El
universo femenino de la II República
Jorge
J. Montes Salguero, Vicerrector de Alumnos de la UNED / may 04
Hablar de mujer y Segunda República aparentemente siempre es hablar de
las dirigentes políticas como María LeJárraga, Clara Campoamor o Victoria
Kent; pero el universo femenino estaba compuesto por todo un núcleo de población
de mujeres anónimas que sin protagonismo alguno contribuyeron al desarrollo de
la Segunda República desde diversos frentes.
Según el censo de 1930 la población española era de 23.677.794 personas, de
los cuales 12.111.989 eran mujeres, en las zonas urbanas y en las capitales como
Madrid y Barcelona, la población era muy superior a la masculina, en especial
en la horquilla que va desde los 15 a 34 años, como es lógico, eso es debido a
la emigración de las zonas rurales para aspirar en la capital a unas mejores
condiciones de vida. De los datos de empadronamiento de Madrid, por ejemplo, hay
un aumento de la población femenina entre 1930 y 1934 de 49.582 mujeres, frente
a 28.631 de hombres.
Hemos planteado este artículo con la idea de homenajear a las mujeres que
salieron del ámbito doméstico. La república le abrió la puerta del mundo
laboral extradoméstico, eso se dejó de manifiesto en las distintas
organizaciones sindicales que acogen a esas mujeres que en un principio sólo
tienen como salida trabajar en el servicio doméstico y salen al sector
servicios creando sus propias organizaciones reivindicativas, si bien es cierto,
que la mayor población femenina está dentro del ámbito del servicio doméstico,
eso posibilitó que recién proclamada la República se fundara la Asociación
de Obreros y Obreras del Hogar, asociación sindical integrada dentro de la Unión
General de Trabajadores, y se creó con el objeto de luchar por la mejora
laboral de la profesión y hacerlo desde un punto de vista de la izquierda.
Frente al sindicato del servicio Doméstico creado por Organizaciones Católicas,
las líderes de este Sindicato -hoy prácticamente olvidadas- son Claudina y Luz
García e Isabel O. De Palencia, luchadoras durante el periodo de la República
por una jornada laboral de 8 horas. Junto con este sindicato de Servicio Doméstico,
la Asociación Laboral Unión de Modistas, el Sindicato de la Aguja, fundado por
una mujer que hoy todavía vive, Petra Cuevas... Todas estas Asociaciones de
izquierdas de costureras, planchadoras, sombrereras, etc., demandarían
continuamente la desaparición de trabajo domiciliario y reivindican la creación
de talleres y salarios más altos para esta labor. Mientras en Barcelona se
pagaba por una docena de puños o camisas 30 pesetas, en Madrid se estaba
pagando por realizar 12 pijamas 10 pesetas. Tuvo que ser el Ministerio de
Trabajo en 1932, es decir, Francisco Largo Caballero, quien dictara un mínimo
de horarios y precios de la labor realizada en talleres.
Desde el Mundo Obrero o voz del recién nacido y creciente Partido Comunista de
España, se abogó por la eliminación de la modalidad de trabajo domiciliario
de costureras y modistas, publicando en él diversos artículos de Claudina García.
Los distintos gremios
Lamentablemente, el triunfo de la CEDA interrumpió todos los intentos de
favorecer al obrero. La llegada del Frente Popular en febrero de 1936 abrió la
vía de nuevo para esas reivindicaciones laborales, pero de todos es conocido el
golpe de Estado del General Franco en julio de ese mismo año contra la Segunda
República debidamente constituida.
Uno de los gremios más luchadores fue el de las lavanderas, el de las
planchadoras, tabaqueras y cerilleras, reivindicando no sólo mejores salarios,
sino la seguridad en su puesto de trabajo. La incipiente industria de fabricación
de jabones, chocolates, empaquetados, etc., posibilitó el acceso de estas
mujeres a las fábricas, pero siendo su trabajo remunerado con el cincuenta por
ciento menos al de los hombres.
No podemos olvidar el gremio de empleadas de comercio, telefonistas y
oficinistas. Recordemos la primera huelga de empleadas de telefonistas en Julio
de 1931, citamos por ejemplo a mujeres como María Biedma o Lucía Sánchez
Saornil, la huelga no logró los objetivos por las divisiones entre las
distintas organizaciones obreras y no sería hasta la llegada del Frente Popular
cuando las telefonistas alcanzarían mejores condiciones de vida,.En ese mismo
sentido hay que recordar la lucha y reivindicación de Libertad García,
reivindicación por los trabajos de Hostelería, jornadas laborales de 8 horas y
descanso dominical. Junto con ellas el gremio de dependientas de Comercio logran
en el periodo de la República las vacaciones pagadas.
Probablemente cuando hablamos de la mujer en la República son estas las más
trabajadoras, las más olvidadas. No hay duda de que la participación de la
mujer en el mundo de la educación y la cultura era minoritaria, apenas un diez
por ciento de los estudiantes eran mujeres en la Universidad. El Partido
Comunista creó talleres y grupos de trabajo que ayudaban no sólo a alfabetizar
a la mujer y culturizarla, sino a enseñarla oficios que la hiciera
independiente.
Pese al machismo imperante en aquel momento, permiten la integración de la
mujer en la política y en las juventudes del Partido fusionadas más tarde con
lo que se conoce como Juventudes Socialistas Unificadas; participan adolescentes
como las que fueron fusiladas el 5 de Agosto de 1939, y que se conocen como las
13 Rosas.
Derechos conquistados
La República le dio a la mujer el derecho al voto, el derecho a la igualdad con
el hombre, le abrió el camino a la Educación y al Trabajo. Las líderes de la
época Margarita Nelken, Clara Campoamor... son la cabeza visible de tantas y
tantas mujeres que desde su hogar, y su puesto de trabajo reivindican la
igualdad, no sólo legal del hombre y la mujer, sino social, cultural y laboral.
Probablemente, desde el Partido Comunista de España y sus juventudes fue desde
donde más se favoreció esta idea; no olvidemos a Dolores Ibárruri. Pero detrás
de esas adolescentes, figuraban mujeres como Manolita del Arco, Juana Doña,
Nieves Torres, María Blázquez, J. Amalia Villa, tantas y tantas que pagaron
con su vida en la posguerra, su lucha y su militancia en la República. A ellas,
que eran el Universo femenino de la Segunda República, va dedicado este pequeño
homenaje, de recuperación de la memoria y de reconocimiento, a quienes con su
ejemplo de lucha y dignidad en momentos históricos nos dejaron ese caudal de
generosidad que nosotros en el siglo XXI debemos de seguir sin olvidarlas.