Peio H Riaño
Público
22 de Octubre de 2009
Los
historiadores Ángel Viñas y Fernando Hernández
Sánchez publican El desplome de la República, en el
que desmontan la vigente lectura franquista de la
contienda como una "cruzada anticomunista"
Hay hojarasca que ensucia el pasado. Los
barrenderos de la memoria son los
historiadores, que limpian y sacan brillo a
los acontecimientos que se interpretan una y
otra vez, a partir de capas de suciedad que
no respetan las formas originales de los
acontecimientos. El libro de los
historiadores Ángel Viñas y Fernando
Hernández Sánchez, El desplome de la
República (Crítica editorial), es un
estudio razonable y vehemente contra dos
amenazas de su profesión: la falta de verdad
y rigor en el estudio de las fuentes y la
manipulación de la lectura de los hechos por
los vencedores.
En
su despacho en el décimo piso de la Facultad
de Historia de la Universidad Complutense,
una caja de cerillas para todo el que la
mire, Ángel Viñas otea la ciudad y ataca la
ideología. Detrás de su pajarita multicolor
hay un investigador encendido contra el
historiador que no busca las fuentes
relevantes, y pone nombres: el académico
Fernando Suárez, el profesor Ricardo de la
Cierva y el popular Anthony Beevor, a quien
tritura por hacer una lectura, desde la
derecha anglosajona, de la Guerra Civil
española en su famoso libro. |
Un momento
del golpe de Estado del coronel Casado en
marzo de 1939, que marcó el final de la
Guerra Civil. - ALFONSO / ARCHIVO GENERAL DE
LA ADMINISTRACIÓN |
"Hay que
preguntar siempre al historiador por la relevancia
de las fuentes", cuenta Viñas desde su mesa. "Hemos
sido generosos, porque podríamos haber destrozado
página tras página los grandes libros de la historia
de la Guerra Civil, que están sesgados
ideológicamente". Por eso pide una nueva escritura
del final de la República, para mostrar a unos
militares y la extrema derecha de la época que
quisieron "arrumbar las reformas económicas,
sociales y culturales de la II República".
Y para
lograrlo hay que sacar el cepillo y arrimar la
hojarasca a un lado de la calle. Lo primero con lo
que acaban en este libro es con la idea de que el
Ejército rebelde se sublevó por una "cruzada
anticomunista". "Hay que quitar todo eso, pero no
por lo que digan los comunistas, sino porque lo
dicen los documentos de la época. Lo que nos han
contado durante la dictadura y la democracia es un
camelo, una construcción ideológica", vuelve a la
carga, mientras Fernando aguarda su turno para
añadir en cuanto puede que los historiadores se
encargan de machacar las construcciones ideológicas.
"La lucha por la historia es una lucha por la
verdad", dice Viñas.
Una joya en los archivos
Son
conscientes de que el libro picará a los
historiadores a los que acusan de no haber hecho los
deberes y visitar todos los archivos por los que
ellos han pasado, desde Moscú a Londres, para
terminar encontrando la pequeña joya en la que
fundamentan sus palabras: el informe secreto que el
PCE elevó a Stalin en el verano de 1939. Una especie
de auditoría en el que los informadores escribieron
"las cosas que sabían que los rusos no sabían, como
las relaciones de Negrín con las otras fuerzasdel
Frente Popular".
"La
lucha por la historia es una lucha por la
verdad", dice Viñas
Según
reconocen, "se trata de una pieza de evidencia
primaria hasta ahora, no utilizada en la literatura
española o extranjera" y libre de cualquier carga
política. Viñas se muestra tajante al apuntar que
estas 150 páginas con una cubierta en la que está
escrito a mano el título Materiales que han
servido para la confección de Guerra y Revolución,
son informes que "no son marxistas". "Es una
descripción de hechos, no son informes de la
Comintern, son muy descriptivos y de escaso
contenido teórico", cuenta para subrayar que lo
único que quieren son hechos, no interpretaciones.
"Es que el marxismo ahí no está" emocionado. "Podría
haberlos escrito un militar franquista".
En estos
informes que explican la situación del partido no
hay propaganda, y en ese caso reconocen que es un
texto "muy distinto" a los escritos comunistas de la
época que están acostumbrados a leer. En este
documento hallan el meollo del estudio y de sus
esfuerzos por alumbrar las relaciones entre Negrín,
los comunistas y el golpe del coronel Casado.
Negrín
no fue un juguete de los comunistas, todavía
tenía poder en 1939
Llega la
conclusión esencial. El PCE no manipulaba los
tiempos, sino que iba a remolque de Negrín, y eso
deshace dos ideas preconcebidas: que Negrín no es un
juguete de los comunistas y que tenía todavía poder
en 1939. "El que cortaba todavía el bacalao
eraNegrín", Viñas de nuevo.
