Por un Estado laico y
democrático
Miguel
Hernández Alepuz
El País 3 de Octubre de 2009
Las farmacias no son una tienda más, sino una concesión
administrativa. Sin embargo, algunas objetarán por razones
religiosas a dispensar la píldora postcoital y no les pasará
nada. En un hospital público de la Comunidad Valenciana hay
un fisioterapeuta que no atiende a las mujeres; la razón es
que es musulmán y su religión se lo prohíbe, y ahí sigue.
Médicos aprueban su oposición y luego se niegan a realizar
abortos en la pública Ya estoy harto. Las creencias
religiosas siempre merecen un trato especial, un cuidado
exquisito, suelen ser la única excepción tolerada a la ley.
Los ateos tenemos una moral superior a los creyentes
precisamente porque no alardeamos de ella (dime de qué
presumes...), porque no hay una verdad revelada, porque la
Verdad no cabe en un libro, porque aspiramos a la libertad
de conciencia y de expresión y no tratamos de convencer a
nadie. El Estado o es laico o no es democrático.