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El hijo bastardo de Dios

Ana Isabel Espinosa

Blog de Ana Isabel 22 de Enero de 2009

Eluana no puede morir en paz, porque los fascistas del mundo usan del poder del dinero para negarles subvenciones, con las que no podrían continuar trabajando, a las clínicas que cumplan la sentencia judicial del Tribunal Supremo que ganó el padre de la chica para que su hija no continuara con esa vida de indignidad, que no debería sufrir nadie al que amaramos profundamente.


Parece que la muerte digna no es portada mas que de segunda fila entre noticias de cómo una stripper, visitó la carcel de Picassent y se armó la del belén, pues debe ser una llaga profunda en la conciencia de muchos cómo una mujer que se gana la vida bailando y enseñando su cuerpo pudo ser invitada en un recinto que basa su vida en separar los desechos de la sociedad hasta que son reasignados oportunamente, no teniendo desperdicio las conclusiones de las funcionarias al ver el espectáculo-de índole erótico, naturalmente-rodeadas de reclusos que estaban allí justamente por delitos relativos al abuso sexual.


Puedo entender perfectamente todas las presiones del gobierno de Berlusconi para que el caso de Eluana, ya triunfante en los tribunales, no llegue nunca a vencer en la calle, en la que cuenta con apoyos de mucha ciudadanía, puedo entenderlo porque seguí en primera fila el caso de Ramón Sampedro, en su lucha desesperada por recobrar una vida y una libertad, que cualquiera de nosotros tenemos por asentarnos sobre dos piernas, de decidir cuándo podemos y queremos morir.


No son iguales los casos de Eluana y Ramón, mas que en lo básico, que se desea morir o que se desea no continuar mas con una agonía que ya no es vida, sino presagio de muerte horrenda, lenta e inexorable, pegada a la piel como mortaja.


Lo cierto es que poco podremos avanzar si no deseamos lo mismo para los demás que para nosotros mismos y si no nos limpiamos la boca y sobre todo la mente de necedades para combatir la hipocresía, la envidia y el odio hacia los que no nos son afines.


Es bastante confuso que cuando un autobús va pregonado el mensaje del hombre, los que lo critican no se preocupen por elevar su mensaje mas allá de sus propias narices, fijándose en los múltiples casos de profesores de religión expulsados de su trabajo por tener un matrimonio nefasto y no querer seguir con él, por casarse con el hombre que se ama, aunque sea divorciado o por faltar a misa y tomar copas con los amigos y sí en dar caña en medios y prensa, negando la existencia de los hijos bastardos de dios que ellos mismos han creado, negándole al hombre la santidad de dios y enfrentándolo con su propia existencia, de vivir en la tierra, con sus pies, sus manos y sus pensamientos, con plena libertad para decidir y hacer aquello que le venga en gana y pagar sus muy variadas consecuencias.


No son los ateos diferentes, ni extraterrestres exportados de un satélite espacial, no fueron educados, en su mayoría, fuera de las ubres prominentes de la religión, solo que se les agrió la leche al descubrir que el mundo no se gobierna por dios con justicia, ni equidad ,que sus representantes no son santos en la tierra, sino simples mortales y que la pobreza, la injusticia, la muerte, el odio y la indiferencia no se combaten mas que con solidaridad, ayuda , implicarse y soñar ...en que mañana construyamos un mundo en que poder vivir sin que nadie sea excluido ,ni estigmatizado, ni separado, por lo que siente o piensa, un mundo en el que una stripper pueda desnudarse en cualquier parte, porque lo que importe sea su interior, donde no exista ni siquiera el concepto de cárcel, ni su estela infinita de reinserción social, porque no haya nadie a quien reinsertar, donde vivir sea petición forzosa, elección razonada y querida y los impedimentos para terminar con ella solo sean de índole afectivo o personal.

 

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