Estudios Republicanos: Contribución a la filosofía política y jurídica
por Lorenzo Peña
Este libro estudia con detalle la
Constitución progresista de 1931, mostrando sus grandes
aportaciones: amplio reconocimiento y respeto de los derechos
humanos; emancipación de la mujer en todas las esferas de la
vida; tendencia a la socialización de la propiedad privada y
subordinación de toda la riqueza del país al interés de la
nación, posibilitándose la reforma agraria; derechos laborales y
de bienestar social; sistema parlamentario racionalizado.
Investiga cómo la II República fue destruida
por un alzamiento militar teleguiado desde Roma por su exiliada
majestad, Alfonso XIII, poniendo de relieve que la conspiración
del general Mola para acabar con la República obedecía, desde
antes de ponerse en marcha, a un propósito de los círculos
oligárquicos de restaurar el trono de la Casa de Borbón. A ese
fin se produjo el ascenso de Franco a la jefatura de la
sublevación, con la ayuda del rey de Italia y del Imperio Alemán
y la complicidad de Inglaterra, los EE.UU y Francia. |
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La
destrucción de la República lleva a plantear el problema de cuándo dejó
de tener vigencia la Constitución de 1931, siendo la respuesta que en
realidad no hubo momento alguno en que la perdiera del todo, lo cual
arroja una sombra de ilegitimidad sobre la constitución actual. El libro
hurga, a este respecto, en los entresijos de la Transición (1975-79)
desde el ángulo jurídico, mostrando cómo se realizó queriendo mantener
en todo momento una continuidad jurídica con el régimen totalitario del
que salía, pagando el precio de una radical ilegitimidad del resultado
así alcanzado.
El libro
compara la Constitución republicana de 1931 con la actual Constitución
monárquica de 1978, especialmente en lo tocante a las funciones de la
jefatura del Estado. Muestra que es equivocada la creencia de que en la
constitución hoy vigente la Corona carece de poderes políticos,
demostrando que la Constitución de 1978 confiere al Rey un amplísimo
conjunto de prerrogativas en el ejercicio de su potestad arbitral y
moderadora: poder de influir en el contenido de los altos nombramientos
(un poder efectivamente ejercido en varias ocasiones, como ha
trascendido a la opinión pública); mando de las fuerzas armadas —que si,
en tiempos de bonanza, es de rutina o simbólico, puede traducirse,
cuando se tercie, en un efectivo poder de decisión castrense—;
posibilidades de bloqueo de decretos y hasta, llegado el caso, incluso
de leyes (puesto que ninguna ley puede entrar en vigor sin ser
promulgada y sancionada por la Corona, la cual podría, en situaciones de
grave crisis, oponer así su veto a modificaciones legislativas que
fueran perjudiciales para la oligarquía); poder de orientación de la
política exterior, mediante actuaciones y omisiones (como de hecho ha
sucedido en momentos clave de la marcha política de los últimos tres
decenios, siendo el último incidente conocido el que marcó un
empeoramiento de relaciones con la República de Venezuela, precedido por
intervenciones a favor de la alianza atlántica).
El libro se
detiene en un análisis del aserto del art. 57.1 de la constitución de
1978 de que el monarca reinante es heredero legítimo de la dinastía
histórica. A la luz de un rápido recorrido por la historia de España
desde la baja Edad Media se discute, con todo detalle, el concepto de
legitimidad histórico-dinástica. La conclusión obvia es que no existe
tal legitimidad; por lo tanto, carece de fundamento el aserto del art.
57 de la actual constitución monárquica, la cual, al ampararse en esa
presunta legitimidad histórica, aspiraba a suplir su propia falta de
legitimación democrática —puesto que ese texto fue elaborado, en amañada
conchabanza, por un senado de quinto regio y un congreso de dudosa
representatividad, convocado bajo amenaza de cuartelazo y cuando muchas
organizaciones republicanas aún estaban ilegalizadas.