De esta
manera se pone en evidencia la lectura de la
Historia de España que creó el franquismo a su
medida "y que sigue en vigor". "El franquismo no ha
desaparecido en cierta medida". "El franquismo
fundamentó su legitimidad en la victoria por las
armas. Nunca le fue suficiente. Tenía que demostrar
las características intrínsecas del enemigo
aplastado: la antiEspaña", escriben en las
conclusiones.
Mentiras en la escuela
El
desplome de la República se pregunta por la
manera en la que debe escribir la historia de la
Guerra Civil el historiador en el año 2009, cuando
se han abierto la mayoría de los archivos que hace
10 años permanecían bajo candado. Por eso, insiste
Viñas en aclarar que lo que hace el historiador es
sustituir el mito por el hecho y los datos, y lo
interpreta. "Hoy tenemos acceso a numerosas fuentes
que hasta ahora no se había tenido y hay que
explotarlas. Es así como caen muchos mitos de la
izquierda y la derecha. No nos hemos comido los
mitos de Azaña y Besteiro", y es cierto que les
responsabilizan de miles de muertes por su decisión
de abandonar.
"Lo
que nos han contado hasta ahora es un camelo"
Con todo,
se confirma que será un libro que picará y tendrá
repercusión. Principalmente porque, según los dos
autores, seguimos presos de la interpretación
franquista, que se filtra y que llega a la enseñanza
en el Bachillerato a través de los libros de texto
que hoy están en vigor y que enseñan a los chavales.
"Siguen reproduciendo que aquí hubo dos bandos, que
hubo el peligro de una revolución soviética",
anuncia FernandoHernández, profesor.
Considera
letal para la conciencia democrática que se mantenga
esta lectura en las escuelas. "Hay que recuperar de
una vez el nexo entre la II República y la
democracia", para recuperar el crédito de la
modernización económica, política y social de la
República. Y remata: "El franquismo no es la
consecuencia de la guerra, es el hito".
Contra los fantasmas franquistas
La manipulación
La principal conclusión de ‘El desplome de la
República’ (Crítica) acaba con la mayor
tergiversación franquista sobre el final de la
Guerra Civil española: no fue el Partido
Comunista de España quien empujaba o manipulaba
a Negrín, sino que era el PCE el que dependía
del presidente del Gobierno.
Casado, golpista
Casado manipuló las esperanzas e ilusiones de
los mandos del Ejército Popular. El golpe se
aprovechó de la tesis falsa de que la
resistencia hacía el caldo gordo a los
comunistas y a los intereses políticos. Como
“buen traidor”, “fueel auténtico muñidor del
golpe de fuerza que liquidó cualquier
posibilidad de
resistencia”.
Negrín, apoyado
El PCE, por su parte, ni preparaba un golpe ni
tenía necesidad alguna de hacerlo. Propugnaba la
resistencia, pero al final y en parte de su
cúpula, no de manera ciega y numantina. En los
dos primeros meses de 1939, los dirigentes
comunistas apoyaron las acciones de Negrín y del
Gobierno, del que el PCE formaba parte.
Negrín, en
solitario
Para Ángel Viñas y Fernando Hernández Sánchez
elpresidente Negrín es el único que se salva de
la catástrofe que fue el final de la Guerra
Civil española. Se salva, a pesar de sus dos
errores fundamentales y graves: su pésimo manejo
de la Flota y su estrategia de jugar en
solitario, sin desvelar sus cartas a nadie. “Su
comportamiento ha sido execrado desde los más
variados ángulos”, apuntan. “Fue lo más parecido
que España tuvo a un Charles de Gaulle, pero
perdió”.
Rendirse y no
morir
El Gobierno y su presidente hicieron piña en
torno a varios puntos fundamentales: la
necesidad imperiosa de que Azaña regresara a la
zona centro-sur y la conveniencia de mantener la
resistencia mientras se hacían gestiones para
evitar una rendición con persecuciones.
Golpe
innecesario
El golpe hubiera sido innecesario. Casi todos
los grandes actores implicados aspiraban a lo
mismo. Poner fin a una guerra sin perspectivas
de victoria pero evitando en lo posible las
represalias y, cuando se vio que ni siquiera
esto sería posible, se intentó garantizar la
evacuación.
El error de
Azaña
Dejó en la estacada a los republicanos de todo
cuño. Los autores del libro reconocen que la
otra figura trágica de esos meses de 1939 fue
Besteiro, quien cegado por falsas percepciones
hizo un análisis antinegrinista y anticomunista.
“Ninguno vivió lo suficiente para comprobar lo
que el destino depararía a los combatientes que
habían depositado en ellos su confianza”.
Bandeja de plata
El golpista Casado y sus compañeros de sedición
(socialistas, anarcosindicalistas, republicanos
burgueses) rindieron un magnífico servicio a
Franco, al proporcionarle la oportunidad de
capturar y proceder a la eliminación sistemática
de lo más granado que podría haber sido el
núcleo de una oposición exterior experimentada
política y militarmente.