólo el otro comía. 

 

     ¡Cuántos siglos de aceituna 

los pies y las manos presos, 

sol a sol, luna a luna, 

pesan sobre vuestros huesos! 

 

 Andaluces de Jaén, 

aceituneros altivos, 

decidme en el alma: ¿quién,

 quién levantó los olivos?

 

   Jaén, levántate brava 

sobre tus piedras lunares, 

no vayas a ser esclava 

con todos tus olivares. 

 

   Dentro de la claridad 

del aceite y sus aromas, 

indican tu libertad 

la libertad de tus lomas. 

 

Miguel Hernández (1910-1942)

 

 

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