El capítulo
4 se dedica al tema de la memoria republicana como elemento de la
conciencia nacional. En él se estudia la significación del movimiento
para la recuperación de la memoria histórica, mostrándose que ha sido
una tragedia para la conciencia colectiva del pueblo español la amnesia
que han estado inculcando los poderes públicos y las fuerzas socialmente
influyentes a lo largo de varios lustros desde el pacto de la
Transición. Como colofón de esa recuperación del recuerdo colectivo se
propone una reparación que la oligarquía financiera y terrateniente
debería pagar al Estado español por el mal que le causó instigando a la
rebelión militar y auxiliándola; tal compensación tendría la forma de un
tributo sobreañadido que gravaría las grandísimas fortunas y los
latifundios más extensos y que serviría para mejorar la financiación de
algunos servicios públicos, dado que la red de servicios públicos de
nuestro país aún no se ha recuperado del todo de los destrozos causados
por el alzamiento de julio de 1936.
El capítulo
5 elabora una propuesta de nuevo modelo de democracia republicana: la
democracia justificativa, en la cual el poder del elector va asociado a
un deber de motivar y justificar su elección, a la vez que se toman
medidas para cercenar el acaparamiento de la vida política por los
partidos hegemónicos, imponiéndose reglas contra el oligopolio, como
podrían ser: un tamaño máximo de representación parlamentaria bajo la
obediencia de una misma formación; responsabilidad de los elegidos
mediante cláusulas de revocabilidad; listas abiertas; y voto ponderado
en circunscripción única.
El capítulo
6 propone un acercamiento republicano a los derechos positivos; en él se
defiende la importancia de la Cosa Pública, como instancia originaria,
cuya existencia no viene de un previo acuerdo de voluntades
individuales, cual pretenden los adeptos de la tesis del pacto social,
para quienes se parte de la soberanía de cada individuo que daría lugar
a un convenio en el que se salvaguardarían las libertades individuales
mas no tendrían por qué establecerse otros derechos, pudiendo así
desestimarse los derechos de bienestar. Por el contrario, según el
enfoque republicano propuesto en este libro, de lo que se parte es de
una comunidad política en la cual los esfuerzos para conseguir el
bienestar son siempre mancomunados, por lo cual tiene vigencia un
acuerdo implícito que prescribe a cada uno la obligación de contribuir
al bien común a la vez que le otorga un derecho a participar en ese
mismo bien común.
Los últimos
capítulos del libro diseñan la perspectiva de una República universal,
en la cual se lleve a cabo un reparto global de la riqueza, se
salvaguarde el derecho a la paz (tomándose medidas contra las guerras
punitivas, que la ONU en parte ha propiciado y que, en cualquier caso,
no ha sido capaz ni de evitar ni siquiera de condenar) y se salde la
deuda histórica del norte con el sur del planeta, llegándose así a una
justa participación de todos en el disfrute de la casa común, el globo
terráqueo.
El libro
tiene como su núcleo central el análisis de por qué es importante y
significativa la diferencia entre Monarquía y República. Contrariamente
a una opinión difundida, no es irrelevante la opción entre ambas formas
de gobierno, sino que, con datos en la mano, se prueba que la propensión
a una política conservadora o reaccionaria es muchísimo mayor con el
régimen monárquico que con el republicano: hay en el planeta 27 monarcas,
que son jefes de 42 Estados (porque la soberana inglesa reina en 16
países); aproximadamente uno de cada cinco Estados es una monarquía. Sin
embargo, un 42% de los países miembros de la OTAN son monarquías;
también un 43% del G-7; un alto porcentaje de los países que han
auxiliado la invasión y ocupación norteamericana en Irak; asimismo un
alto porcentaje de los paraísos fiscales. Evidentemente tales
correlaciones no son casuales.
El libro
explica por qué sucede así, estableciendo 12 criterios sobre la
dicotomía entre monarquía y república y demostrando que no es una
diferencia baladí.
Este libro
ofrece, pues, una defensa argumentada de la causa de la República en
España, y más concretamente de una República de Trabajadores inspirada
en la de 1931.
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Estudios
Republicanos: Contribución a la filosofía política y jurídica
por
Lorenzo Peña
México/Madrid: Plaza y Valdés Editores, 2009
ISBN:
978-84-96780-53-8