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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

Verdades, Racionales e Inventadas

Emilio del Barco

UCR 2 de Octubre de 2009

 

          La verdad no suele ser  única. No porque cambie en sí, sino porque es múltiple y polifacética. Siempre tiene diversos componentes. Nunca presenta el mismo aspecto, mirada desde un ángulo, o el contrario. Ella no cambia, sólo su aspecto. Influyen  el punto de observación y el observador. Con lo que siempre parece distinta. Es tan amplia, que puede dar respuesta a todo, o a nada. Depende de lo que se busque en ella. No siempre conduce antes a la verdad el pensamiento racional. La fantasía de los grandes comunicadores, prescinde de la supuesta verdad física y, por tanto, de sus posibles errores. O de los errores de método que hayan podido estar implícitos en su aproximación. Si, quienes predican la verdad única, la que ellos representan, logran meterte en su burbuja inexistente, estás atrapado. No razonarás, nunca más. Basan la autenticidad de sus afirmaciones en la antigüedad  de sus creencias. Cuando, demostradamente, los mayores errores son las más antiguos. Sencillamente porque, una vez que se propagaba un error, los oyentes, mayoritariamente,  carecían de métodos  y conocimientos para poder sostener lo contrario. Para conseguirlo, se destruyeron, concienzudamente, los escritos legados por los científicos de la antigüedad. Las bibliotecas de Atenas, Babilonia y Alejandría, desaparecieron, casualmente, durante las invasiones de las hordas cristianas. Sus caudillos sabían lo que hacían. La pasión por destruir el saber, nunca es inocente. Toda la Edad Media fue una inmensa hoguera, en la que trataron de quemar los conocimientos acumulados en Roma, Grecia, Persia, Egipto. Los nuevos imperios, cimentaron  su fuerza en la imposición de creencias y el cultivo de la ignorancia. Del sistema abierto de aprendizaje  público ateniense, se pasó al cultivo reducido y esotérico, de verdades aquilatadas,  intramuros de los aristocráticos monasterios. Donde la ciencia pasó al campo de lo prohibido y misterioso. Luego, los grandes comunicadores, apropiándose de verdades prefabricadas, valoraron las verdades mágicas por encima de la verdad científica. Así, los conocimientos volvieron bajo tierra.  Mil años de oscuridad, casi apagaron, totalmente, la luz del saber  en Europa. Querer saber, fue el primer ‘pecado’, clasificado como tal, citado en los escritos bíblicos.  Considerado una exacerbación de la soberbia, bajo la presión de los poderes establecidos, casi acaban con la esencia del ‘homo sapiens’, hasta convertirlo en el hombre crédulo, que se siente obligado a seguir el camino que le indiquen. 

      Hay pasiones a las que nada sacia,  especialmente, la avaricia y la soberbia. El soberbio y el avaro no tienen límites. Siempre quieren más, más, más,..Más oro, más incienso, más mirra, más tierras donde mandar y más gente que obedezca sin preguntar.

      Si quienes son soberbios y avaros dicen, además, poder hablar en nombre de Dios, del Bien, del Ejército de Ángeles, que lucha contra las Fuerzas del Mal, no tardan en identificarse como portavoces de los Cielos: Fuente de donde mana , según claman, la verdad única, la por ellos anunciada. ¿Qué mayor fuente de soberbia puede haber que esa? Emilio del Barco.

 

 

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