.Carta
al director
España es un país aconfesional y multicultural, en
el que tienen cabida multitud de razas y religiones
(Judaísmo, Islamismo, Cristianismo, Hinduismo,
Budismo, etc.), cada una de ellas con sus ritos, sus
dioses y sus creencias. A su vez, dentro del
cristianismo encontramos entre otros: el
Catolicismo, el Protestantismo, la Iglesia Ortodoxa,
los Cristianos Coptos, la Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Últimos Días (Mormones), los
Testigos de Jehová, la Comunión Anglicana, etc.
También existimos los ateos y librepensadores. Los
católicos se sienten "atacados y privados de
libertad" porque quieren quitarles los crucifijos de
los colegios públicos. Dice Rouco Varela que la
democracia funciona "con la libertad y no con la
imposición". Y yo me pregunto ¿se han parado a
pensar los católicos cómo nos sentimos los ateos y
las personas que profesan otras religiones tras
siglos "imponiéndonos", entre otras cosas, sus
crucifijos?, ¿en este país sólo tienen libertad los
católicos? Eso se llama discriminación por razón de
religión y en el artículo 14 de la Constitución
Española dice que "Los españoles son iguales ante la
ley,…
". Dice Jesús Sanz Montes (arzobispo de Oviedo) que
se trata de urdir "una estrategia para desmontar la
historia de nuestro pueblo". Le recuerdo a este
señor, que a los que nacimos en la época de Franco
la historia nos la impusieron; no eras libre para
elegir si querías ser católico, ateo o pertenecer a
otra religión; sólo podías elegir entre ser
católico, ir a la cárcel o terminar asesinado en una
cuneta.
Se dice, que el Rey es el "representante de todos los
españoles" (menos mal que soy republicana aparte de
atea y librepensadora), porque tiene que ser
bastante frustrante y ofensivo para los españoles
monárquicos y no católicos, ver al Rey de España,
año tras año, dando el discurso navideño y
felicitando a todos los españoles delante del
símbolo navideño más representativo de los
católicos: el Portal de Belén.
Hablan de "tradición" (para muchos de nosotros
impuesta, al igual que la historia) como si fuera
algo obligatorio de acatar e imposible de romper;
¡pues no señores!, las tradiciones pueden
desaparecer, e incluso muchas deberían hacerlo (como
tirar una cabra desde un campanario, el martirio que
se inflige a los toros y por supuesto que
desaparezcan los crucifijos, y todo lo que
representan las religiones, de los lugares
públicos). La religión debe quedarse en el ámbito
privado de cada uno. Separemos de una vez el Estado
de la religión. Rompamos la "tradición" que se nos
impuso en la dictadura y que todavía conservamos
después de 34 años de la muerte de Franco. Eso
representaría la igualdad, la libertad y el respeto
para todos los españoles.