Poder Máximo
Emilio del Barco
UCR
26 de Mayo de 2009
La mente de sus fieles, es la primera, y
más valiosa, posesión de los poderosos guías de conciencias. Deben
saber inspirar confianza en su pretendida bondad desinteresada, para
que todo el poder les sea transferido con desprendimiento. A fin de que
el poder decisorio les sea dado sin esfuerzo, han de simular
despreciarlo. Para, así, apoderarse fácilmente de su voluntad. Quienes
representan a las creencias, son los dueños del poder. Porque, la
infiltración de sus propias directrices, los convierte en dueños de las
mentes infiltradas.
Tanto los que confían en Dios, como los
que hablan en su nombre, pretenden ser los únicos dignos de su favor.
De lo que tratan, básicamente, las religiones, es de poder. A través
de la obediencia ciega, mediante la fijación de reglas inquebrantables,
adquieren el poder. Poder sobre la Humanidad. Son sistemas de poder
absoluto. Dominio por el terror. El fiel no tiene alternativa. Los
regidores de las creencias, pretenden tener poderes, con los que
dominan lo oculto, lo desconocido, lo inmaterial. Asentando su poder,
muy real, sobre lo conocido, lo material.
La realidad es que son organizaciones
montadas, sistemáticamente, para ejercer el poder total. A través del
estudio de la mente humana. Con razones interesadas, se han opuesto,
durante siglos, a la existencia de estudios psiquiátricos. Argumentando
que el estudio del ‘alma’ correspondía, exclusivamente, al mundo de lo
religioso. Sólo que los estudios sobre la la mente humana no fueron
usados para liberar las mentes de temores y complejos de culpabilidad,
sino para crearlos, añadiendo sentimientos de culpa. En vez de curar
mentes enfermas, crean adictos a la sumisión, totalmente entregados.
Hablando de espíritus y lo inaprensible, la realidad cotidiana es que,
en el gobierno de lo material, nada se mueve sin instrucciones. Y éstas
provienen, masivamente, de centros de poder religiosos. Para que se
respete el poder de su riqueza innegable, han de simular despreciarla.
Pero, el dominio de lo material, solidifica el imperio sobre las mentes.
El fin es el poder. Absoluto, siempre que sea posible. No hablamos de
los fieles, sino de quienes dominan sus voluntades. El poderoso, ante
todo, es fiel a sí mismo.
Los titulares de las creencias son los
dueños del poder. Porque, la infiltración de creencias, los convierte en
dueños de las mentes infiltradas. Cuando alguien abre su mente a las
creencias, prescindiendo de toda lógica, puede creer cualquier cosa.
La magia es la forma más primitiva de la
religión, su madre, su base. Las creencias atávicas no son más que ramas
del mismo tronco, que perviven en lo primitivo. El pensamiento sin
evolucionar, procedente de las raíces humanas, antes de llegar a la edad
de la razón. En el mundo de la fantasía, donde se mueven magias,
creencias, afectos y religiones, la verdad se crea de la nada:
divagaciones, cavilaciones, intuiciones, inspiraciones, revelaciones.
Recovecos del pensamiento humano. A partir de ahí, la lógica se
transforma en algo maleable.
La religión puede
ser un calmante del dolor de la Humanidad. Un freno a las pasiones de
los más, o amplificador de las ansias de poder de algunos, que la
utilizan en su provecho. Probablemente, de ellos no será el reino de
los cielos.
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Emilio del Barco.
26/05/09.
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