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No consiento que se hable mal de Franco en mi

 presencia. Juan  Carlos «El Rey»   


 

Poder Máximo

Emilio del Barco

UCR 26 de Mayo de 2009

 

La mente de sus fieles, es la primera, y más valiosa,  posesión de los poderosos  guías de conciencias. Deben saber inspirar confianza en su  pretendida bondad desinteresada,  para que todo el poder les sea transferido con desprendimiento. A fin de que el poder decisorio les sea dado sin esfuerzo, han de simular despreciarlo.  Para, así, apoderarse  fácilmente de su voluntad. Quienes representan a las creencias, son los dueños del poder. Porque, la infiltración de sus propias directrices, los convierte en dueños de las mentes infiltradas.

Tanto los que confían en Dios, como los que hablan en su nombre, pretenden ser los únicos dignos de su favor.  De lo que  tratan, básicamente, las religiones, es de poder. A través de la obediencia ciega, mediante la fijación de reglas inquebrantables, adquieren el poder. Poder sobre la Humanidad. Son sistemas de poder absoluto.  Dominio por el terror. El fiel no tiene alternativa. Los regidores de las creencias, pretenden  tener poderes, con los que dominan lo oculto,  lo desconocido, lo inmaterial. Asentando su poder, muy real, sobre lo conocido, lo material.

La realidad es que son organizaciones montadas, sistemáticamente, para ejercer el poder total.  A través del estudio de la mente humana. Con razones interesadas, se han opuesto, durante siglos, a la existencia de estudios psiquiátricos. Argumentando que el estudio del ‘alma’ correspondía,  exclusivamente, al mundo de lo religioso. Sólo que los estudios sobre la la mente humana no fueron usados para liberar las mentes de temores y complejos de culpabilidad, sino para crearlos, añadiendo sentimientos de culpa. En vez de curar mentes enfermas, crean adictos a  la sumisión, totalmente entregados. Hablando de espíritus y lo inaprensible, la realidad cotidiana es que, en el gobierno de lo material, nada se mueve sin instrucciones. Y éstas provienen, masivamente, de centros de poder religiosos.  Para que se respete el poder de su riqueza innegable, han de simular despreciarla. Pero, el dominio de lo material, solidifica el imperio sobre las mentes. El fin es el poder. Absoluto, siempre que sea posible.  No hablamos de los fieles, sino de quienes dominan sus voluntades. El poderoso, ante todo, es fiel a sí mismo.

Los titulares de las creencias  son los dueños del poder. Porque, la infiltración de creencias, los convierte en dueños de las mentes infiltradas. Cuando alguien abre su mente a las creencias, prescindiendo de toda lógica, puede creer cualquier cosa.

La magia es la forma más primitiva de la religión, su madre, su base. Las creencias atávicas no son más que ramas del mismo tronco, que perviven en lo primitivo. El pensamiento sin evolucionar, procedente de las raíces humanas, antes de llegar a la edad de la razón.  En el mundo de la fantasía, donde se mueven magias, creencias, afectos y religiones, la verdad se crea de la nada: divagaciones, cavilaciones, intuiciones, inspiraciones, revelaciones. Recovecos del pensamiento humano. A partir de ahí, la lógica se transforma en algo maleable.

La religión puede ser un calmante del dolor de la Humanidad. Un freno a las pasiones de los más,  o amplificador de  las ansias de poder de algunos, que la utilizan en su provecho.  Probablemente, de ellos no será el reino de los cielos.

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Emilio del Barco. 26/05/09. delbarco23@hotmail.com mailto:emiliodelbarco@hotmail.es

 

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