La República en México: con plomo en
las alas (1939-1945)
Pedro Luis Angosto Vélez
Pedro Luis
Angosto Vélez es Doctor en Historia por la Universidad de
Alicante, responsable científico del Archivo Carlos
Esplá de la Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes y
periodista. Colaborador habitual del diario
Información de Alicante y de diversas revistas
especializadas de carácter nacional, ha publicado,
entre otros, los siguientes libros: Sueño y
pesadilla del republicanismo español, Carlos Esplá,
una biografía política (Biblioteca Nueva, 2001);
Unamuno, Blasco Ibáñez y Sánchez Guerra en París,
crónicas de París y otros escritos periodísticos
(Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 2002);
Una lealtad entre ruinas. Epistolario Azaña-Esplá,
1939-1940 (PUV, 2003); Alfonso XIII, un rey
contra el pueblo. Raíces de la guerra civil
(Renacimiento, 2005); José Alonso Mallol, el
hombre que pudo evitar la Guerra
Civil (Instituto de Cultura
Juan Gil-Albert, 2006), y Carles Esplá, un
periodista republicá.(PUV, 2007). En 2004
recibió el premio Manuel Azaña por su labor
investigadora. |
Ediciones Espuela de Plata
Pedidos:
Editorial
Renacimiento.
20 € |
La
guerra fría fue sólo un pretexto. Desde el primer momento en
que Gran Bretaña supo que en Alemania e Italia estaban
detrás del golpe de Estado de 1936, puso en marcha un
bloqueo sin precedentes contra un régimen constitucional
europeo mediante la política de No-Intervención. En plena
guerra mantuvo relaciones oficiosas con Franco y realizó
numerosas transacciones comerciales con los sublevados, al
igual que Estados Unidos. Durante la contienda mundial,
Franco envió cuarenta mil soldados a combatir contra uno los
países aliados, vendió Wolframio –imprescindible para
fabricar armamento de calidad-, alimentos quitados a los
españoles y todo tipo de mercaderías a Alemania, permitió
que los alemanes tomasen Canarias como centro principal de
abastecimiento logístico para sus submarinos y, sobre todo,
sometió al pueblo español a la mayor represión de su
historia. Cuando acabó la guerra en Europa, sólo México y
una docena de países europeos y americanos, tomaron en serio
la necesidad de restaurar la democracia en España. Desde el
primer momento fue algo que no interesó lo más mínimo a
Churchill, empeñado en tener en España a un gobierno pelele,
temeroso del exterior y obediente. El punto inflexión
definitivo, el nuevo pacto de No-Intervención, promovido
esta vez por Gran Bretaña y Estados Unidos, fue la conocida
como Nota Tripartita de marzo de 1946: Con ese texto las
grandes democracias condenaban a España a la tiranía y al
ostracismo sin fecha de caducidad.
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Nota del
Autor
Estimados amigos, soy Pedro L.
Angosto, Doctor en Historia. Llevo casi veinte años
trabajando contra el olvido. Hace quince días que ha salido
mi último libro: "La República en México, con plomo en las
alas". No hay manera de que ninguno de los grandes medios
nos ayude a difundir nuestro trabajo republicano y
antifranquista, es por eso que os escribo para tratar de
recabar vuestro apoyo para que este libro, en el que no
tengo intereses económicos, sólo históricos, se difunda lo
más posible. Si no somos capaces de construir canales para
que se difunda la historia que nos fue robada, seguiremos
teniendo un un pueblo con los ojos vendados.
Me he permitido añadir esta pequeña reflexión:
"La República en México, con plomo en las alas:
Las grandes democracias contra la libertad de España".
Ante todo pedir disculpas por utilizar este espacio para
difundir mi último libro, un libro que habla sobre la verdad
de la República española, de su derrota y de las causas de
la misma, un libro que, probablemente, después de una
extensa obra, no tendrá acogida alguna en los medios de
comunicación convencionales.
De un tiempo a esta parte, los grandes medios de
comunicación padecen una crisis que puede tener
consecuencias muy serias para su supervivencia. Puede que no
se hayan adaptado a los tiempos, puede que la revolución
tecnológica les haya pillado mirando hacia otro lado, puede
que no hayan tenido la suficiente agilidad e imaginación
para fidelizar nuevos colaboradores y lectores. Empeñados en
nadar contra la corriente, los medios convencionales parecen
haber caído en la unanimidad y todos buscan a ese lector de
eso que llaman centro-derecha, algui en hetéreo, difuso,
espectral, inexistente, confiando que de ese modo volverán a
tener los ingresos por ventas y publicidad que otrora
tuvieron. Nada más lejos de la realidad, los diarios de la
derecha, que son casi todos, siguen en sus posiciones, los
que parecían un poco más progresistas van hacia ellas,
compiten por un mercado en declive que dentro de unos años
no existirá por ley natural. Su
único camino era abrirse a la sociedad, a firmas nuevas, al
coraje, a la verdad y la ética periodística, pero en su
codicia, están cayendo, uno tras otro, en el error de
prescindir de sus mantenedores, que no son otros que los
lectores. Allá ellos, aunque siguen siendo los principales
formadores de opinión por la fortaleza de sus instrumentos,
su tiempo se acaba, el reloj de arena está boca abajo y los
fragmentos microscópicos de sílice caen cada vez a mayor
velocidad. Han encasillado la cultura, convirtiendo sus
páginas en un coto cerrado para sus clientes; han cercenado
la información, manipulándola según conveniencia; han hecho
de la mentira un axioma en su afán por formar una ciudadanía
monocorde carente de pensamiento crítico. Pues bien, sólo
les digo una cosa, van a fracasar, el lector sin pensamiento
crítico no es lector, pronto deja un hábito que no es el
suyo y regalar cacerolas o planchas no es la función de un
diario. Si
ya sé, un diario es una empresa y se debe a sus
accionistas, pero cuando la diferencia de opinión es tan
pequeña, por esa misma regla de tres podríamos llegar a la
fusión de todos los grandes medios en uno sólo que podría
imponer sus tarifas de publicidad y su opinión a todo el
mundo, así los accionistas estarían más contentos y el
pensamiento único que pretenden quedaría más cimentado
todavía de lo que ahora está. Fracasarán, todavía están a
tiempo de rectificar, pero no lo harán, creen tener la
saltén por el mango con las nuevas directivas legales que
harán peligrosa la navegación internáutica. No tienen nada
que hacer, es imposible detener lo que la ciudadanía ya
considera un derecho inalienable, informarse libremente,
expresarse libremente.
Hace unos días apareció mi último libro: "La República en
México, con plomo en las alas. Las grandes democracias
contra la libertad de España". Estoy seguro de que no es un
libro tan bueno como La Catedral del Mar o Un Mundo sin fin,
que no llega a los talones a esos paradigmas de la Historia
actual que son Pío Moa, Zavala, Marco o César Vidal. Llegar
a su altura es algo que sólo está permitido a mentes
privilegiadas, a almas puras y buenas en estado de gracia, a
historiadores capaces de abstraerse, subir al limbo y desde
allí observar las grandezas con las que el franquismo
obsequió a España y a los ciudadanos que la habitaban y
habitan. No uno, no es un historiador objetivo,
sencillamente porque la objetividad no está al alcance de
los seres humanos, porque va contras su esencia subjetiva,
porque es algo a lo que sólo los dioses pueden acceder.
Perdonen pues que me dedique a escribir Historia con tan
poco bagaje, con tan pocas
credenciales, tan subjetivamente. Es el sino de los débiles
de espíritu, de los que por esa debilidad se tornan
inconformistas, rebeldes, críticos y tocapelotas,
insistiendo una y otra vez, como Sísifo con su piedra,
montaña arriba, montaña abajo, eternamente, en la
recuperación de nuestra memoria perdida, de nuestro pasado
escondido, robado, escamoteado y destrozado.
"La República en México, con plomo en las alas", es un libro
con pocas pretensiones: No las puede tener quien no goza del
favor de los dioses ni nunca tuvo simpatías por los
poderosos de la tierra. Mucho se ha hablado, y con razón, de
la imprescindible ayuda de Hitler y Mussolini a los
fascistas españoles para conseguir el final de la guerra. En
este libro se habla poco de ello, otros lo han hecho mejor;
se insiste, en la otra cara de la moneda, en la traición de
las grandes democracias medrosas a la II República española,
en su enorme crueldad para con la democracia española de
principios de los treinta del pasado siglo. Se insiste en
ello, porque estamos convencidos de que esa traición fue tan
necesaria para la victoria del fascimo español como la ayuda
de Hiter y Mussolini. Es más, sostenemos la tesis de que si
las grandes democracias, que entonces coqueteaban con el
enemigo de todos, hubiesen apoyado al Gobierno
constitucional
republicano, es posible que Europa no hubiese sufrido
después la tremenda sangría de la II Guerra mundial, ni los
españoles la tiranía más feroz y prolongada de las acaecidas
en Europa Occidental durante todo el siglo XX.
Por otra parte, como no, el libro es también un homenaje al
México de Lázaro Cárdenas, un Presidente egregio que se
identificaba con los ideales reformistas republicanos
españoles, que supo rodearse de un extraordinario equipo de
diplomáticos y que hizo mucho más de lo que las
circunstancias y sus posibilidades aconsejaban por defender
la causa de la República española y la causa del Derecho
Internacional.
El libro, les ruego me disculpen de nuevo, estará en breve
en las librerías, pero también se puede pedir directamente a
Editorial Renacimiento:
http://www.editorialrenacimiento.com/
editorial@editorialrenacimiento.com
Los seudohistoriadores revisionistas que vuelven los
calcetines del revés sin que nunca hayan estado del derecho,
que juegan con nuestra memoria histórica, con la memoria de
los primeros hombres que tuvieron el valor de enfrentarse al
nazi-fascismo en Europa, cuentan con un amplio apoyo
mediático que hace que sus libros ocupen los anaqueles de
las librerías en cualquier época del año. A los demás, por
norma general, sólo nos queda el apoyo de quienes piensan y
sueñan con que algún día quienes dieron todo por la libertad
ocupen el lugar meritorio que merecen, y quienes la
combatieron descansen eternamente en el más ardiente de los
infiernos. Sólo con su ayuda, será posible.
Pedro L. Angosto.
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